
¿En qué se ha convertido el 1 de mayo? ¿Qué significa la «fiesta de los sindicatos» hoy? ¿Qué mensaje difunden sobre la clase trabajadora a estas alturas?
Durante los dos últimos meses la represión del antimilitarismo en Rusia está siendo sistemática y contundente. En este ambiente plúmbeo prácticamente nada se cuela y se hace visible más allá de círculos muy estrechos. Y sin embargo, pequeñas cosas, algunas canciones por ejemplo, funcionan como guiños que muestran que bajo la calma aparente del control policial y la represión, hay más brasas de las que parece.
Hace unos días, en noviembre, se cumplió el 30º aniversario de la prohibición del PCUS… por sus propios dirigentes. Publicamos ahora una selección de cuatro textos publicados originalmente entre 1987 y 1991 en los boletines y revistas del FOR con análisis de la «Perestroika» gorbachoviana, del golpe de estado del 81 que precipitó la implosión de la URSS stalinista y del llamado «Nuevo Orden Mundial» que inmediatamente propusieron las potencias imperialistas que esperaban sacar su parte de los despojos.
El estado presume haber eliminado la Revolución del 36 de la «memoria histórica» tras la desaparición de la generación que la vivió. La fórmula: bombardeo ideológico y «premios» de aprobación social y mediática para quien adapte las memorias familiares al cuento oficial tendente a una nueva variante de la «reconciliación nacional». Ahora quiere intentarlo con dos generaciones de mujeres trabajadoras implantando una «memoria democrática y feminista» en los textos escolares y universitarios. No es casualidad que borren de paso a Orwell.
EEUU ha reconocido el genocidio armenio. Desde Bosnia a Azerbaiyán pasando por Turquía y Armenia, la declaración parece haber abierto la fosa séptica de los relatos, mitos y delirios nacionalistas. Pero, ¿qué fue el genocidio armenio? ¿Quiénes fueron sus responsables? ¿Por qué el mero reconocimiento de su existencia ha generado un terremoto político internacional? ¿Qué pretende ahora el gobierno Biden?
El planteamiento no podía ser más atractivo: retomar Estrella Roja de Bogdanov durante la revolución de 1917. El protagonista, Leonid, en realidad un trasunto del propio Bogdanov, habría tenido una hija en el Marte comunista. La joven vuelve para buscarle en plena revolución mundial. Pero no. Nos encontramos con que la trama empieza en 1927, en plena contrarrevolución stalinista, poco antes de empezar las matanzas y purgas de la generación que había hecho la revolución. Y que los autores sustituyen el contexto histórico por una maraña de prejuicios y distorsiones… nada inocente.
En EEUU, el racialismo se ha convertido en la principal campaña ideológica contra los trabajadores. Pero el movimiento Black Lives Matter no ha tenido un impacto ni remotamente comparable en la mayoría de los demás países a pesar de la presión mediática y el esfuerzo del aparato demócrata por exportarlo a Europa y Asia. La pregunta es, ¿por qué es tan potente en Estados Unidos?
Un poco de perspectiva histórica, porque es imposible entender el fracaso del gobierno Añez, el regreso del masismo y las diferencias del periodo que se abre con Arce sin entender cómo ha evolucionado durante los últimos noventa años la estructura de clases boliviana, cuáles han sido las aspiraciones históricas de las principales facciones del poder y cómo se han expresado políticamente.
Es verdad que ochenta y cuatro años después de la Revolución española, cuando ya no puede ser memoria más que para unos pocos ancianos, tenemos que resistir que nos cambien la historia por una memoria democrática implantada. Pero sobre todo tenemos que rechazar que quede confinada en la historia. Las fuerzas que movieron aquella insurrección masiva, capaz de derrotar a la vez a la República democrática, a los militares golpistas y al fascismo, siguen estando presentes y se afirman cada vez con más fuerza en todo el mundo. El 19 de julio, sus lecciones y lo que significa, importan no por lo quedó atrás, sino por lo que nos espera adelante. No es memoria ni historia, es futuro.
Si hoy los diseños de Stepanova pueden ser utilizados por Adidas, aunque con «retoques» y en edición limitada, es porque las condiciones de producción y vida en la Rusia de la NEP no solo no consiguieron superar el marco capitalista sino que estaban afianzándolo.
Ayer el partido-estado chino celebraba el 70 aniversario de la proclamación de la «república popular». No han sido 70 años de pacífico desarrollo… y el futuro tampoco apunta hacia un remanso de paz. Algunas claves históricas para entender cómo se llegó a la fase que ahora comienza.
Nuestros artículos sobre artes y entretenimiento han suscitado discusiones y conversaciones muy interesantes en el último año. Ninguna tesis tan polémica sin embargo como la idea que subyace en todos los artículos: el Arte se extinguió a mediados del siglo XX. ¿Quiere ésto decir que ya no hay obras de ningún tipo con valor estético? ¿Que son entonces algunos de los grandes clásicos del cine, la televisión o la literatura producidos después?
«¿Sois troskos?», «Sois sedovistas», «¿Sois left-coms?», «¿De dónde venís?». Muchas de las primeras preguntas que nos hacen nuestros lectores tienen que ver con el origen y la historia de nuestra tendencia.
Publicamos en la Escuela de marxismo de Emancipación varios textos del FOR, aparecidos originalmente durante 1975, analizando y marcando la posición de clase sobre el golpe de estado del 25 de abril de 1974, el «Movimiento de las Fuerzas Armadas» que lo dirigió y lo que entonces se llamaba «PREC», «Proceso Revolucionario En Curso».
Cuando un edificio histórico o una obra de arte singular son destruidas, se daña de manera irreparable la riqueza de la Humanidad emancipada y reunificada del mañana. Cuando Macron encabeza el impostado duelo de la burguesía francesa pretende que olvidemos el reguero de destrucción de su barbarie. Pero no son los únicos monstruos aquí. Los que se burlan o festejan no son simples inconscientes: disfrazada de irreligiosidad e iconoclastia infantil, late una moral reaccionaria y genocida.
AMLO busca un enemigo remoto en el pasado para poder ofrecernos protección contra él, los nacionalistas españoles -que también viven del robo permanente de nuestro trabajo- nos ofrencen protección contra ese tremendo «ladrón del pasado»
Marx, Engels, Liebknecht, Luxemburgo, Lenin, Trotsky… nombres habituales en los «panteones» marxistas. Pero ¿Daniel de León? ¿Quién fue? ¿Qué llevó a los revolucionarios de la Izquierda Comunista Española a colocar a un dirigente socialista norteamericano junto a los grandes teóricos y dirigentes históricos del marxismo? ¿Por qué es hoy una figura prácticamente olvidada? Para conocer quién fue Daniel de León y cuál fue su aporte tendremos que sumergirnos en la historia del movimiento obrero en Estados Unidos en una nueva serie de artículos que comenzamos hoy.
La «gran pregunta» es por qué la segunda guerra imperialista mundial no se transformó como la primera en una oleada revolucionaria mundial a pesar de las insurrecciones en Grecia e Italia y la resistencia obrera en Gran Bretaña o Francia. Para responderla presentamos tres textos fundamentales para conocer la lucha de la izquierda de la IVª Internacional, encabezada por Natalia Sedova-Trotski, Benjamin Péret y G. Munis contra su degeneración.
Continuamos con el análisis de la «Revolución del 34» por G. Munis en «Jalones de derrota, promesa de victoria», el texto más completo de la Izquierda Comunista Española sobre la Revolución española (1930-39) en el que G. Munis, testigo y protagonista de los hechos, relata las fuerzas, discursos y estrategias en juego.
No es para nada casualidad que propugnemos una moral comunista basada en el futuro y en nuevo modo de organizar la producción puesto que la moral de la religión de la mercancía es también central en la producción y distribución.
El mundo burgués es muy anterior al capitalismo. Se configura ya en la Italia del final de medioevo cuando, aun antes de tener un estado propiamente dicho, la burguesía sufre la primera rebelión a gran escala de los trabajadores. La experiencia daría forma a su concepción del mundo y a su visión sobre el estado y su propia revolución.
102 años después de la fundación de la Liga Espartaquista, la alternativa «Socialismo o barbarie» es más actual que nunca, pero esperar que el desarrollo de la barbarie, por sí misma, «abra los ojos» de la gran mayoría sería suicida. Hace falta organizarse. Tú haces falta
La ideología del capitalismo que nace con el empirismo reproduce una sociedad profundamente religiosa y profundamente ciega sobre su propia religión. Ciencia e ingeniería, cuerpo y alma… Los fantasmas y los dioses existen pero no en la metafísica, son reflejos alienados de una fractura social real. ¡Qué empiece el deicidio! ¡Reunamos trabajo intelectual y manual!
Necesitan matar otra vez a Rosa Luxemburgo, reducirla a su sexo biológico, convertirla contra toda evidencia en feminista e invisibilizar su trabajo y su militancia para vendernos luchas interclasistas bajo banderitas nacionales y de género. Y no van a parar de falsificar citas y machacarnos las falsificaciones hasta en la sopa para conseguirlo.
Estamos recogiendo y digitalizando las publicaciones periódicas y folletos breves publicados entre 1919 y 1995 por la Izquierda Comunista Española. A través de ellos podrás seguir toda la evolución de la que es una de las ramas principales de la Izquierda Comunista mundial.
Un itinerario y un mapa interactivo del «Madrid de las Internacionales» para que aquellos de nuestros lectores que quieran pasear por el centro de la ciudad, puedan revivir el ascenso del movimiento socialista desde la formación del primer núcleo marxista en 1872 hasta la formación del Partido Comunista en 1920.
7 libros de autores y enfoques muy diversos entre sí que alimentarán tu conocimiento y tu curiosidad desde perspectivas muy diferentes al machacón discurso de la ideología hoy dominante.
Lo que demostraron las luchas de finales de los sesenta hasta los noventa es que el capitalismo actual es imposible obtener mejoras que perduren en el tiempo y cambiar el estado de cosas actual dentro de la lógica del capital. La perspectiva de la abundancia no es un distante e inalcanzable decorado de fondo, es un elemento fundamental en cada paso de ese proceso sin el que es imposible llevar adelante ninguna lucha en el tiempo.
En anteriores entradas hemos visto como la moral comunista está fundamentada en la relación de la clase con el futuro por lo que es capaz de ver y disfrutar la abundancia posible en el presente; y es una ética colectiva del trabajo y el conocimiento por lo que, como veremos ahora, es capaz de superar al miedo permanente de la vida en el capitalismo, miedo metamorfoseado en mil formas metafísicas y miedo a la muerte.
«El SWP y la guerra imperialista» es un texto fundamental para entender la historia del comunismo. Escrito por G.Munis, Natalia Sedova-Trotskaya y Benjamin Peret, da las primeras claves que llevaron a la sección española de la IVª Internacional a criticar las ambigüedades del primer «trotskismo», denunciar su rápida degeneración al comenzar la segunda guerra imperialista mundial y finalmente romper con la IVª Internacional en su segundo congreso.
¿Memoria? Se orillan las obras marxistas, se promocionan «novedades» que no son más que versiones espurgadas de referencias a la Revolución de los historiadores más exhaustivos y hasta se descalifica su reflejo en la literatura inglesa. Lejos de salvar la memoria de la Revolución y la guerra, se ha puesto en marcha un lavado de cerebro que busca la amnesia democrática y antifascista para vendernos, una vez más, nuestra propia inexistencia como trabajadores en el relato de la Historia. Memorias implantadas para robarnos, otra vez, el futuro.
Después de la edición de «Pro Segundo Manifiesto Comunista», hemos editado ahora «Los sindicatos contra la revolución» y «Partido-estado, stalinismo, revolución». Son los tres títulos emblemáticos de las lecciones que la Izquierda Comunista Española sacó del periodo revolucionario y su derrota.
El «corbynismo» alerta a la burguesía británica de que el peligro de un conflicto está siempre presente en «la dinámica del sistema de clases» y que la orientación belicista a la que se ve abocada tiene que tenerlo en cuenta… porque la tensión hacia la guerra bien puede servirles para un mejor encuadramiento.
¿Qué fue de la Navidad con la Revolución? ¿Y con la contrarrevolución? Las idas, venidas y transformaciones de los rituales y ceremonias de paso del año expresan como cualquier otro fenómeno social, la lucha de clases, su evolución y sus alternativas históricas.
Todas las movilizaciones estudiantiles del pasado fueron supuestamente «importantísimas», las de hoy apenas ganan hueco en los telediarios entre un oso moribundo y la final asiática de badminton por parejas. ¿Por qué tanto amor a los estudiantes del pasado y tan poco a los del presente? El estudiante universitario de hoy es objeto de un sádico experimento masivo. Formado para ser «inculto» en términos de la vieja universidad, más «preparado» para las necesidades inmediatas de las empresas que nunca y sujeto a un bombardeo ideológico como no han sufrido las generaciones anteriores.
La vivencia del comunismo ha sido siempre, desde los orígenes del movimiento, lo contrario de la ideología pequeño burguesa, destinada al consumo individual, reducible a «experiencias», estéticas y actitudes. La actividad de los comunistas ha sido, aun en los peores momentos, aprendizaje y debate colectivo. Lo vemos en los testimonios que nos quedan del peor momento de represión de la contrarrevolución, la famosa «Medianoche en el siglo». Incluso los comunistas de la generación que vivió los momentos más dramáticos de la derrota de la clase y el exilio, retomaron y reconstruyeron la actividad militante creando rutinas colectivas de estudio, crítica, discusión e intervención, por modestos que fueran los medios y adversos los condicionantes. Si algo no han sufrido los comunistas ha sido la soledad individual.
Nada menos «simbólico» que los símbolos. Heredamos un mundo simbólico tan herido como herida ha sido la clase por el estalinismo y la contrarrevolución. Guardamos, eso sí, la bandera roja, limpia de añadidos, como algo que no nos podrán quitar. Tenemos algunos símbolos casi olvidados que representan la urgencia y la continuidad de un nuevo presente para el Internacionalismo, como la torre Tatlin. Pero tenemos sobre todo, la tarea pendiente, de crear los símbolos del segundo gran despertar de nuestra clase, que no arrancará desde la nostalgia, sino desde la respuesta concreta a sus formas de explotación de hoy.
Lo que ahora la burguesía llama fatuamente «la mejor época de la Historia de España» no fue sino el periodo en el que se desarrollaron todas las contradicciones que están precipitando en la actual crisis. La Constitución del 78 ha sido el instrumento bajo el que la clase dirigente española se felicita de haber mantenido la amenaza de los trabajadores dentro del sistema y conseguido tardiamente la consolidación nacional de sus filas y su inclusión en los procesos globales de concentración del capital.
La verdadera pregunta es ¿por qué nos obsequia ahora la burguesía europea con la historia de este «joven» que se parece a Marx en lo accesorio y es tan diferente en lo fundamental? Seguramente están sintiendo algo de frío a la espalda y temen, que el viejo fantasma esté mirándoles por encima del hombro.
El 100º aniversario de la Revolución de Octubre no es momento para felicitarse de nada ni pasear iconos y banderitas. Tenemos un ingente trabajo por hacer y si queremos ser útiles a nuestra clase, debemos comenzar por estudiar, aprender y aplicar lo aprendido.
Se ha hecho evidente para la burguesía española como un todo que el sistema federal de administración del estado, que infla a los caciques, entrona a las pequeñas burocracias locales y da alas a una pequeña burguesía tan pagada de sí misma como poco sensata, no le es ya útil para mantener la cohesión territorial ni la unidad de mercado.
La burguesía española carga con las taras de su debilidad decimonónica y su tardío ascenso al poder político. Los movimientos de capitales y sedes fiscales durante los últimos días tan solo la centralizará un poco más, en un reflejo tardío, senil e inconsciente de aquella revolución que la burguesía española nunca consiguió culminar en su juventud progresista.