
La burocracia China ha fijado esta semana sus objetivos para 2025 y 2035. Darán forma a la crisis y el conflicto imperialista en todo el mundo.
La corona de conflictos alrededor de China señala que EEUU está dispuesto a utilizar la amenaza militar para «incentivar» el movimiento de capitales, modificar el mapa comercial global y acelerar la renacionalización de cadenas productivas. Hoy el peligro no es que esté definido un camino determinista e imparable hacia la guerra, es que, en el juego de fuerzas global de Asia y el Pacífico, cualquier paso en falso puede escalar en un conflicto militar abierto y éste en una guerra regional. La guerra es sin embargo tanto más probable cuanto más golpee la crisis y menores y por tanto más excluyentes entre sí sean los márgenes de cada capital nacional para asegurar, cuando menos, sus posiciones relativas en el mercado mundial.
¿Por qué los medios anglosajones y acto seguido los de todo el mundo se han centrando en una modesta batalla política local en Hong Kong? ¿Se trata solo de un rifirafe más de la guerra comercial? En sí misma sí, pero en contexto no. Si la prensa de todo el mundo le está dando tanto eco es por algo más que su valor simbólico. Es de hecho parte de una ofensiva general de EEUU que adquiere tintes cada vez más peligrosos.
Las «dos sesiones», el ritual político anual de la gran burguesía china, cambia el rumbo y empieza a hacer el armado político-económico necesario para una larga guerra comercial. Todas las partes parecen aceptar que la guerra comercial no es un episodio, sino la forma de vida a la que cada capital nacional se ve abocado en el mercado mundial. ¿El horizonte? Crisis, militarismo y guerra.
El «crédito social» chino es la base de un gigantesco autómata social, un distópico sistema de «karma» diseñado para marginar económicamente y aislar socialmente los comportamientos que no gustan a la clase dirigente china. Anunciado por el gobierno en 2014, se habrá extendido a toda la población del país en 2020, estableciendo un modelo de control social universal íntimamente ligado a la extensión de la Inteligencia Artificial que bajo distintas formas llegará más temprano que tarde a Europa y las Américas.
Cada vez más difícil pensar que los roces imperialistas puedan «auto-contenerse»: guerra comercial, crisis económica y conflicto militar se alimentan en una espiral que involucra a todos los estados capitalistas. El Mar de la China Meridional es uno de esos lugares donde hoy se solapan todos estos elementos en una lucha abierta por las condiciones de supervivencia de los capitales nacionales de los contendientes.