
Una nueva generación llega al trabajo asalariado. Todos son precarios. Producto de la precarización y la proletarización, muchos llegan «de nuevas», sin memorias familiares y después de haber sufrido cuatro o cinco años de bombardeo ideológico. Quieren «hacer algo», «organizar a los compañeros»… y cómo no podía ser de otro modo, lo que aprendieron en las universidades del estado, no les sirve de nada.