
Como la inquietud de Egipto y Mauritania corrobora, la situación amenaza con degradarse y convertirse en una nueva guerra del Sáhara. Esta vez no sería una guerra por fuerza interpuesta. El Polisario ni siquiera tiene capacidad para una guerra de guerrillas como en los setenta. Sería un combate frontal, una guerra imperialista abierta entre Marruecos y Argelia.