
Nadie duda ya de que el capital ruso va a salir muy malparado de la invasión de Ucrania. Sin embargo, no será el único perdedor, ni su derrota será la que marque con mayor fuerza el curso de los conflictos imperialistas en los próximos años. Alemania y China se descubren más frágiles de lo que ya se sabían. Y los propios EEUU tienen que aceptar abiertamente que sólo pueden mantener su hegemonía fragmentando contra toda lógica productiva el mercado mundial.