¿Se agota la «Europa alemana»?
Pasaban las cuatro de la mañana cuando la cumbre de la UE llegó finalmente a un documento de conclusiones para una directiva sobre migraciones. El «principio» defendido por Italia se consagraba: los náufragos, migrantes y refugiados llegan, sea cual sea su punto de entrada, a la UE y ante la UE y no ante el país de llegada, solicitan refugio. El infame modelo español de los CIEs se consagra bajo el nombre de «plataformas» y posiblemente se extienda a Macedonia y Albania. España y los países que organicen los nuevos CIEs recibirán dinero comunitario. Macron recalcaba que el gran éxito es que se había «mutualizado» el asilo y por tanto dado una respuesta al reto impuesto por el Ministro del Interior de Merkel que ponía en crisis al aparato político alemán y amenazaba con llevarse a la canciller por delante.
El remate salió a la luz hoy mismo: Merkel presentaba a sus socios de gobierno pre-acuerdos con 14 países de la UE -comenzando por España y Grecia- para devolverles aquellos indocumentados que lleguen a Alemania desde ellos. Con ambas herramientas, la canciller alemana puede declararse ya ganadora en su batalla contra la CSU. La operación «salvar a Merkel» ha sido un éxito.
También lo ha sido para Salvini. Ha conseguido sus principales objetivos y convertido de nuevo a Italia en un actor central con verdadera capacidad de negociación. Y a consecuencia de ello la Lega se convierte en el verdadero sucesor de Berlusconi y su alianza con el Movimiento 5 Estrellas se consolida como el centro de gravedad de la política italiana
¿Y Francia?
El gran muñidor de todo este costoso ejercicio de equilibrismo, Macron, era saludado como un césar triunfante por la prensa alemana... y sin embargo recibido con gesto torcido por los periódicos de los países mediterráneos y de la propia Francia. La razón: el tema principal para todo el Sur es la reforma del euro, pero esta cumbre ha pateado la pelota hacia delante dejando para diciembre la discusión de las medidas concretas propuestas por Macron y apoyadas por Merkel. Los portugueses, por ejemplo, temen que entonces sea ya demasiado tarde.
La burguesía francesa e incluso Macron personalmente no pueden sino sentirse engañados. Se han jugado cuanto tenían en el sprint de la pre-cumbre y la cumbre para salvar a Merkel y aparentemente lo han conseguido. Pero no han avanzado un centímetro en sus propios objetivos. Dolidos, mandan una señal a Alemania: no van a esperar indefinidamente. Por eso destapan ahora que Trump ofreció a Macron un acuerdo privilegiado de comercio para Francia si abandonaba la UE.
Alemania peso muerto
A estas alturas el poder del eje franco-alemán dentro de la propia UE está seriamente erosionado. Son ya 12 países los que se han manifestado abiertamente contra los agónicos intentos franceses para reequilibrar el euro. Están por supuesto los países de Visegrado, pero a la vanguardia un eje de países «nordistas» con Holanda a la cabeza tradicionalmente ligados a Gran Bretaña y EEUU.
Pero sobre todo está la propia fractura de la burguesía alemana y la locura identitarista de su pequeña burguesía. Con independencia de otros elementos que ya hemos discutido en artículos anteriores, cabe una reflexión sobre el papel y los límites de la ideología supurada por el estado. El «nordismo» fue originalmente un constructo ideológico diseñado para encubrir el carácter predador e imperialista de la arquitectura del euro. Pintaba a los alemanes y otros países exportadores del Norte como «hormigas» y a los países del Sur y el Este como «cigarras» que no «aprenderían» si no sufrían todo el peso de sus deudas. Alemanes, holandeses, suecos y otros «países virtuosos» pagaban «demasiado» por una Europa que solo se acordaba de ellos para pedir ayuda en los malos tiempos. A pesar del carácter extremadamente burdo de este discurso, fue el principal argumento ideológico del ministro de economía alemán, Shauble, y del presidente del eurogrupo, el holandés Dijsselbloem, para aislar a Grecia y someterla a un protectorado ejemplarizante. Tras años y años de bombardeo soez la pequeña burguesía alemana, holandesa o danesa, lo han hecho suyo. El problema es que ahora, especialmente en Alemania, es ya disfuncional para los intereses imperialistas de la burguesía. La prensa alemana se esfuerza ahora por corregirlo. Explica que el coste de sostener la UE es ridículo para Alemania -0,3% del PIB- comparado con tener mercados cautivos y seguros en 26 países desarrollados, que en el mundo e incluso en la vecina Francia hay cada vez más «Lepen» y «Trump» que querrían poner aranceles a los Volkswagen y que la «crisis griega» proveyó de miles de millones de marcos a las cuentas alemanas mientras Shauble gritaba que le devolvieran hasta el último céntimo cuanto antes aunque para ello hubiera que cerrar los ambulatorios griegos.
Por si fuera poco, Estados Unidos juega cada vez más abiertamente a aislar a Alemania, fortalecer la deriva identitarista de la pequeña burguesía continental y someter a Europa a sus propias contradicciones. Ultimo golpe: Trump recuerda a Bélgica, Alemania, Italia, España, Portugal, Luxemburgo y Holanda que deben contribuir a la OTAN con más recursos y amenaza a Alemania con abandonar inmediatamente sus bases en Alemania (35.000 efectivos). Por supuesto que los europeos estarían felices de emanciparse de la tutoría militar estadounidense... pero una cosa es ir construyendo mil fuerzas de intervención rápida y una coordinación nuclear con Gran Bretaña y otra multiplicar los costes de la noche a la mañana. Trump, muy inteligentemente pone el dedo así en varias llagas a la vez: el victimismo presupuestario del discurso nordista, la incapacidad europea para establecer una alianza militar alternativa y las rigideces de gasto público impuestas por el diseño alemán del euro.
Y para rematar, el «patio trasero» alemán tiene cada vez más presencia china. Excusatio non petita, accusatio manifesta, la diplomacia asiática asegura que su expansión en el Este y Centro de Europa no busca socavar a la UE. Pero el gigante asiático va más allá. El capital chino representa ya más del 60% de la inversión extranjera en Portugal y el segundo socio más importante de Grecia.
EEUU parece estar consolidando ventajas sobre sus rivales y China adaptándose a toda velocidad sin dejar de poner palos en las ruedas americanas. Pero desde las urgencias francesas Alemania parece cada vez más un peso muerto incapaz de avanzar hacia la construcción de un bloque imperialista propio. Desde la mirada de los capitanes de las fuerzas centrífugas dentro de la propia Europa, la misma UE se ha convertido en un edificio en derribo. Salvini declara con descaro a Spiegel que «ya veremos si dentro de un año sigue existiendo la Unión Europea». La próxima recesión puede olerse ya en el aire. El tiempo se agota para Merkel y Macron.