Un mundo cerrado sobre sí mismo
En las entregas anteriores hemos visto como el mundo burgués actual con su centralidad del estado nación y la riqueza en forma de mercancía -dicho de otro modo: la centralidad social de la mercancía y su mecanismo económico- se había convertido en una «segunda naturaleza», una realidad aparente de la que la izquierda y sus teóricos no ven la necesidad de salir ni encuentran capacidad para hacerlo.
Todas las formas de sociedad humana han sido el resultado de un desarrollo histórico y todas ellas se han considerado como naturales y definitivas en su tiempo, pequeños mundos cerrados sobre sí mismos. Un modo de producción es mucho más que una economía, es un modo de vida completo. Lo «económico» no es separable ni de lo «político», ni de lo «religioso» ni del «pensamiento» de cada época. Todo forma una totalidad social, por mucho que el propio pensamiento burgués se esfuerce en trocear en cachitos cada vez más pequeños su propio campo de visión.
El mundo burgués nace entre los siglos XVII-XVIII en el hundimiento final del antiguo régimen absolutista en Europa. Se trata al mismo tiempo de un mundo tocado por el legado clásico traído por el Renacimiento y de un mundo profundamente cristiano que expresa sus conflictos como guerra de religiones. El resultado es un intento de racionalización y renovación del mundo a gran escala inspirado por el legado clásico, sumado a una infusión de superstición cristiana dentro de ese mismo proceso de racionalización. No se empieza de cero, se intenta racionalizar lo que ya se «sabe» como absolutamente cierto de antemano. El mundo pasa pues, de ser estático a moverse en continuo ascenso hacia un lugar que todos han olvidado ya, la sociedad pasa a ser un conjunto automático de sujetos controlado por el alma de la nación, la salvación terrenal pasa por el trabajo... Interesante lista de ideas cristianas para un mundo supuestamente laico... ¿Cómo hemos llegado hasta aquí?
La religión cabeza abajo
Religión, religión... Pero ¿qué es la religión? Estamos ante otro de esos conceptos que todo el mundo cree comprender pero que es mucho más difícil de expresar de lo que parece. Esta indefinición responde a todo un desarrollo histórico único de ese mismo cristianismo del que sale el mundo burgués. La palabra latina «religio» de la que deriva «religión» sólo se parece a la original su pronunciación, en el mundo clásico la «religio» no era un grupo de creencias o doctrinas, sino un conjunto de rituales administrativos públicos. No había dogmas o textos sagrados como los tienen las religiones reveladas y la mayor parte de los «sacerdotes» eran cargos públicos electos. Tomar parte en los rituales era obligación pública, pero no había necesidad alguna de «creer» en los dioses. Uno podía ser incluso objeto de mofa por ello, el trabajo de varios círculos filosóficos era asegurarse de que la superstitio -la creencia irracional- no salia fuera de control, poniendo en cuestión las relaciones sociales y el estado, aun manteniendo formalmente la religio.
Cuando llega el cristianismo a Roma,es denunciado como ateísmo por las autoridades. La religio usa en sus representaciones los cultos y rituales ancestrales de grupos del imperio romano, sin embargo los cristianos son un grupo nuevo sin historia alguna que además se niega a seguir los ritos administrativos. Para los cristianos la creencia tenía prioridad sobre los ritos, exactamente al revés que para el resto del mundo. Para intentar escapar a la persecución romana, el cristianismo tendrá que inventarse un pasado. Como no hay pasado ritual antes del Cristo, todo deberá centrarse en la doctrina. Ello llevará a que los padres de la iglesia anuncien que en realidad todas las religiones siguen la misma doctrina original cristiana, pero corrupta. Con todo ello acababan de inventar la «historia universal» cristiana con un inicio común, la llegada de cristo para «resolver el asunto» y dar comienzo a una marcha histórica hacia la salvación. Cuando el cristianismo triunfe sobre Roma, el significado de «religión» ya habrá sido casi completamente invertido respecto al original. Y así durante más de mil años.
Al volver las guerras de religión a Europa en los siglos XVI-XVII, durante la gran crisis del mundo agrario, estas cuestiones se vuelven a reabrir. ¿No es la creencia más importante que la liturgia y el ritual? El protestantismo da lugar a grupos religiosos cada vez menos litúrgicos y con un dios cada vez más abstracto, volviendo a la preocupación por la «religión natural». En plena ola de racionalización del siglo XVIII se empieza a dar el cambiazo entre un dios abstracto y la razón universal:
Todos los hombres, en todas las épocas, deben haber poseído los medios suficientes para descubrir lo que dios designó que ellos debían saber y practicar[...] Él no les ha dado otro medio para esto más que el uso de la razón... No ha habido desde el principio más que una religión, a la cual todos los hombres sabían que era su deber obedecer... Por esta religión natural entiendo la creencia en la existencia de un dios, y el sentido y la práctica de esos deberes que resultan de el conocimiento que, nosotros, a través de nuestra razón. de él y sus perfecciones [...] así que la religión natural se encuentra en cada cosa que está fundada en la razón y la naturaleza de las cosas
Matthew Tindal, Christianity as Old as the Creation; or, The Gospel, a Republication of the Religion of Nature 1730
De aquí hay medio paso hasta echar a Cristo por la ventana quedándose con todos los presupuestos cristianos convertidos en «razón universal». La «religión» había sido redefinida varios siglos atrás como creencia, y por tanto irracional, así que los modernos pretenden no tener religión alguna. Cuando los misioneros y comerciantes europeos lleguen a gran escala a India y Asia esperarán encontrar algo parecido a lo que ellos llaman religión, pero los locales no entienden nada de nada. Los brahmanes no creen en los ritos que ellos mismos administran ni entienden por qué deberían creer en ellos, si los europeos buscan textos sagrados análogos al viejo testamento tampoco nadie parece entender de qué hablan... Los misioneros acaban entremezclando relatos locales con textos religiosos cristianos en un intento de convertir a los indios. Cuando Voltaire polemiza contra la iglesia católica lo hace mientras usa uno de estos textos falsos sin saberlo él mismo, el «Ezurvedam», como supuesto ejemplo de una religión autentica menos supersticiosa con la que atizarle a la iglesia. Para la Ilustración la religión es creencia supersticiosa, bastará con eliminar la creencia y cribar lo bueno de lo malo a través del filtro de la razón.
Hacia una historia «natural»
Para crear su nuevo mundo, la burguesia «limpiará» el conocimiento de la superstición y lo sobrenatural... Solo hay un pequeño problema: ¿cómo saber de antemano lo que es supersticioso y lo que no, basándose en el «sentido común»? ¿En qué se basa la supuesta razón universal? Veamos como se inicia el proceso de desarrollo de la historia natural en la Inglaterra de finales del siglo XVII con el discípulo de Isaac Newton: William Whiston. Inglaterra aun no se ha recuperado de su manía milenarista y Whiston se dedica a aplicar el método newtoniano a la historia de la Tierra. Es decir, busca justificaciones naturales para los sucesos descritos en el Antiguo Testamento. Veamos su metodología:
Postulata:
- El sentido obvio o literal de la Biblia es el verdadero o real, salvo que se pueda ofrecer una razón evidente en su contra. - Aquello que se pueda explicar naturalmente no debe ser interpretado de un modo milagroso.
William Whiston, A New Theory of the Earth 1696
El libro sera un gran éxito de la época, celebrado por el propio Newton y Locke. Sin embargo, apenas medio siglo más tarde el uso descarado de cometas y sucesos astronómicos como excusas baratas para justificar la historia bíblica ha hecho caer al propio Whiston en ridículo. Estamos en pleno siglo XVIII y el milenarismo abierto ha pasado de moda. No es que los científicos de la época hayan dejado su superstición cristiana ni mucho menos, es que han vuelto al gradualismo del ascenso hacia el cielo o el jardín del Edén original después de haber fallado todas las profecías sobre el fin del mundo de finales del XVII.
Esto permitirá a grandes figuras de la ciencia como Lyell adelantar teorías gradualistas sobre la historia de la Tierra que revolucionaran la ciencia... Pero con un coste, el gradualismo pasara a ser objeto de fe. Cien años mas tarde, cuando Darwin defienda su elegante teoría de la evolución, él mismo defenderá que una parte del cambio evolutivo no esta causado por la selección natural actuando hacia un objetivo. Sus epígonos ignorarán esto para presentar a la selección natural como el principal o incluso el único mecanismo de la evolución biológica, un «relojero ciego» -una metáfora que une un tanto forzadamente al demiurgo con un dios abstracto- que guía a los organismos hacia una adaptación perfecta al medio. Esto permite a una parte de los biólogos evolutivos afirmar historias «sensatas» pero sin prueba alguna, sobre cómo cualquier rasgo de un ser vivo ha sido el resultado de una adaptación al medio -la que le guste mas al autor. La superchería sera denunciada repetidamente por grandes científicos como Stephen Jay Gould, Lewontin o toda la escuela neutralista japonesa... Da igual, nadie tendrá seriamente en cuenta las hipótesis alternativas.
La tentación de usar este irracionalismo seleccionista para justificar la realidad social del mundo burgués es realmente muy grande, ahí es donde aprendemos que el comportamiento social de los hombres y mujeres modernos responde -¡obviamente!- a presiones selectivas naturales. Y existen animales cuyo comportamiento lo demuestra -y diez veces mas especies que se comportan al revés pero no son nunca mencionadas. En un ejercicio casi de autoparodia, en el siglo XVIII/XIX los humanos son ordenados de menos «evolucionados» a más según su angulo facial, con los germánicos en la cúspide del progreso hacia la divinidad, solo superados por los dioses del Olimpo con un angulo facial mas cerrado, y los africanos en el ultimo escalón... Preludio del paso del racismo religioso al racismo biológico mientras se preparan los primeros movimientos de las guerras coloniales. No es solo pura superstición de movimiento dirigido, causa también fantasías de un supuesto progreso automático entre capitalismo y socialismo como las que experimento la IIª Internacional y su revisionismo.
Un mundo a medida de la burguesía
Obviamente los cambios en la religión y el conocimiento no son ni mucho menos suficientes. Con la promesa de un cielo terrenal al que llegar, la burguesía racionaliza el territorio y la sociedad imponiendo sus nuevas relaciones sociales. Las productividades agrícolas y luego industriales incrementan continuamente, los pequeños mercados regionales y locales se unifican en un gran mercado nacional y los campesinos son expulsados del campo y acumulados en las ciudades.
Toda sociedad necesita un conjunto de rituales e instituciones para organizarse, pero ya no serán las del clero cristiano que esta siendo relegado a un segundo plano, al de lo privado. Era urgente inventar nuevas tradiciones para enterrar al mundo anterior y departamentos enteros de «Humanidades» se ocuparan de «reinterpretar», «revivir» o, literalmente, inventarse tradiciones antiguas o milenarias para justificar al nuevo estado nacional. Ya en el siglo XVIII la burguesia ha «redescubierto» que su mundo es el natural: los buenos salvajes se dedican a intercambiar cosas como buenos (pre)burgueses, el mercado automático que va a ocupar el centro de la vida social en la era capitalista se presenta modestamente como una respuesta racional a ese impulso «natural». Mientras la burguesía construye toda una religio administrativa sospechosamente parecida a la original romana, proyecta el significado de «religión» en todas las direcciones salvo la suya:
Una versión preveía que la cristiandad protestante racional trascendería sus orígenes históricos, sus propias limitaciones culturales y finitud; consecuentemente, la cristiandad moderna triunfante se convertiría en algo mas que «mera» religión. Una versión alternativa veía aparecer una nueva consciencia mundial objetiva y científica que vencería a la visiones mágicas, religiosas y metafísicas del mundo de las tradiciones obsoletas. [...]
El tema de la religión y las religiones empezó a aparecer de forma visible bajo estas circunstancias interesantes: cuando la religión empezó a ser identificada como tal [siglos XVIII a XIX] se reconocía como algo que, en la opinión de muchos europeos modernos, estaba en proceso de desaparación en casa, y si no desapareciendo totalmente, se estaba quedando circunscrita de un modo en el que era finalmente discernible como un fenómeno distinto y limitado. Mientras tanto, las dos nuevas ciencias que se ocupaban de los mundos no-europeos, la antropología y el orientalismo, promovían y defendían que esta cosa llamada «religión» aun existía y dominaba a todos aquellos que eran distintos: no-europeos y europeos premodernos.
Tomoko Masuzawa, The invention of world religion
La magia, el chamanismo, los ritos de sociedades organizadas, otras religiones proféticas… Todo queda entremezclado de cualquier manera en el concepto moderno de «religión», todo salvo los enormes rituales de la sociedad burguesa que pretenden no ser acto de fe ni creencia. Bueno, ya que el capitalismo es supuestamente solo una versión mas racionalizada del estado natural del «buen salvaje», por qué no le preguntamos a una población pre-capitalista africana como ve al mundo burgués?:
Se decia de los Bakweri de Camerún que eran apáticos, malgastaban la tierra y no tenían interés alguno en incrementar sus beneficios. Si acumulaban algunas propiedades, era solo para destruirlas en ceremonias de potlatch. Los pocos que se asociaron con las plantaciones coloniales y mejoraron de estatus económico tenían la reputación de pertenecer a una nueva asociación dedicada a la brujería. Supuestamente mataban a sus familiares e incluso a sus hijos convirtiéndolos en zombis para ponerlos a trabajar en una montaña lejana, conduciendo camiones, donde los brujos tenían supuestamente una ciudad moderna. La palabra «sombi» significa promesa/ empeño; se creía pues que bajo la nueva economía colonial de plantaciones los familiares se convertían en siervos para que unos pocos pudiesen ganar riquezas. [...] Los ancianos avisaron que no había que coger ninguna moneda o dinero del suelo porque estaba siendo esparcido para atraer a los hombres a la ribera, donde los «franceses» los usarían como zombis para construir el nuevo puerto
Michael Taussig, The devil and commodity fetishism in South America
Salvando las distancias obvias del pensamiento mágico de los Bakweri, no solo eran capaces de percibir el carácter de objeto de poder social, de fetiche, del dinero, sino que fueron capaces de ver el carácter explotador del trabajo asalariado... La multiplicación del dinero a costa del trabajo asalariado ajeno no parece muy natural a ojos de los «buenos salvajes». ¿Qué tipo de mundo demencial es este? Es un mundo donde los trabajadores debemos entregar todo nuestro tiempo vital para conseguir malvivir dentro un autómata social enorme y tan poco «natural» como deseable.
El mundo es muy grande y la burguesía muy pequeña. Gracias a su propia superstición gradualista desarrolló las fuerzas productivas hasta un grado insospechado, pero hace tiempo que escapan a su control. La burguesía no puede ver mas allá de su pequeño mundo mercantilizado y supuestamente eterno pero buena parte del mundo vive ya entre ruinas. Enfrentada a los limites de su propio mundo, la pequeña burguesía tiene tendencia a recaer en la superstición irracionalista más absurda, desde terapias mágicas hasta el «todo vale» posmoderno. Pero ni todo vale, ni los trabajadores podemos permitirnos una vuelta atrás hacia un mundo aun mas macabro e irracional... ¿No es hora de demolir la triste utopía burguesa?