
Vuelven a aumentar las infecciones y se teme el impacto de las nuevas variantes. Pero los gobiernos europeos encuentran cada vez una resistencia más violenta ante la exigencia del «pasaporte Covid». El viejo lema feminista «Mi cuerpo, mi decisión», aceptado como dogma moral de la campaña de vacunación por los propios gobiernos, socava ahora la salud pública.