¿Violencia de género o capitalismo asesino?
Hoy la prensa amanece con uno de los últimos recuentos siniestros de asesinatos de mujeres. En lo que va de año 44. El conteo en los medios y el relato una a una de las víctimas y los criminales que las mataron crea una tensión mediática constante. Sin embargo hay una política activa de ocultamiento de las cifras y casos de suicidios (entre 3000 y 4000 este mismo año) y de los accidentes de trabajo (366 hasta septiembre). ¿Qué tienen que ver? Asesinatos de mujeres y niños por sus parejas, suicidios y accidentes de trabajo son facetas de un mismo fenómeno: el capitalismo en descomposición es una trituradora de vidas.
Y entonces, ¿está mal denunciar, señalar y escandalizarse por esos 44 asesinatos? En absoluto. Pero no pueden entenderse sin las casi 5000 víctimas directas más de muertes violentas causadas directamente por un sistema cada día más criminal. El problema es que suicidios, accidentes laborales y enfermedades mentales incapacitantes se ocultan para poder limitar el daño del sistema a 44 víctimas y exculpar al sistema.
Esa es la función del feminismo para el sistema. Por eso ocupa las portadas de los medios todos los días. Al separar las víctimas de violencia de género del cuadro general, el machismo, conceptualizado ahora como un sistema paralelo al capitalismo -el «patriarcado»- en realidad una manifestación hedionda más de un sistema descompuesto, sirve para dejar de rositas a un capitalismo que al final tiene nombres y apellidos: el de la burguesía que lo gestiona.
El feminismo es, ante todo, la ideología que defiende que puede haber un capitalismo «igualitario», no discriminatorio con las mujeres. Lo cual es, obviamente, mentira, porque todo el sistema destila continuamente incentivos a excluir. Pero también es la ideología que defiende que existe un sujeto político «transversal» a las clases, es decir interclasista, que sufriría una opresión similar y que daría a las mujeres -da igual que sean banqueras como Botín y trabajadoras como tu- una agenda común, por encima e independiente de la lucha como trabajadoras. Y por ambas cosas es la vanguardia hoy, junto al nacionalismo, de la ofensiva ideológica de la burguesía.
Si los mismos medios que justifican matanzas del imperialismo y que invisibilizan cada día la matanza cotidiana estiman en tanto al feminismo y sus argumentos es porque el discurso feminista les sirve para invisibilizar el carácter destructivo e inhumano del capitalismo.