Cuatro términos destacan: «caos», «escasez de alimentos» «dieta restringida» y «ocupación militar de las zonas rurales». El problema: esperan retrasos en las entregas y abastecimientos. El miedo principal es que la gente, al comprobar que los productos no llegan a las tiendas y que faltan medicinas en las farmacias, se entregue a una orgía de destrucción y asaltos a los comercios. La imagen que nos presentan es apocalíptica.
Evolución del número de kits de emergencia alimentaria para 3 días repartidos en Gran Bretaña por bancos de alimentos.
Voluntarios llegados espontáneamente de las comarcas vecinas achicando agua y barro tras las inundaciones de los Alcázares, Murcia.
Vista desde otras regiones de Europa, donde la situación social no es mejor pero la principal preocupación estatal ante los cada vez más frecuentes «desastres» es encuadrar y apropiarse de la solidaridad espontánea y masiva, resulta chocante esta obsesión apocalíptica y el recurso a la «ley marcial». Pero es que estamos tocando el nervio de los fantasmas de la clase dominante en el escenario del primer capitalismo triunfante. La burguesía británica ha pasado de creerse el motor del mundo a darse cuenta -demasiado tarde- de que los flujos comerciales del resto del mundo de los que depende para sobrevivir van a restringirse. Su mito fundacional es el de la circulación, la idea de que el flujo de intercambios de mercancías genera riqueza en el cuerpo social por su propio movimiento, al modo que la circulación de la sangre generaría vigor en el cuerpo individual. El Brexit, visto como una amputación, genera un miedo atávico e inmediato. No es una exageración, las viejas metáforas de la medicina barroca -a penas escondidas detrás del lenguaje de la economia clásica y neoclásica- se multiplican en la prensa anglosajona, difundiendo el miedo a que el cuerpo económico «se desangre» y haya que «cauterizar».
Jóvenes por el Clima en Gran Bretaña.
No es la única fantasía apocalíptica que recorre las calles británicas estos días. Las manifestaciones de los «Jóvenes por el clima» estaban llenas de referencias a una muerte inmediata del planeta que se oponía incluso al Brexit... del 29 de marzo. La pregunta obvia es si una clase que cada vez que enfrenta el futuro solo puede ver el fin del mundo, merece otro futuro distinto del fin de su mundo, éste sí, cuanto antes mejor.