
La cuestión de las lenguas de trabajo en una organización de la clase universal es una cuestión política de primer orden. Sin embargo, no se planteó como tal hasta la fundación de la IIIª Internacional.
La cuestión de las lenguas de trabajo en una organización de la clase universal es una cuestión política de primer orden. Sin embargo, no se planteó como tal hasta la fundación de la IIIª Internacional.
En ninguna región del mundo la situación de la mujer trabajadora se ha degradado tanto en la última década como en Asia Central. En esta primera entrega nos acercamos al punto de partida: el impacto de la Revolución rusa sobre la situación de las mujeres en lo que entonces eran repúblicas soviéticas de nuevo cuño creadas sobre una base fundamentalmente precapitalista.
Durante los dos últimos meses la represión del antimilitarismo en Rusia está siendo sistemática y contundente. En este ambiente plúmbeo prácticamente nada se cuela y se hace visible más allá de círculos muy estrechos. Y sin embargo, pequeñas cosas, algunas canciones por ejemplo, funcionan como guiños que muestran que bajo la calma aparente del control policial y la represión, hay más brasas de las que parece.
La entrada del capitalismo en su fase imperialista a finales del siglo XIX, con la intensificación de la rapiña colonial y la emergencia del militarismo como forma de vida del capital nacional, fue respondida por las expresiones políticas de los trabajadores con un vigoroso movimiento antimilitarista. A diferencia del pacifismo, este movimiento, con posiciones realmente internacionalistas, desarrolló la consciencia de clase de millones de trabajadores jóvenes preparando el terreno sobre el que las consignas del derrotismo revolucionario fructificarían durante la guerra mundial en una acción de masas capaz de poner fin a la guerra imperialista.
Recientemente encontramos en el Instituto de Historia Social de Amsterdam copias de los dos números del Boletín del GBLE. El Grupo (a partir del nº2, Sección) Bolchevique Leninista de España, luego sección española de la IVª Internacional, publicó estos boletines en 1937, en el momento crítico de la Revolución española. Pedimos a este gigantesco archivo copias escaneadas, y como la calidad no es muy buena, los estamos transcribiendo. Ya está disponible en nuestro archivo histórico digital la transcripción del primer número y pronto estará lista la transcripción de la segunda.
El tema del día en España es la aprobación ayer de la Reforma laboral en el Congreso gracias al error de un diputado del PP al que la Presidencia no dejó cambiar su voto telemático una vez emitido. El diputado insiste en que fue un «error informático» pero en el mismo día se había equivocado en al menos tres votaciones. Lo que a simple vista parece tan sólo una anécdota del formalismo parlamentario en realidad nos revela el momento histórico de la sociedad en que vivimos.
Publicamos en nuestra Escuela de Marxismo los textos del IIº Congreso de la IVª Internacional (1948), incluyendo, por primera vez íntegro, el informe elaborado por G. Munis para la sección española.
La Liga de los Comunistas y su Manifiesto de 1848 fueron un momento fundamental en el proceso de constitución de los trabajadores como clase. Sin embargo la Liga no fue, y difícilmente podía haber sido, la primera ni la más numerosa de las expresiones políticas del proletariado que se estaba formando. El «comunismo icariano», con todas sus debilidades políticas, fue en realidad el primer gran partido obrero y su experiencia -que va mucho más allá de la de las colonias en EEUU- todavía puede enseñarnos algunas cosas.
Hace unos días, en noviembre, se cumplió el 30º aniversario de la prohibición del PCUS… por sus propios dirigentes. Publicamos ahora una selección de cuatro textos publicados originalmente entre 1987 y 1991 en los boletines y revistas del FOR con análisis de la «Perestroika» gorbachoviana, del golpe de estado del 81 que precipitó la implosión de la URSS stalinista y del llamado «Nuevo Orden Mundial» que inmediatamente propusieron las potencias imperialistas que esperaban sacar su parte de los despojos.
El estado presume haber eliminado la Revolución del 36 de la «memoria histórica» tras la desaparición de la generación que la vivió. La fórmula: bombardeo ideológico y «premios» de aprobación social y mediática para quien adapte las memorias familiares al cuento oficial tendente a una nueva variante de la «reconciliación nacional». Ahora quiere intentarlo con dos generaciones de mujeres trabajadoras implantando una «memoria democrática y feminista» en los textos escolares y universitarios. No es casualidad que borren de paso a Orwell.
Los Kongsi fueron proto-estados chinos de propiedad colectiva en Borneo en los siglos XVIII y XIX. Hoy en día, estas colectividades territoriales se venden -en Asia- como las primeras repúblicas burguesas de la historia, antes de las revoluciones estadounidense y francesa, pero en realidad fueron algo mucho más interesante.
Se cumplen 20 años de los atentados del 11S de 2001. Los canales de TV y la prensa dedican hoy miles de páginas a lo que ya hoy resulta un recuerdo confuso para la mayoría. Entender el 11S en la perspectiva de estas dos décadas exige ponerlo en el contexto del juego imperialista global y de la evolución de las luchas y equilibrios entre clases en el mundo árabo-islámico.
Acercarnos a los desarrollos formativos y educativos de los partidos socialdemócratas antes de la Primera Guerra Imperialista Mundial y de los comunistas tras ella, nos ayuda a entender qué fueron realmente las Internacionales y como se organizó el «Proletariado consciente».
España no es el primer país en el que el Pacto Verde se materializa en un asalto a las rentas de los trabajadores a través de la factura eléctrica. Ya había pasado antes en Alemania a partir de la aprobación de la Ley de nuevas fuentes energéticas. Entonces el gobierno alemán también corrigió parcialmente la subida. Pero en España la corrección ha sido menor en términos relativos a pesar de que el impacto sobre salarios sea mayor. Las inversiones en producción eléctrica son un tema nodal para el capitalismo español en el que está dispuesto a aceptar costes políticos antes de ceder demasiado. ¿Por qué? ¿De dónde viene la importancia del sector eléctrico en España?
La UE quiere dar nacimiento a una Nueva Bauhaus Europea que sea parte integral del Pacto Verde. En enero se inició el proceso de diseño. Desde entonces se prodigaron los discursos y las hojas de ruta. El Pacto Verde utiliza el problema de la vivienda para imponer la acuciante necesidad del capital de recomponer la tasa de ganancia mediante una transferencia masiva de renta del trabajo al capital. Por eso no es casualidad que las clases dirigentes vuelvan a tener la Bauhaus como referencia. Y por eso merece la pena detenernos a estudiar la Bauhaus original, qué reflejó y qué supuso en la competencia capitalista y en la vida de los trabajadores.
La Revolución rusa encaró la cuestión de la vivienda, dio pie a la mayor experimentación social nunca vista de los trabajadores sobre modos de vida y trabajo colectivos y comunales, y muy pronto tuvo que encarar la transformación del espacio urbano para impulsar la revolución del espacio social que estaba en su perspectiva.
Esta semana la OMS ha anunciado que las jornadas laborales a nivel mundial siguen alargandose y que el exceso de horas de trabajo mata a mas de un cuarto de millón de personas al año en el mundo. A finales del mes pasado también se anuncio que el exceso de mortalidad -sin tener en cuenta el covid- se ha multiplicado estos últimos decenios en EEUU. La salud general de la población sigue empeorando mientras los PIBs y la acumulacion siguen creciendo, pero esto no siempre fue así. Hubo un período en que la salud de la economía y la salud de la población estuvieron alineadas, pero se acabo hace ya un siglo y no tiene vuelta atras. ¿Que ocurrió y que nos queda por hacer para revertir esta tendencia?
No es casualidad que uno de los símbolos más perdurables del feminismo sea un cartel de reclutamiento femenino para la producción de guerra. Reproducido hoy hasta la nausea por todo tipo de grupos feministas, Rosie la Remachadora tiene incluso un tema musical. Es la encarnación femenina de un esfuerzo de guerra cuya propaganda incluyó mujeres como nunca antes porque nunca antes la incorporación femenina a la matanza había tenido una dimensión similar. En la reorganización de la sociedad entera para maximizar el número de soldados disponibles para la matanza, las mujeres de la pequeña burguesía vieron pronto una posibilidad única de ascenso social.
Siempre que se acerca el 1 de mayo los medios nos cuentan la historia de los mártires de Chicago. La represión de una huelga en EEUU habría conmovido y organizado a los trabajadores europeos al punto de crear un día mundial de celebración. El cuento insinúa un liderazgo del movimiento obrero estadounidense que es justo lo opuesto de la realidad del momento. Lo que es más importante: olvida el contexto real y el objetivo de la convocatoria, demasiado incómodos aun hoy. El 1 de mayo nace en París, no en Chicago y no para homenajear a nadie sino para organizar en una lucha simultánea la clase trabajadora universal.
En plena Revolución rusa, mientras la clase trabajadora ejercía por primera vez el poder político y centenares de miles de trabajadores experimentaban nuevas formas de trabajo colectivo, el taylorismo y la organización científica del trabajo suscitaban debates que solo en parte se resolvieron históricamente: ¿Las técnicas de organización científica del trabajo son necesariamente alienantes y aumentan la explotación? ¿Su fundamentación científica es correcta? ¿Hay algo de rescatable en ellas?
En la segunda entrega de nuestra serie sobre el feminismo y la guerra, estudiamos el feminismo de entreguerras en EEUU para entender por qué durante la segunda guerra mundial se aplicará a fondo para reclutar mujeres trabajadoras para la matanza imperialista y la producción de guerra.
Muchas décadas antes de la aparición del ecologismo, la primera experiencia extensa de poder de los trabajadores, la Revolución Rusa, tuvo una intensa política forestal y planes revolucionarios para bosques y espacios naturales considerados monumentos naturales. Los soviets descubrieron desde el primer momento, eso sí, que la Naturaleza no es un campo de batalla menor en la lucha de clases.
Mañana se cumple el 150º aniversario de la Comuna de París. Casi todos los grandes medios mundiales llevan dedicando artículos la última la semana, ensayando reinterpretaciones en clave nacionalista, feminista o incluso reduciéndola incongruentemente a una algarada precursora de… ¡mayo del 68 y los chalecos amarillos! Hoy iluminamos tres claves para entender qué fue realmente la Comuna de París que los medios no te contarán.
Iniciamos una nueva serie de artículos investigando la relación entre el feminismo y la guerra desde sus orígenes en EEUU y Gran Bretaña en el siglo XIX hasta nuestros días. ¿Por qué el feminismo ha ido desde sus comienzos de la mano del esfuerzo bélico y ha hecho del encuadramiento de las mujeres trabajadoras para las grandes guerras de nuestra época su estandarte?
40º aniversario del 23F: el Congreso celebra la conmemoración como si fuera una fiesta nacional y los telediarios vuelven a abrir con las imágenes de Tejero y un joven rey Juan Carlos. Resulta evidente que estado quiere revitalizar el mito que legitimó al régimen del 78 con su monarquía, y por eso los medios se afanan en encontrar nuevas exclusivas y la radio y la televisión públicas se vuelcan en producir nuevos contenidos. Pero ¿qué fue realmente el 23F? ¿Qué consecuencias históricas tuvo? ¿Qué significó para los trabajadores?
En la prensa están apareciendo artículos promocionando el co-living. Se dirigen específicamente a jóvenes trabajadores (no se admiten estudiantes, remarcaba TeleMadrid) y venden un modo de vida basado en la idea de comunidad que promete vencer el aislamiento y la atomización. La realidad: pisos compartidos con espacios individuales mínimos a precios que hace no tanto se pagaban por una casa familiar; precarización habitacional más allá de las mini-casas con un falso lazo colectivista y relaciones interpersonales mercantilizadas. Ciertamente parecidas a las opresivas y miserables komunalkas stalinistas que ahora también vuelven, pero a años luz de los movimientos de vivienda colectiva y comunal del movimiento obrero hasta y durante la Revolución Rusa.
Nos hablan de los paraísos fiscales como una especie de pequeños estados parasitarios que roban ingresos impositivos a los grandes estados erosionando su capacidad recaudatoria y sus políticas sociales. Nada puede resultar más falso. Los paraísos fiscales se constituyeron como tales como resultado de políticas deliberadas de grandes estados, Alemania, Francia, Gran Bretaña, EEUU… y España, cuya relación con Andorra y Gibraltar se inscribe en ese patrón general.
Las postales, aunque no demasiado utilizadas por el escaso aparato de la IIª Internacional, fueron sin embargo el principal medio de comunicación y el más espontáneo, del que se sirvieron los trabajadores para extender y afianzar el internacionalismo antes de la Guerra Mundial.
Los líderes europeos se escandalizaron públicamente de ver a la OMS convertida en terreno de combate entre los dos grandes imperialismos del momento. Pero ¿fue alguna vez otra cosa que un terreno de combate entre los distintos intereses imperialistas en conflicto en cada momento?
Para la burguesía la educación es una cuestión de estado, su objetivo principal es fabricar con-nacionales y adiestrar en habilidades útiles a la producción -según su posición social- a niños y jóvenes. Para los trabajadores en cambio, no es un problema nacional. Es una cuestión de necesidad. Necesidad de ganar herramientas para resistir a una apisonadora desbocada en lo inmediato, pero también para su propia emancipación.
11S. Al final, el jihadismo acabó siendo una bola neutra en el juego imperialista usada por unos y otros para golpearse entre sí. Y fracasó porque no consiguió ganar a grandes masas de la población ni siquiera en Siria ni en el Irak destrozado y fracturado en taifas por la política del ocupante estadounidense.
El empeño y el esfuerzo puestos en la difusión cultural eran algo muy distinto del de las asociaciones e instituciones estatales dedicadas entonces y ahora promover el conocimiento y el consumo de objetos culturales. Tenía ante todo una naturaleza moral. Expresaba la dimensión inmediata de la perspectiva de abundancia del comunismo en tanto que liberación del conocimiento y desarrollo libre de la experiencia y la sensibilidad humana.
Pocos elementos de la historia de la clase están todavía hoy tan presentes entre los trabajadores como el recuerdo de las «Casas del Pueblo» de la IIª Internacional en España. Fueron la mayor experiencia de organización de grupos militantes de la época, pero sobre todo, representaron un esfuerzo masivo de formación y discusión obrera.
Se cumplen 40 años de «la Comuna de Gwangju», una insurrección proletaria en la Corea de 1980 llena de cosas que aprener, que es sin embargo es casi desconocida por los trabajadores fuera de Asia. Empujados por los acontecimientos, los obreros de Gwangju fueron mucho más allá de la sociedad actual, le mostraron al mundo una rendijita a través de la cual atisbar la posibilidad de un mundo mucho mejor.
La verdadera masacre que hemos vivido en las residencias de mayores durante la pandemia del Covid, ha puesto en valor mediático modelos de «co-living», más o menos cooperativos, cuyo funcionamiento se ha demostrado mucho más sólido que el de la media de residencias. Como siempre, tratan de ilusionarnos con la idea de que «todo podría ser así» sin necesidad de cambiar el sistema. No es verdad. La producción de cualquier cosa en esta sociedad está guiada por la colocación de capitales y la producción de ganancias. Y las residencias de mayores son excelentes colocaciones de capital. No van a dejar que pasen a ser otra cosa. Por otro lado, los modelos «alternativos» que hoy se presentan como novedosos, no nacieron precisamente del capital y su estado, sino de las organizaciones obreras de finales del siglo XIX. No está mal recordar ahora su historia.
La importancia de todo este debate histórico y arqueológico es su… actualidad. Nos demuestra como incluso con un grado de desarrollo tecnológico muy primitivo, fue posible sostener sistemas productivos complejos y no mercantilizados que ni destruían el medio natural ni trituraban a grupos sociales enteros
Si hoy los diseños de Stepanova pueden ser utilizados por Adidas, aunque con «retoques» y en edición limitada, es porque las condiciones de producción y vida en la Rusia de la NEP no solo no consiguieron superar el marco capitalista sino que estaban afianzándolo.
Entender la inmensidad que supone la revolución de la clase explotada requiere ir más allá del relato puramente histórico para sumergirse aunque solo sea por un momento en sus consecuencias en todos los aspectos de la vida.
Noventa y nueve años después del congreso en el que la Internacional discutió el trabajo formativo de los PCs, siguen surgiendo asociaciones culturales de trabajadores, tertulias e iniciativas de autoformación entre trabajadores.
La Primera Internacional agrupó expresiones de clase muy heterogéneas. La Segunda y la Tercera Internacionales, impulsadas por su ala izquierda agregaron al tejido ya existente, organizaciones enfocadas a sectores específicos de la clase (jóvenes, mujeres, etc.). ¿En qué marco? ¿Bajo qué condiciones? ¿Tiene sentido hoy en día?
Ayer el partido-estado chino celebraba el 70 aniversario de la proclamación de la «república popular». No han sido 70 años de pacífico desarrollo… y el futuro tampoco apunta hacia un remanso de paz. Algunas claves históricas para entender cómo se llegó a la fase que ahora comienza.
La moral capitalista no es ni eterna ni realmente arbitraria. El sistema moral del capitalismo celebra la escasez como cadena con la que mantener bien atados a los trabajadores a la clase dominante, mientras canta las alabanzas a lo que se consideraba como el mal en épocas anteriores. Sus efectos son la atomización progresiva de la sociedad y las relaciones sociales, la ceguera individualista ante el funcionamiento de la sociedad de clases y la imposibilidad para el proletariado -y de hecho para la Humanidad- de satisfacer sus necesidades vitales.
El año 1936 conoció una fuerte recuperación de la lucha de clases después de la inevitable depresión que siguió a la derrota de la insurrección fallida de octubre 1934. En primavera, la dimisión del presidente de la República abre el camino para una «salida» fascista a la crisis. El 17 y 18 de julio una sublevación militar confirma que un sector de la clase dirigente española -el más tétrico- ha decidido emprender ese camino. Pero el día 19, la «inesperada» insurrección general del proletariado español, por encima de partidos y sindicatos, desarma a la reacción armada y gana el poder en 4/5 partes del territorio.
Allá donde el capitalismo se expande se describe la presencia, únicamente explicable en modo de «espíritus» o «brujería», de una fuerza invisible que no deja huella a parte de la extenuación física. Fuerza que agota y enferma a los humanos, campos y bestias a cambio de enriquecer a unos pocos. Esa fuerza no es ni mas ni menos que el capital, que distorsiona todas las relaciones sociales y el uso de la Naturaleza multiplicando la explotación de los trabajadores para el beneficio de unos pocos.
El capitalismo de estado estadounidense es seguramente el que ha dado un papel menos relevante a los sindicatos en su arquitectura institucional y política. A diferencia de los fascismos -de Italia a Argentina- y de los modelos de postguerra -del stalinista a los llamados «estados del bienestar» europeos- apenas les otorga un papel secundario. Para entender la causa, que es a su vez origen de tantas diferencias en el discurso político y la justificiación y forma de reparto de las coberturas sociales, tenemos que remontarnos a la crisis de 1929 y la segunda guerra imperialista mundial.
Con la derrota obrera de Mayo, Franco ganó, sin meter la mano, su principal batalla. La columna dorsal de la revolución socialista había sido rota. Ya no podía hacerle frente con su vigor inagotable.
Daniel de León desempeñó un papel central en la formación de los «Industrial Workers of the World» (IWW), enfrentándose al creciente elemento anarquista y anti-político que amenazaba con descentralizar y dispersar el movimiento obrero. Esta batalla en el seno de los IWW es a menudo tergiversada como una demostración del «sectarismo» de Daniel de León, cuando en realidad fue un ejemplo de lucha por la independencia de clase, reminiscente de la batalla entre Bakunin y Marx en la Primera Internacional. Fue un momento importantísimo en la historia del movimiento obrero y en particular, en el de EEUU.
Los «Industrial Workers of the World» (IWW) son, a día de hoy, un mito del anarquismo y el anarcosindicalismo. Sin embargo, nacieron como parte del esfuerzo consciente de los marxistas estadounidenses por superar el sindicalismo gremial, de oficio, que dividía a los trabajadores de una misma plantilla en favor del «sindicalismo de clase» o «nuevo sindicalismo», como lo había definido Engels.
Por mucho que la revolución acabe siendo derrotada, la construcción nacional acabará siendo un éxito, como lo evidencia el fanatismo inducido por la madre patria durante las guerras napoleónicas. A despecho de las intenciones universales y igualitarias de los planes originales, la nueva sociedad sigue dividida en clases y con un nuevo modo brutal de explotación que se ira desarrollando durante el siglo posterior a la Revolución. Irónicamente, bajo la cobertura ideológica de un alumno directo de la secta de los economistas que había ido a estudiar con Quesnay en París, un tal Adam Smith.
Marx, Engels, Liebknecht, Luxemburgo, Lenin, Trotsky… nombres habituales en los «panteones» marxistas. Pero ¿Daniel de León? ¿Quién fue? ¿Qué llevó a los revolucionarios de la Izquierda Comunista Española a colocar a un dirigente socialista norteamericano junto a los grandes teóricos y dirigentes históricos del marxismo? ¿Por qué es hoy una figura prácticamente olvidada? Para conocer quién fue Daniel de León y cuál fue su aporte tendremos que sumergirnos en la historia del movimiento obrero en Estados Unidos en una nueva serie de artículos que comenzamos hoy.
La Constitución del 78 se aprobó en medio de un ascenso de la combatividad de clase y como parte de una estrategia global de la burguesía española que buscaba descarrilarla y reencauzarla hacia el redil sindical. Uno de cada tres ciudadanos se abstuvo en el referendum sobre la Constitución del 78 mostrando un descontento que ahora nos ocultan.
¿Qué ha pasado para que la mínima honestidad exigible se trocara en rapiña y falsificación? Un paréntesis en las luchas masivas y una infame y masiva campaña sobre «el fin de la clase trabajadora» que han dado como resultado una generación privada de experiencia política de clase e incluso de memoria histórica. Generación que ha entrado en masa en la universidad -no por casualidad- centro de elaboración ideológica del feminismo. ¿Cómo iban a dejar que la honestidad intelectual les estropera un avance político?
La «gran pregunta» es por qué la segunda guerra imperialista mundial no se transformó como la primera en una oleada revolucionaria mundial a pesar de las insurrecciones en Grecia e Italia y la resistencia obrera en Gran Bretaña o Francia. Para responderla presentamos tres textos fundamentales para conocer la lucha de la izquierda de la IVª Internacional, encabezada por Natalia Sedova-Trotski, Benjamin Péret y G. Munis contra su degeneración.
Bajo el capitalismo, la producción y circulación de la mercancía no hace más que aumentar la riqueza de la burguesía a través de un circuito hidráulico abstracto, un enorme potlatch cuyas partes móviles esconden el comportamiento del conjunto. Un truco de prestidigitación no mucho más sofisticado que el del ilusionista que hace desviar la atención del sujeto para no permitirle ver cómo funciona su truco… Aunque la burguesía parezca creerse sinceramente su propia magia irracional.
¿Es la ideología burguesa ajena a la religión como pretende? ¿O más bien ha construido una religión que se pretende «racional», «sensata» y «natural» para justificar la escasa deseabilidad para los trabajadores de entregar todo nuestro tiempo vital para conseguir malvivir dentro un autómata social enorme para reproducir un fetiche llamado dinero?
Continuamos con el análisis de la «Revolución del 34» por G. Munis en «Jalones de derrota, promesa de victoria», el texto más completo de la Izquierda Comunista Española sobre la Revolución española (1930-39) en el que G. Munis, testigo y protagonista de los hechos, relata las fuerzas, discursos y estrategias en juego.
Octubre, en España, es el mes de inevitable conmemoración de la «Revolución asturiana». Pero la huelga insurreccional de 1934, que se saldó en una derrota para todo el proletariado español, no se limitó a Asturias, ni siquiera a las cuencas mineras. El ejemplo de lo que aconteció en Madrid en aquellos días en los que la ciudad se paró completamente, evidencia el papel del PSOE de entonces y sus tendencias «de izquierda» a la hora de «descarrillar» el proceso revolucionario que vivían los trabajadores españoles.
La honestidad intelectual de Sylvia Pankhurst le llevará a romper con el feminismo; y el cambio histórico del capitalismo a reconocer que el tiempo del parlamentarismo de clase había acabado para siempre.
Primera entrega de nuestra nueva serie sobre los orígenes del feminismo, su relación con las mujeres trabajadoras y la figura política de Sylvia Pankhurst.
Para Pankhurst la Interlengua ha de acercarnos a una comprensión más amplia de nuestra especie. Si la lengua auxiliar internacional expresa una tendencia hacia la «conciencia de especie» que se proyecta hacia el comunismo, ¿no debería estar ya presente en la práctica de la Internacional?
El mundo burgués es muy anterior al capitalismo. Se configura ya en la Italia del final de medioevo cuando, aun antes de tener un estado propiamente dicho, la burguesía sufre la primera rebelión a gran escala de los trabajadores. La experiencia daría forma a su concepción del mundo y a su visión sobre el estado y su propia revolución.
102 años después de la fundación de la Liga Espartaquista, la alternativa «Socialismo o barbarie» es más actual que nunca, pero esperar que el desarrollo de la barbarie, por sí misma, «abra los ojos» de la gran mayoría sería suicida. Hace falta organizarse. Tú haces falta
El trabajo asalariado ya no es capaz ni de reproducir en el tiempo a la sociedad capitalista misma. No hay razón alguna de continuar con esta charada, ni de desear, reaccionariamente, que vuelvan las fabricas. Cuando las fuerzas productivas se adelantan a las relaciones sociales solo queda una solución progresista, la revolución. Eso es lo que significa que un modo de producción esté en decadencia. La alternativa es revolución… o «hundimiento de las clases en conflicto» y de la civilización misma.
Nos dicen que los asesinados por el fascismo lo eran por «defender la legalidad republicana». No es verdad. Luchaban por su clase y la revolución contra esa legalidad de la que los fascistas eran parte. La Memoria Histórica no es otra cosa que una memoria implantada, fabricada a medida de la clase trabajadora para que olvide que en este país hubo una revolución y que ella la protagonizó.
Hoy, como todos los 18 de julio,nos invitarán a conmemorar aquel día como lo que no fue: una lucha entre fascismo y antifascismo, entre dictadura y democracia, entre franquismo y República. Toda la apabullante campaña de «memoria histórica» va de eso: conseguir que se pierda la memoria de la Revolución española.
¿Por qué se desarrollaron países «no occidentales» como Corea o Taiwan durante la reconstrucción? ¿Por qué no lo hicieron Siria, Cuba o Nicaragua? La clave está en el campo. Y al final, no hay solución nacional posible para los trabajadores de los países mas débiles. Aunque pudiesen industrializarse de alguna manera no habría nadie para consumir su producción. Solo la desmercantilización bajo un metabolismo global.
¿Qué tiene de nuevo el capitalismo? ¿Por qué surge en Inglaterra? ¿Qué fue lo qué permitió que surgiera el capitalismo como modo de producción? ¿Qués transformaciones tuvieron lugar en el campo y la producción agraria para que pudiera desarrollarse? Necesitamos conocer la Historia del Capitalismo para entender por qué y cómo puede ser superado.
Necesitan matar otra vez a Rosa Luxemburgo, reducirla a su sexo biológico, convertirla contra toda evidencia en feminista e invisibilizar su trabajo y su militancia para vendernos luchas interclasistas bajo banderitas nacionales y de género. Y no van a parar de falsificar citas y machacarnos las falsificaciones hasta en la sopa para conseguirlo.
La experiencia de los internacionalistas en el Uruguay y el Chile de los años 30 nos enseña que es imposible la construcción de organizaciones políticas de clase sobre bases políticas nacionales o sobre un cuadro de análisis superficialmente internacional, pero también que si no se resuelve el aislamiento con un marco de análisis y debate mundial y una comprensión de las continuidades y rupturas de los que nos antecedieron, todo nuevo movimiento internacionalista estará condenado a la fragilidad.
De la «Izquierda Comunista Argentina» a lo que hoy se entiende por «trotskismo argentino», media un proceso histórico y político que acaba en el abandono del internacionalismo. En su origen, la debilidad teórica fruto del desarme organizativo resultado del «entrismo» propuesto por Trotski y un marco global determinado por la derrota de la clase trabajadora y el estallido de una nueva guerra imperialista mundial.
Una breve historia de las relaciones entre el capital industrial y el financiero desde el siglo XIX hasta hoy. Y de su particular aporte al ciclo de crisis-guerra-reconstrucción-nueva crisis que se desarrolla generando masas cada vez mayores de capital ficticio especulativo. Cuando quede clara la insolvencia de la enorme masa de capital ficticio en activos financieros, el sistema financiero estará, de nuevo, en serio peligro de hundimiento…
Un itinerario y un mapa interactivo del «Madrid de las Internacionales» para que aquellos de nuestros lectores que quieran pasear por el centro de la ciudad, puedan revivir el ascenso del movimiento socialista desde la formación del primer núcleo marxista en 1872 hasta la formación del Partido Comunista en 1920.
La erosión de la perspectiva comunista no solo desinfló las luchas, también descompuso la dimensión solidaria, comunitaria, de nuestra clase dejando reinar un derrotismo demoledor y un individualismo suicida. La lucha contra la desmoralización y la atomización es una lucha política, teórica y concreta, que debe afirmarse también impulsando redes solidarias
El 14 de abril, aniversario de la proclamación de la II República española, es celebrado ritualmente por la izquierda con mucha más pasión que ninguna otra conmemoración. La idea de que la proclamación de la II República fue algún tipo de revolución popular se reproduce año a año y manifestación tras manifestación con banderas tricolores. En su día solo los partidos de la pequeña burguesía -Azaña, Marcelino Domingo, etc.- defendieron que España hubiera vivido su «Revolución Francesa». Luego el PSOE hizo esa idea propia y la difundió durante décadas. Los comunistas de entonces la refutaron. ¿Qué fuerzas actuaron bajo el 14 de abril? ¿Fue de verdad una revolución? ¿A qué clase social representaba?
El estado no es el gobierno y tampoco el aparato político que lo dirige. Es importante entender cómo es la relación entre estos dos cuerpos y cómo se ha desarrollado históricamente desde mucho antes del capitalismo.
Lo que demostraron las luchas de finales de los sesenta hasta los noventa es que el capitalismo actual es imposible obtener mejoras que perduren en el tiempo y cambiar el estado de cosas actual dentro de la lógica del capital. La perspectiva de la abundancia no es un distante e inalcanzable decorado de fondo, es un elemento fundamental en cada paso de ese proceso sin el que es imposible llevar adelante ninguna lucha en el tiempo.
El motor de ETA no estaba en la opresión y la represión franquista como argumentaba, sino en la contrarrevolución rusa y la confrontación inter-imperialista de la guerra fría. Los internacionalistas en general y la izquierda comunista española en particular denunciaron del primer al último día a una organización que asesinaba sistemáticamente porque aspiraba a monopolizar la explotación del proletariado vasco y convertirse en su opresor estatal.
Es muy probable que el camino de las conversaciones en las que madura la conciencia en resistencia al bombardeo mediático permanente sean invisibles en el mapa político. Que el «camino más corto» entre México y Buenos Aires pase por Madrid y que, a pesar de la cercanía física y lingüística, Lisboa esté más cerca de Sao Paulo y Londres que de Barcelona.
Entre 1896 y 1917 tiene lugar el combate del ala izquierda de la II Internacional, con Rosa Luxemburgo y Clara Zetkin a la cabeza, contra el naciente movimiento feminista, centrado entonces en ampliar el sufragio censitario a las mujeres burguesas y pequeñoburguesas. Fue esta batalla la que dio lugar al nacimiento del 8 de marzo como día de reivindicación obrera. El enfrentamiento con el feminismo quedó saldado con el estallido de la Primera guerra imperialista mundial y la Revolución rusa.
«El SWP y la guerra imperialista» es un texto fundamental para entender la historia del comunismo. Escrito por G.Munis, Natalia Sedova-Trotskaya y Benjamin Peret, da las primeras claves que llevaron a la sección española de la IVª Internacional a criticar las ambigüedades del primer «trotskismo», denunciar su rápida degeneración al comenzar la segunda guerra imperialista mundial y finalmente romper con la IVª Internacional en su segundo congreso.
¿Memoria? Se orillan las obras marxistas, se promocionan «novedades» que no son más que versiones espurgadas de referencias a la Revolución de los historiadores más exhaustivos y hasta se descalifica su reflejo en la literatura inglesa. Lejos de salvar la memoria de la Revolución y la guerra, se ha puesto en marcha un lavado de cerebro que busca la amnesia democrática y antifascista para vendernos, una vez más, nuestra propia inexistencia como trabajadores en el relato de la Historia. Memorias implantadas para robarnos, otra vez, el futuro.
El «corbynismo» alerta a la burguesía británica de que el peligro de un conflicto está siempre presente en «la dinámica del sistema de clases» y que la orientación belicista a la que se ve abocada tiene que tenerlo en cuenta… porque la tensión hacia la guerra bien puede servirles para un mejor encuadramiento.
¿Qué fue de la Navidad con la Revolución? ¿Y con la contrarrevolución? Las idas, venidas y transformaciones de los rituales y ceremonias de paso del año expresan como cualquier otro fenómeno social, la lucha de clases, su evolución y sus alternativas históricas.
Nada menos «simbólico» que los símbolos. Heredamos un mundo simbólico tan herido como herida ha sido la clase por el estalinismo y la contrarrevolución. Guardamos, eso sí, la bandera roja, limpia de añadidos, como algo que no nos podrán quitar. Tenemos algunos símbolos casi olvidados que representan la urgencia y la continuidad de un nuevo presente para el Internacionalismo, como la torre Tatlin. Pero tenemos sobre todo, la tarea pendiente, de crear los símbolos del segundo gran despertar de nuestra clase, que no arrancará desde la nostalgia, sino desde la respuesta concreta a sus formas de explotación de hoy.
Lo que ahora la burguesía llama fatuamente «la mejor época de la Historia de España» no fue sino el periodo en el que se desarrollaron todas las contradicciones que están precipitando en la actual crisis. La Constitución del 78 ha sido el instrumento bajo el que la clase dirigente española se felicita de haber mantenido la amenaza de los trabajadores dentro del sistema y conseguido tardiamente la consolidación nacional de sus filas y su inclusión en los procesos globales de concentración del capital.
Los «príncipes» ya no se casan entre sí porque no pueden. Por encima de ellos está la lógica del capitalismo de estado al que estorbaría la captura de «la más alta» institución del estado por un grupo de poder permanente. Si con alguien no puede casar un futuro monarca es con otro gran heredero.
El 100º aniversario de la Revolución de Octubre no es momento para felicitarse de nada ni pasear iconos y banderitas. Tenemos un ingente trabajo por hacer y si queremos ser útiles a nuestra clase, debemos comenzar por estudiar, aprender y aplicar lo aprendido.
La burguesía española carga con las taras de su debilidad decimonónica y su tardío ascenso al poder político. Los movimientos de capitales y sedes fiscales durante los últimos días tan solo la centralizará un poco más, en un reflejo tardío, senil e inconsciente de aquella revolución que la burguesía española nunca consiguió culminar en su juventud progresista.