
En buena parte del mundo el trabajo en restaurantes condensa lo peor de la precarización con el sinsentido general de la producción capitalista. Desde los restaurantes «de estrella» a los de comida rápida, cada aparente avance en el arte de cocinar o en la forma de producir parece hacerse a costa de los trabajadores, así que nuestros lectores nos preguntan si es posible que existan restaurantes -o algo parecido- en el comunismo.