
Mientras EEUU aprueba el enésimo paquete de soporte al estado ucraniano, esta vez de 40.000 millones, para sostener la guerra, Francia, Alemania y tras ellas Italia y España comienzan reconocer una derrota estratégica… frente a Washington. Se expresa un creciente resentimiento ideológico, impotencia política dentro de la UE y la perspectiva, cada vez más aceptada, de romper la UE en dos. No es «sólo política»: el desarrollo de las contradicciones imperialistas dentro de la UE y en relación con EEUU no pueden sino acelerar la ofensiva de los capitales nacionales contra las condiciones de vida de los trabajadores.