
El panorama de la educación básica y media en el mundo es cada vez más desolador. El aprendizaje de la lectura, la escritura y las herramientas matemáticas básicas se está convirtiendo cada vez más en una brecha de clase que niega el desarrollo a millones de niños. Mientras, los estados, lastrados por sus propias urgencias ideológicas, son incapaces de paliar el problema y sus «soluciones» agravan el clasismo general de la arquitectura del sistema de enseñanza.