
México y Brasil se ven si cabe más azorados por una crisis que funde el desastre sanitario en ciernes con la paralización de los mercados de exportación y el caos político. La situación es sumamente peligrosa para los trabajadores en toda América. Solo la generalización de las luchas puede imponer la prioridad de salvar vidas en vez de inversiones, , parando la propagación de manera efectiva y garantizado la satisfacción de las necesidades básicas para todos los trabajadores.