
La entrada en una época histórica marcada por el militarismo está transformando las relaciones laborales. Desde los cambios legales, brutales en Ucrania, pero también en Corea del Sur o en Hungría, a las formas «espontáneas» de imposición de sobretrabajo en Gran Bretaña o EEUU. Al mismo tiempo las campañas y la presión ideológica se ceban en una nueva generación de trabajadores que «se queman» masivamente en el puesto de trabajo incapaces de salir de la cárcel individualista e identitaria.