La tercera guerra mundial se está preparando hoy
La tercera guerra mundial es un escenario franco y consciente ya en los planes de las grandes potencias. Las fechas horizonte para las que preparan a sus ejércitos son públicas y varían entre 2027 y 2034. En cualquier caso, empiezan a formarse esbozos de bloques militares y estrategias coordinadas que hacen el equilibrio imperialissta cada vez más volatil y violento.
En este árticulo
Francia se prepara para un «enfrentamiento mayor»
Francia conduce hace más de una década su propia guerra en el Sahel... sin éxito. A día de hoy la intervención militar está empantanada y solo un eficaz silencio informativo permite que escenas familiares en Irak o Afganistán como el bombardeo de bodas por la aviación europea, la sucesión de matanzas o las revueltas militares pasen desapercibidas. La disciplina de los medios y la fanfarria imperialista permiten hasta ahora que Macron venda cada nuevo aumento de tropas y financiación sin escándalo, reservando los titulares para fantásticos planes utópicos de reforestación sin materialidad alguna.
Pero la agonía saheliana no es el escenario principal de la estrategia francesa. Lo que configura presupuestos estatales y doctrinas militares es el horizonte de una guerra de verdad, directa, industrial, entre estados... que constituiría la perspectiva central de esta década. En otras palabras, una tercera guerra mundial.
En enero, el Estado Mayor creó discretamente diez grupos de trabajo para examinar la preparación del país ante una guerra de alta intensidad. Los generales franceses consideran que tienen más o menos una década para adaptarse. Los grupos lo abarcan todo, desde la escasez de municiones hasta la resiliencia de la sociedad, incluido el hecho de si los ciudadanos están preparados para aceptar un nivel de bajas que nunca hemos visto desde la segunda guerra mundial, dice uno de los participantes.
El espectro de la guerra de alto nivel está ya tan extendido en el pensamiento militar francés que el escenario tiene su propio acrónimo: HEM, o hipótesis de enfrentamiento mayor.
El ejército francés se prepara para una guerra de alta intensidad. La Vanguardia.
EEUU y China se preparan para una guerra en el Indopacífico que podría desencadenar por sí misma la tercera guerra mundial
Ni las disposiciones para los militares chinos en el nuevo plan quinquenal ni los EEUU de Biden colocan el peligro de una tercera guerra mundial tan lejos en el tiempo como los franceses. Los estrategas chinos creen que el conflicto podría estallar a partir de 2027. Los estadounidenses barajan fechas aun más tempranas. Entre otras cosas porque están elevando la tensión con China conscientemente y forzando a sus propios aliados a un desgarro de sus cadenas de producción y suministros, como vemos en Corea y Japón.
No es una baladronada, el ejército de EEUU ya hace rutinariamente sus ejercicios sobre un escenario de doble guerra con China y Rusia, es decir, esa tercera guerra mundial sobre la que los militares norteamericanos fantasean permanentemente. Lo que es más importante: los planes técnicos para una guerra con China por Taiwan y en general por el control del Mar de China se discuten abiertamente y se reparten funciones entre los aliados, comenzando por Australia y Japón.
Y en el día a día, la diplomacia estadounidense no solo anima a los estados con reivindicaciones territoriales a mostrar militarmente su determinación en sus aspiraciones frente a Pekín, sino que monitoriza sus acciones armadas y las integra en lo que solo puede ser entendido como un ensayo de estructuras de bloque.
De momento, la generalización de los preparativos de una tercera guerra mundial está disparando el militarismo en todo Asia a una velocidad desconocida desde los años 30. La carrera por el desarrollo de misiles en Corea, el estallido de los presupuestos militares australianos o las compras masivas de Indonesia, Filipinas y Taiwan siguen el paso del ritmo imposible de EEUU y China. El Pacífico y Asia entera se están convirtiendo en un gran polvorín.
Por supuesto quedan cabos sueltos. Nadie pretende hoy que una tercera guerra mundial sea inminente. La armada estadounidense está pidiendo 27.000 millones más. Y el mapa de alianzas no acaba de cerrar. La ambición imperialista de India hace que sus cuitas con China no acaben de arrastrarle a mayores compromisos con EEUU. De hecho, el gobierno de Modi sigue resistiéndose a romper su lazo de larga data con Rusia e incluso a abrir sus fronteras a las importaciones estadounidenses. Pero es la última potencia regional intentando mantener una política imperialista independiente. Hasta Irán parece aceptar ya su destino como miembro de un bloque encabezado por China.
China y el pacto a 25 años con Irán
Cuando en verano de 2020 aparecieron las primeras noticias de una alianza formal y secreta entre Irán y China, era claro ya que el mapa imperialista de Asia podía tomar una nueva forma. Lo que no estaba tan claro era si la batalla interna entre facciones de poder en Teherán iba a permitir que se consolidara. Ocho meses después, se considera el mayor éxito estratégico de Pekin hasta el momento.
Paradójicamente, la primera potencia que percibió hasta que punto el acuerdo secreto significaba un cambio de las reglas de juego y suponía un paso de gigante hacia una tercera guerra mundial, fue Rusia. Tan pronto se tuvieron las primeras noticias Rusia se ofreció a participar e hizo casi inmediatamente suyo el discurso de seguridad colectiva de Pekín para la región.
Con algo que se parece bastante ya a un bloque en marcha, EEUU está descubriendo que si quiere parar el programa nuclear iraní para poder centrarse en dar batalla a China... tiene que pasar por Pekín primero. Así que simplemente está relegando a tercera o cuarta fila los problemas de su afirmación en la región. La consecuencia es que los viejos enemigos de Teherán en Oriente Medio -Arabia Saudí, Israel, Emiratos...- se encuentran por primera vez huérfanos de Washington y solos ante un Irán cada vez más afirmativo que se siente triunfador en Siria y, por primera vez, con las espaldas cubiertas.
Rusia, Europa y Ucrania
Supongamos que el pacto secreto se hubiera extendido a Rusia y que los intereses chinos orquestrasen la estrategia general. ¿Cuál sería su papel a la hora de prevenir una mayor presión de EEUU en el Indopacífico contra China? El mismo que en una eventual tercera guerra mundial: Obligar a Washington a dispersar sus fuerzas.
En un primer momento, lo más fácil sería enardecer y reforzar a los talibanes para forzar a EEUU a mantener desplegado -y consumiendo recursos- a una parte de su ejército. Y una vez conseguido este primer golpe... aumentar la presión en Europa y el Ártico.
Rusia está probando activamente nuevos sistemas de armas que no encajan en el marco tradicional de los tratados de control de armas cerca de las fronteras de Noruega y Finlandia, según el informe anual del Servicio de Inteligencia de Noruega (NIS) publicado el lunes. Si bien los sitios de prueba están situados alrededor del mar de Barents, el mar Blanco, la península de Kola y Novaya Zemlya, una gran cantidad de ojivas nucleares se almacenan en varias instalaciones en la península de Kola, agrega el informe.
Rusia está desplegando una nueva generación de armas nucleares en el Norte. Euractive, 11/02/2021
Y si el despliegue nuclear no fuera suficiente queda la presión activa. Las dos últimas semanas la OTAN denunció un nivel de actividad aérea inusual en sus fronteras con Rusia. Siguiente paso: Rusia denuncia el incremento de las acciones armadas de Ucrania contra los grupos secesionistas que apoya -incremento que es real desde hace meses- y concentra tropas masivamente en la frontera. Últimas noticias: EEUU promete ayuda militar a Ucrania y pone en estado de alarma a sus bases y tropas.
Puede que obedezca a una coordinación o no, que bajo el radar esté funcionando un bloque chino-ruso-iraní o simplemente haya una coincidencia espontánea, orgánica, de objetivos imperialistas. En realidad, da igual. Aunque el efecto primario sea debilitar y retrasar el impulso hacia la guerra en el Pacífico, lo que muestra es una situación cada vez más volatil y violenta en la correlación de fuerzas entre las grandes potencias en mitad de una carrera armamentística sin precedentes y con todos los grandes estados pensando que una tercera guerra mundial es inevitable a medio plazo.