
En EEUU se habla de una escasez de combustible -especialmente diésel- peor que la de la crisis de los años 70, mientras que países como Ceilán reciben por barco grandes cargamentos de diésel -en este caso desde India- para suplir una escasez que paraliza ya el aparato productivo. Los stocks de diésel se están agotando por todo el mundo, no solo como consecuencia de la falta de adaptabilidad de las cadenas ante cambios inesperados -como en el sector de los semiconductores-, sino como consecuencia directa de la ruptura del tejido productivo mundial que arrancó con la guerra comercial y se ha acelerado con la guerra abierta en Ucrania.