
Las contradicciones creadas por la guerra en Ucrania siguen creciendo a todos los niveles, planteando un futuro cada vez más sombrío para toda Europa.
La guerra en Ucrania está estancada. No así el cómputo de muertes y barbaridades cometidas por ambos bandos. Y sin embargo la apuesta de EEUU, según sus dirigentes, es eternizar la guerra hasta que Rusia colapse y todo el Sur y el Este de Ucrania no sea más que una gigantesca ruina. Pero la guerra y sus consecuencias no quedan en las fronteras ucranianas. Una gran bola de nieve de intereses imperialistas contradictorios está en marcha.
Lo que ya se conoce como la «guerra del ferrocarril» no se limita a acciones de trabajadores del bloque ruso ni siquiera a ferroviarios: se han detenido trenes y aviones cargados de tanques y envíos de armas por parte de trabajadores en el bloque estadounidense… Aunque naturalmente la prensa europea no haya informado más que tangencialmente.
La verdadera guerra, la que no conoce límites, la que evidencia las contracciones que desgarran a la Humanidad, no es una guerra entre países, si siquiera entre sus clases dominantes. Es siempre la guerra de «los dueños de todo esto» contra aquellos a los que explotan y a cuya costa siempre están dispuestos a llegar a un acuerdo si representa un buen negocio… incluso mientras vuelan los misiles.
Los medios siguen retransmitiendo estampas patrióticas de la guerra en Ucrania. Una de las últimas es la «Brigada John Deere», una estampa supuestamente enternecedora en la cual los granjeros ucranios están resistiendo a la invasión remolcando los blindados abandonados rusos hacia las fuerzas ucranianas. Todo ello convirtiendo a los flamantes tractores verdes de la John Deere en un «símbolo» patriótico aderezado con fondos y banderas celeste-amarillas. Pero la guerra no significa lo mismo para las distintas clases sociales.
La invisibilización de la resistencia a la guerra y el militarismo a ambos lados del frente y el apoyo mediático a la «legión internacional» ucraniana muestran por las claras en qué consiste el «internacionalismo» de las clases dirigentes y sus portavoces en todo el mundo.
Una altisonante propaganda bélica basada en las viejas mentiras del defensismo y el antifascismo, trata de acallar la cruel realidad del reclutamiento forzoso de jóvenes tanto en Rusia como en Ucrania. La resistencia de jóvenes reclutas y sus familias en ambos países reafirma la necesidad de un «trabajo preparatorio sistemático, perseverante y continuo» para que los trabajadores tomen la situación en sus manos y acaben con el horror en marcha.
Comunicado de Emancipación sobre la invasión de Ucrania por Rusia y sus consecuencias para los trabajadores.
La entrada del ejército ruso en el Donbass durante esta noche supone un salto cualitativo en el conflicto imperialista en Europa. La guerra pasa a estar en primer plano y como una perspectiva permanente en el continente. Los trabajadores debemos organizarnos para enfrentarla desde la única perspectiva posible: la lucha contra la clase dirigente que la impulsa a ambos lados de la línea del frente.
El ejército ruso anunció el fin escalonado de las maniobras en marcha desde el Mediterráneo a Bielorrusia. Pero según la prensa estadounidense, la invasión de Ucrania sigue siendo inminente y la tensión sigue creciendo, de hecho habría 7.000 soldados más sobre el terreno por lo que habría que reforzar y prolongar el despliegue OTAN. Pero Francia y Alemania están ya a otra cosa, contradiciendo ese discurso abiertamente, incorporando a China y colocándose en las antípodas de una propaganda estadounidense cuyos objetivos reales parecen ser «salvar al soldado Biden» en la interna estadounidense y cambiar a la fuerza la matriz energética europea.
Rusia está desplazando tropas, aviones de combate y misiles S-400 a Bielorrusia y llevando unidades anfibias al Báltico. La prensa alemana presiona a su gobierno para organizar levas si la guerra estalla. Y mientras se prepara para el viernes un nuevo encuentro en Ginebra de los ministros de Exteriores de EEUU y Rusia, el discurso estadounidense insiste en presentar la invasión de Ucrania como inminente. ¿Estamos a días de una nueva guerra imperialista en Europa?
Durante los últimos meses la OTAN viene denunciando una acumulación de tropas en la frontera con Ucrania. EEUU llegó a afirmar que esperaba una invasión rusa a principios de este año, a la que prometió responder sin embargo exclusivamente con sanciones. Ahora representantes de ambas potencias se reúnen en Ginebra para «desescalar» la tensión y evitar la invasión supuestamente en marcha. Pero ¿realmente va todo ésto sobre Ucrania? ¿Qué objetivos tienen Rusia y EEUU? ¿Hay un peligro real de guerra? ¿Con qué alcance?
Rusia moviliza sus tropas en la frontera con Ucrania y empieza con EEUU y UE un nuevo baile de amenazas armadas. Mientras, estallan huelgas en el Donbass a ambos lados del frente. La única alternativa real a una nueva matanza no vendrá de un acuerdo Putin-Biden para repartir rapiñas, sino de extender y unir las luchas por encima de las fronteras y los frentes armados.
Aunque la guerra en el Donbass acabara hoy y no cayera ningún soldado ni civil más, quedarían atrás 20.000 muertos y desaparecidos, 19.000 heridos y más de un millón de refugiados y desplazados. La inmensa mayoría de ellos no salió precisamente de las filas de la clase dirigente ucraniana, rusa, estadounidense ni alemana.