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La «revuelta cripto» y los jóvenes de la clase trabajadora

18/04/2022 | Tecnología

Centenares de miles de jóvenes de familias trabajadoras viven la fantasía de una «revuelta cripto». Esperan que la autonomía y el desarrollo personal que les es negado en el mercado de trabajo les llegue de un juego especulativo.

¿Qué significan las criptomonedas en el juego global del capital?

Representaciones de distintas criptomonedas

Las criptomonedas -criptoactivos, en realidad-, son una tecnología ineficiente y cara en todos los sentidos, que representa relativamente poco dentro de la masa de fondos que moviliza el circuito global del capitales.

El principal «aporte» tanto de «las criptos» como -especialmente- de la tecnología que las hace posible («blockchain»), es que -con un coste computacional y energético enorme a partir de cierto número de usuarios- permiten guardar un registro automatizado y en principio difícil de manipular, de las transacciones llevadas a cabo en una moneda digital. Este registro, que es público y accesible por cada usuario, permite operar desde una opacidad casi total.

Es fácil entender el atractivo de las tecnologías blockchain para bancos y otras organizaciones que operan internacionalmente y quieren reducir costes de transacción de un modo no necesariamente visible por el fisco. Pero sobre todo para capitales «en negro» que huyen de los controles estatales y buscan poder insertarse en la acumulación legal («lavarse»). Por eso ha sido hasta ahora indisociable de las contradicciones entre el estado y los capitales «en negro».

El crecimiento del uso de criptodivisas ha ido parejo al de estas contradicciones y a su normalización en mafias, cárteles, organizaciones terroristas y grupos paramilitares en todo el mundo. Por eso los estados han pasado en apenas unos años de la ambigüedad al control. En los últimos dos años hemos visto el arranque de duras regulaciones restrictivas en EEUU y la UE, un intento de prohibición en Rusia y la represión abierta en China.

Sólo estados y capitales nacionales muy débiles, para cuyas burguesías los negocios criminales resultan vitales, como El Salvador o Ucrania, han dado cobertura y fomentado las criptodivisas.

El mensaje ideológico de las criptos

Página principal de «Silk Road», el primer mercado online masivo en usar bitcoin abiertamente para comercios ilegales.

Las tecnologías que hacen posible las criptodivisas nacieron en un entorno muy concreto: el ambiente anarco-capitalista californiano. Una ideología que lleva al extremo el principio básico de la moral capitalista según el cual todo intercambio «libre» sería bueno e igualitario por definición.

Desde el principio, bajo el movimiento cripto hubo un programa político en forma de software: desarrollar la mercantilización en nuevos ámbitos de la vida y «liberar» al comercio de todo tipo de control estatal, especialmente donde existen prohibiciones y represión, como en el mercado de drogas recreativas. Si pensabas que el randismo era burdo e inmoral, su versión simplificada para el mundo cripto le hace parecer sofisticado y sensible.

Desde su mirada brutalmente ideológica, la «riqueza» no es el producto del trabajo social, sino el resultado de la inteligencia y capacidad para arriesgarse de unos personajes particulares -los «emprendedores»- que saben adelantarse a los movimientos del comercio o facilitarlos mediante innovaciones que «cambian el mundo» haciéndolo más «libre», es decir, mercantilizado sin restricciones.

Según el anarco-capitalismo cripto, si eres explotado es porque o no vales para otra cosa que para animal de tiro o porque las regulaciones y las ideas «socialistas» evitan estructuralmente que puedas hacerlo. Los «emprendedores» deberían ser tus ídolos porque son tus libertadores.

Los jóvenes de clase trabajadora y las criptos

Público, en su mayoría veinteañeros de clase trabajadora, espera en la puerta del Palacio Olímpico de Badalona en una pausa del evento cripto de IM Academy

La paradoja es que, por burda que sea, esta ideología se tornó cada vez más atractiva durante la pandemia para muchos jóvenes de clase trabajadora cuando la «burbuja cripto» empezó a dar de nuevo señales de exuberancia tras haber dejado atrás su primer gran «crash» en 2018.

[El aumento de la desigualdad] proporciona una respuesta macro a la pregunta de qué problema social resuelve blockchain. Blockchain transforma la creciente desigualdad de riqueza de problema en oportunidad, para aquellos dispuestos a correr el riesgo de invertir.

El tirón de cualquier burbuja especulativa se basa en un hecho objetivo: alguien en algún lugar está ganando mucho dinero y tú no eres uno de ellos. Mucha gente, como mi primo, un trabajador de cuello azul de toda la vida con una buena pensión, cree esto. Y no se equivoca. Eso es algo que mi conversación con Dash [un inversor de riesgo] trajo a casa: hay muchas personas que ganan mucho dinero con criptos y NFT.

Para aquellos de nosotros que no estamos entre los extremadamente ricos, la idea de que podríamos unirnos a ellos es una idea seductora que se ha convertido en un fenómeno cultural. Y en una atmósfera de precariedad económica y desigualdad de riqueza, esa atracción se ha visto sobrealimentada. Pero es especialmente poderoso entre los jóvenes. «Hablas con cualquier persona menor de 25 años y les han dicho que las criptomonedas son su libertad», dice Dash. No es difícil imaginar por qué.

La desigualdad de riqueza impulsa el atractivo de las criptomonedas, Tressie McMillan Cottom en New York Times

Este runrún sobre la «libertad» era continuo entre los jóvenes que se presentaron en Badalona para el encuentro motivacional de un sistema de venta piramidal (IM Academy, conocida como la «criptosecta»), un evento que la prensa española ha aireado centrándose en las denuncias de los familiares.

Pero no nos confundamos, con independencia de que estos jóvenes hayan caído en una organización con técnicas sectarias al estilo Amway o Herbalife, la cuestión de fondo y de interés general es otra.

La clave es que si los viejos sistemas (estafas) de venta piramidal han virado hacia las criptos es porque las criptos han pasado a representar algo muy importante para muchos jóvenes de clase trabajadora. La gran mayoría de ellos no están siquiera en ninguna organización formal -sectaria o no- aunque reaccionen violentamente contra cualquier movimiento que ponga a las criptos en cuestión.

De hecho, cuando escuchamos en la televisión las declaraciones de los que fueron al evento el panorama se hace más claro. Las imágenes nos muestran a cientos de chicos de clase trabajadora «vestidos de domingo» llegando llenos de ilusión al pabellón del Joventut de Badalona. Un chico explica al reportero una de las supersticiones geométricas que los traders usan para «entender» la evolución de curvas de precios en mercados especulativos, como si fuera el descubrimiento del siglo.

La paradoja: la diferencia entre los captados por la venta piramidal y la gran mayoría de cripto-fanáticos que florecen en la red es que los primeros al menos tienen la ilusión o el reflejo de ser parte de algo colectivo. El aporte de la «criptosecta» es que, al estilo de los ataques en enjambre en redes sociales que tan comunes resultan a sus miembros por su vida online anterior, organiza a sus seguidores colectivamente en grandes movimientos de compra o venta a corto.

Y si nos acercáramos a cualquiera ellos, organizados o no, el cuadro acabaría de completarse: expresiones como «seguridad financiera» o «ganarse la vida» aflorarían en las primeras frases.

Precaridad e infantilización: el fondo del atractivo de las criptos

¿Hay algo raro en que muchos jóvenes de clase trabajadora se agarren al clavo ardiendo de las criptos para imaginarse un futuro como personas autónomas?

Estamos en una sociedad que orienta a los jóvenes adultos entre los 20 y los 30 años de edad a «ponerse a cubierto» en la Universidad -si los padres pueden permitírselo- o hacer ciclo tras ciclo de FP con sus prácticas; en la que la perspectiva de «un trabajo que de para vivir» se retrasa cada vez más; en la que la pobreza laboral, por mucho que la pinten de rosa es parte de un paisaje precario en el que las minicasas y los llamados colivings, son parte del precio a pagar por una vida autónoma... ese lujo.

El resultado es que la edad de emancipación sigue creciendo de récord en récord. El discurso mediático trata de hacerlo aceptable a base de una ideología infantilizadora de la juventud que se extiende cada vez a edades más altas.

No hay que ir muy lejos. Es cotidiano. Ayer mismo, El País, empeñado en hacer de cualquier identitarismo ideología de estado, nos intentaba convencer de que la inflación es una cosa generacional, que afecta por edades, no por clases sociales. Según ellos, la generación que ahora tiene entre 25 y 41 años, sería la más afectada.

Justo cuando las aguas de la economía parecían más calmadas, la irrupción de la pandemia de coronavirus volvió a truncar sus sueños. Y ahí ya se resintió todo ese grupo comprendido entre los 25 y los 41 años. De hecho, un informe elaborado por el servicio de estudios de CaixaBank indica que los ingresos de los más jóvenes llegaron a caer más de un 20% en el arranque de esa crisis, en 2020. La proporción es cuatro veces superior a la de los adultos.

Inflación, la puntilla de la generación milenial. El País.

Las negritas son nuestras y hablan solas: comparar al grupo de personas entre 25 y 41 años con «los adultos», como si no lo fueran, no es un desliz, es más del mismo discurso con el que los medios minorizan y extienden «la juventud» a un rango de edades cada vez más amplio con tal de normalizar y generar conformidad con la precarización masiva.

Es contra el destino que legitima este discurso y contra la infantilización grotesca que destila. Esto es contra lo que se rebelan los cripto-fanáticos.

Alienación y pérdida de la centralidad del trabajo

Cola de jóvenes trabajadores en una oficina de empleo

Si la economía (=acumulación) no les da oportunidades de trabajo, las criptomonedas les permiten especular con herramientas que parecen las mismas que las del capital financiero y el criptolibertarismo les permite retratarse como «creadores de riqueza» que luchan por la «libertad».

Hay que remontarse a los movimientos religiosos campesinos del XIX para encontrar una «revuelta» tan alienada como ésta: buscando una forma de convertirse en aporte, rechazando el papel de mascota familiar que les otorga su improductividad, abrazan una ideología en la que el trabajo social no aparece por ningún lado.

Pero no es sólo un efecto del delirio cripto-libertario. Está sostenido cotidianamente por la ideología ambiente que los medios propagan: el supuesto fin de la centralidad del trabajo y por tanto la sustitución de los intereses de clase por «identidades» interclasistas y ciudadanas de todo tipo, desde el sexo al género, desde la lengua al particularismo geográfico y desde la raza a la edad.

¿Cómo valorar la «revuelta cripto»? ¿Qué hacer?

1 Durante los últimos años las criptodivisas han pasado de ser casi exclusivamente un canal para incorporar el dinero negro a la acumulación, a convertirse en una forma de introducir a un sector de la juventud de clase trabajadora en el juego especulativo.

2 Desde esta perspectiva, las criptos son inseparables de la alienación más extrema -por algo es terreno abonado para las sectas- y de la ideología más reaccionaria y mercantilizadora. La «revuelta cripto» es un verdadero disolvente de la acción colectiva en la que, atomizados y cegados por una burbuja especulativa casi pura, decenas de miles de hijos de la clase trabajadora se encaminan a la ruina con la certeza de un ludópata y el doctrinarismo de un fanático religioso del medio oeste norteamericano.

3 Bajo la «revuelta cripto» está una vez más el antagonismo entre desarrollo humano y crecimiento del capital, en este caso a la escala más básica y vital que podamos concebir. En una sociedad que infantiliza y condena a la esterilidad productiva y vital durante décadas a generaciones enteras de hijos de trabajadores, éstos, expulsados antes de entrar, buscan una salida convirtiéndose en carne de cañón de un casino especulativo, renunciando a toda centralidad del trabajo y adoptando la moral mercantilizadora más burda.

4 Pero si la «revuelta cripto» muestra el carácter reaccionario del sistema y sus falsas salidas, también muestra una necesidad humana básica buscando realizarse: el trabajo, algo que va mucho más allá y de hecho es negado y alienado por el trabajo asalariado que es la institución básica de la explotación del trabajo bajo el capitalismo.

La emancipación del trabajo, su liberación de la forma explotadora que toma en este sistema, es inseparable de la superación del capitalismo como un todo. Pero como en todos los demás casos, eso no quiere decir que «no se pueda hacer nada hasta que todo cambie». El comunismo es un principio activo en el presente precisamente porque se afirma como principio a través de la lucha presente por satisfacer las necesidades humanas universales concretas. El comunismo es el futuro porque luchamos aquí y ahora.

De lo que se trata no es de decirles a las víctimas y posibles víctimas de la «revuelta cripto» que se olviden de hacer nada, sino de mostrarles cómo la organización y el trabajo colectivo les da la única alternativa real: sólo encontrarán salida descubriendo la centralidad del trabajo, sólo se desarrollarán poniéndose del lado del desarrollo humano, sólo ganarán la autonomía que ansían aportando a la autonomía de su clase, sólo serán libres de verdad uniéndose a la lucha por liberar a la Humanidad de la dictadura de la escasez impuesta por el capital.

Y para poder decir ésto hay que hacerlo, es decir, traducirlo en formas y realidades organizadas.