
Ayer, 12 grandes clubes de fútbol lanzaron un comunicado anunciando la Superliga, una nueva competición europea de clubs que apalancaría JP Morgan. La Superliga probablemente mataría las competiciones europeas de la UEFA privando a la estructura europea de la FIFA de un buen pellizco de ingresos. Boris Johnson, Emmanuel Macron, Angela Merkel y hasta la Comisión Europea se posicionaron inmediatamente en contra. Mientras, los clubes implicados -y algún candidato a participar como el Borussia Dormunt- se disparaban en bolsa. Y es que bajo la batalla de la la Super Liga se ocultan contradicciones de fondo entre estados y capital financiero.