Sylvia Pankhurst contra el feminismo
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- «El nacimiento del feminismo»
- «Las primeras feministas que se dirigieron a las trabajadoras»
- «Sylvia Pankhurst»
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Christabel, no era la única hija de Emmeline Pankhurst. Emmeline y Richard tenían hija menor: Sylvia. En 1912, Sylvia convenció a su hermana y su madre de impulsar una campaña de reclutamiento de la WSPU en el East End londinense, el principal distrito obrero de la ciudad. Se trababa, siguiendo la estrategia de la WSPU, de convertir la lucha por el derecho al voto «en las mismas condiciones que los hombres», en un movimiento de masas al incorporar a las mujeres trabajadoras, muchísimo más numerosas.
Mi objetivo no era simplemente ganar algunos miembros y establecer algunas ramas, sino la tarea más grande de llevar el distrito en su conjunto a un movimiento de masas, del que solo una minoría pudiera quedar al margen.... La creación de un movimiento de mujeres en ese gran abismo de pobreza sería una llamada y un grito de guerra al surgimiento de movimientos similares en todas partes del país
Pero a diferencia de la WSPU, que negaba toda lucha de clases, Sylvia se daba cuenta de que las trabajadoras tenían intereses propios que no iban a avanzar simplemente porque las mujeres burguesas y pequeñoburguesas pudieran votar y ser elegidas para el parlamento. Tenían que organizarse, pensaba, no solo en tanto que mujeres, sino como trabajadoras.
También estaba ansiosa por fortalecer la posición de la mujer trabajadora cuando se concediera el sufragio; la existencia de un movimiento fuerte y autosuficiente entre las mujeres trabajadoras sería la mayor ayuda para salvaguardar sus derechos después de la concesión del derecho a voto. Además, miraba hacia el futuro; quería despertar a estas mujeres de la masa sumergida, para que avivaran no sólo por argumentos propios de la gente más afortunada que ellas, sino para que se convirtieran en luchadoras por su propia cuenta, despreciando meros tópicos y gritos, rebelándose contra las horribles condiciones que las rodeaban, y exigiendo para sí mismas y para sus familias una plena participación en los beneficios de la civilización y el progreso.
Sylvia Pankhurst era consciente de que, como apuntó Rosa Luxemburgo:
La mayoría de estas mujeres burguesas, que actúan como leonas en la lucha contra los «privilegios masculinos», se alinearían como dóciles corderitas en las filas de la reacción conservadora y clerical si tuvieran derecho al voto.
Cuando su familia, y con ella toda la WSPU, rompe definitivamente con el laborismo independiente del ILP, la dirección feminista decide abandonar el East End dejando claro a Sylvia que está pisando más de una línea roja.
Christabel, mientras daba el biberón a un cachorrito pomerano, anunció que la Federación del Este de Londres de la WSPU debía convertirse en una organización separada; «The Suffraggete» lo anunciaría, y a menos que decidiéramos adoptar uno por nuestra cuenta, inmediatamente, se nos daría un nuevo nombre... Añadió: «Tienes una constitución democrática para tu Federación; no estamos de acuerdo con eso». Además, insistió, un movimiento de mujeres trabajadoras no tiene ningún valor: las mujeres trabajadoras son la parte más débil del sexo: ¿cómo podría ser de otra manera? Sus vidas eran demasiado duras, su educación demasiado escasa como para prepararlas para la lucha. «¡Seguramente, es un error usar a las más débiles para la lucha! Queremos mujeres elegidas, las más fuertes e inteligentes». Se volvió hacia mí. «Tienes tus propias ideas. No queremos eso; queremos que todas nuestras mujeres tomen sus instrucciones y caminen como un ejército».
Está claro que la visión de Christabel sobre las mujeres trabajadoras era inherente y no externa a la naturaleza de aquel primer feminismo. También es claro que Christabel, como todo el mundo burgués, veía a la humanidad como parte de una máquina controlable. La creencia de que las mujeres de la clase obrera eran políticamente inferiores y menos preparadas que las mujeres propietarias, no sólo es completamente falsa, sino que ocultaba lo que sustentaba la actividad política de las mujeres proletarias. Las mujeres de la clase obrera, como proletariado que somos, tenemos interés en luchar con todas nuestras fuerzas contra el mundo del capital y la mercancía y esto no puede sino estar en contradicción directa con los objetivos políticos del feminismo.
Tras la separación forzosa, Sylvia Pankhurst crea la «Federación de Sufragistas del Este de Londres» (ELFS) que intenta compaginar lucha de clases con lucha por el voto femenino. Sin embargo, la ruptura se hace inevitable. En 1913 habla en un mítin en apoyo de los trabajadores irlandeses detenidos tras el famoso lock out de 1913. Emmeline y Christabel entran en cólera y expulsan en bloque a la ELFS. Tras la expulsión Sylvia publica el primer número del semanario del ELFS: «The Woman’s Dreadnought». La salida del «nido» familiar de la WSPU le permite distanciarse de la deriva cada vez más violenta de la organización
Las acciones clandestinas y planificadas eran un método desesperado adoptado con la esperanza de acortar la lucha más larga... Debo confesar que estas tácticas particulares nunca me atrajeron. No tomé parte en ellas. No me gustaba nada la destrucción de obras de arte. Nunca expresé ni expreso ahora mismo una sola palabra de censura contra las valientes mujeres que eran militantes clandestinas. Actuaron... en gran parte por instigación de mi hermana Christabel y mi madre... mi hermana... declararon que, sin un elemento de terrorismo real, el gobierno nunca concedería el derecho al voto a las mujeres.
Guerra y Revolución
Menos de seis meses después estalla la guerra imperialista mundial, millones de trabajadores comienzan a ser masacrados en los campos de batalla. El feminismo británico en bloque se une al reclutamiento «exigiendo» la participación femenina, en pie de igualdad, en la matanza imperialista.
Es obvio que incluso la más vigorosa militancia de la WSPU. se está haciendo menos efectiva por el momento, en contraste con la violencia infinitamente mayor que se hace en la guerra actual, no sólo a la propiedad y a la prosperidad económica, sino a la vida humana....
era inevitable que Gran Bretaña participara en la guerra y con ese patriotismo que ha servido a las mujeres para soportar interminables torturas en las celdas de las cárceles por el bien nacional, deseamos ardientemente que nuestro país salga victorioso, porque sostenemos que está en juego la existencia de todas las pequeñas nacionalidades y que está en juego el estatuto de Francia y de Gran Bretaña.
«The Woman’s Dreadnought» en cambio publica a Karl Liebknecht que denuncia el carácter imperialista de la guerra. La oposición no quedará en publicaciones, el ELFS, que pasa a convertirse en «Workers Suffrage Federation» (WSF), convoca manifestaciones contra la guerra y en 1916 lleva una columna de 20.000 personas hasta Trafalgar Square. Con todo, su visión sigue todavía fundamentalmente democrática. Cree que el sufragio universal acabará con la guerra y las discriminaciones sexuales.
El 6 de febrero de 1918 el Parlamento británico otorga el derecho al voto a las mujeres propietarias de más de 30 años o con títulos universitarios -no había muchas. El sentido real de esta medida se ve aun mejor en Alemania. Allí en noviembre de ese mismo año, el estallido de la Revolución lleva al estado a solicitar una paz a toda prisa a los aliados, se proclama la república y los socialdemócratas intentan destruir la revolución a toda costa mezclando represión, terrorismo y... verdadero sufragio universal. El derecho al voto para todos que hasta hacía nada parecía una lejana conquista de clase, se ha convertido en la herramienta de contención de los viejos estados burgueses sacudidos por la Revolución mundial. Ya nada será igual.
Sylvia Pankhurst y sus compañeros se dan cuenta. No es la lucha por el sufragio ya, sino la Revolución mundial lo que está en el orden del día. En mayo de 1918 la «Federación por el Sufragio de los Trabajadores» se convierte en la «Federación de Trabajadores Socialistas» y el lema «votos para todos» se cambia por «Por el socialismo internacional». El grupo se convertirá en uno de los núcleos fundadores del Partido Comunista de Gran Bretaña y luego en la base de la breve izquierda comunista británica.
Sylvia Pankhurst: del feminismo al comunismo
Sylvia Pankhurst se había acercado a la clase desde el feminismo de la «Women's Social and Political Union» para convencer a las trabajadoras de que lucharan por conseguir el voto para las mujeres propietarias. Se dio cuenta de que el feminismo, la idea de que compartían un interés común con las mujeres de clases poseedoras por ser parte de «la mujer», contradecía sus intereses fundamentales de clase. Recondujo entonces el movimiento a ganar el derecho al voto para todos los trabajadores y en la práctica descubrió que no podía dividirlos si quería avanzar, que no hay un proletariado femenino y un proletariado masculino, sino una única clase llamada a acabar con todas las formas de explotación y opresión. Su esfuerzo había acabado convirtiéndose una organización para todos los trabajadores, con independencia de su sexo, luchando por el sufragio universal. Pero para entonces, el tiempo histórico había cambiado, la guerra imperialista mundial dejaba claro que la era del capitalismo ascendente había acabado para siempre y se abría una nueva época de crisis, guerras y revoluciones mundiales en las que la lucha por la representación parlamentaria y presentarse a elecciones ya no tenía sentido. Lo que exigía la lucha era construir el partido de la Revolución e impulsar las nuevas formas de lucha: huelga de masas y consejos.