
Pegasus, el software de espionaje telefónico más potente del momento, entra en la agenda española. El gobierno intenta rebajar las tensiones con el independentismo catalán, cuyos líderes fueron espiados mediante este programa, confesando haber sido víctima de él en los mismos meses y declarándose incapaz de señalar un culpable. Se trata sin embargo de un intento de equilibrismo peligroso. En aquel momento sólo Marruecos tenía intereses y acceso a Pegasus. ¿El gobierno español azuza de nuevo el conflicto imperialista en el Magreb para salir de un atolladero interno?