
En ninguna región del mundo la situación de las mujeres trabajadoras se ha degradado tanto en la última década como en Asia Central. Los medios y la propaganda oficial no quieren que veamos más allá de la barbarie reaccionaria de los talibanes afganos e intentan presentar como su antagonista a las feministas locales. Pero si miramos al conjunto de la región el panorama aparece con mayor claridad: el feminismo de las organizaciones internacionales y la burguesía heredera del stalinismo va de la mano en el ataque a las condiciones de vida y las libertades de las trabajadoras centro-asiáticas.