
La pandemia ha acelerado la crisis capitalista global y el curso de los conflictos imperialistas, pero también ha hecho explícito un nivel de contradicciones entre los trabajadores y las clases burguesas que es solo comparable al de una guerra. Todo el capital -pequeño y grande, privado y estatal- y las clases que lo representan -burguesía, burocracia, pequeña burguesía- se han mostrado abiertamente como organizadoras y prescriptoras del sacrificar vidas para salvar inversiones. La respuesta de la clase globalmente ha sido un desarrollo de la combatividad masivo y creciente a lo largo del año. Y sin embargo la comprensión del significado histórico y las potencialidades últimas del momento sigue estando lejos, y con ellas una orientación, una dirección consciente de las luchas capaz de afirmar en lo concreto y en la perspectiva las necesidades humanas universales. Nunca ha habido tanto trabajo por hacer, pero hacía mucho que no se daban condiciones tan favorables para hacerlo.