Refugiados las nuevas políticas muestran las mentiras e hipocresías de la UE
Durante el último mes países UE como Dinamarca o Lituania han expuesto sin pudor nuevas políticas inhumanas, si no criminales, frente a los migrantes y refugiados que buscan asilo. Las revelaciones de Spiegel y la investigación del Parlamento Europeo han demostrado la implicación de las policías de fronteras de Italia, Malta, Grecia y del máximo dirigente de Frontex, un organismo UE, en verdaderos crímenes de lesa humanidad. Pero esta vez no hay crisis ni problema. Se hace visible el verdadero rostro de una UE que usa rutinariamente como propaganda imperialista el «Estado de Derecho» y los «Derechos Humanos».
Los crímenes de Frontex y las policías de fronteras en el Mediterráneo
El caso más sangrante de estos meses posiblemente sea el surgido a partir de las revelaciones de Spiegel sobre Frontex -el servicio de guardafronteras de la UE. Resulta que Frontex colaboró en la devolución de refugiados y migrantes a los campos de tortura libios en las fronteras marítimas italianas y maltesas.
En Grecia, la policía griega con asistencia de Frontex simplemente echaba al mar a niños y adultos tras pincharles los botes y quitarles los fuerabordas:
Los funcionarios de Frontex, incluidos los agentes de la policía federal alemana, detienen los barcos de refugiados en el mar Egeo antes de que lleguen a las islas griegas y los entregan a la guardia costera griega. Luego, los guardias fronterizos echan sistemáticamente a los refugiados al mar, ya sea en balsas salvavidas inflables o en botes de goma a los que han quitado el motor. De esta forma se aseguran de que los refugiados no puedan volver a llegar a aguas griegas. Los funcionarios griegos a menudo usan la violencia durante las acciones, apuñalan los botes de goma o disparan al agua. En al menos siete casos, las unidades de Frontex estuvieron cerca o involucradas en tales retrocesos.
Spiegel
La investigación posterior del Parlamento Europeo descubrió que el director de Frontex, Fabrice Leggeri, un hombre de confianza del gobierno Macron, no solo conocía este tipo de acciones sino que había participado en su organización y ordenado destruir los expedientes en los que quedaban registradas.
¿Respuesta de la UE? Ninguna. Ni siquiera se molestaron en cesar al directivo. El mensaje está claro. Y no solo para los que busquen asilo.
Dinamarca y los refugiados
Desde hace más de siglo y medio Dinamarca ha hecho de los Derechos Humanos y de la democracia su bandera de combate en el juego europeo -a veces literalmente. Sus producciones de propaganda imperialista, como Borgen, son el modelo del poder blando europeo y sus políticas sociales supuestamente las más avanzadas.
Tan avanzadas como decretar la devolución a Siria a los refugiados en plena segunda ola de la pandemia.
Y es que Dinamarca ha optado por tener Cero solicitantes de asilo en su territorio. ¿Cómo? Planea crear campos de concentración en Ruanda, a 9.700 kilómetros de sus fronteras... bien lejos de cualquier publicidad sobre las condiciones de vida y encierro de los solicitantes. Campos que serían, por supuesto, gestionados por empresas locales, bien protegidas por el opaco gobierno autoritario local, conocido por la dureza de sus centros de detención.
Lituania «invadida»
Los países bálticos en general tienen un pecado de origen: cuando se independizaron de Rusia, no reconocieron la ciudadanía de los trabajadores rusos que habían sido llevados a trabajar durante el periodo stalinista y que habían nacido allí. Tampoco la de sus hijos y nietos. A estos, se les dio autorización para permanecer en el país en el que habían nacido, pero no la ciudadanía. En Estonia todavía quedan más de 200.000 personas bajo este forzado estatuto de extranjería.
En Lituania las migraciones internas habían sido menores durante el periodo stalinista, pero aun así, los nacidos en en país que se consideran no-ciudadanos suman el 9%. A día de hoy la ley de nacionalidad lituana, a pesar de consagrar el principio de nacionalidad por nacimiento, sigue el modelo étnico israelí y reconoce la nacionalidad a los descendientes de los inmigrantes lituanos que marcharon del país a principios de siglo hacia Argentina o EEUU pero no a los no étnicos que nacieron en el territorio del estado lituano siendo muchas veces hijos de padres también nacidos allí.
Como se ve, el punto de partida, un estado étnico, no concuerda con la propaganda democrática europea.
Lituania como todo estado étnico dirigido por una burguesía semicolonial ultranacionalista, tiene prontos los reflejos racistas y xenófobos. En junio, se produjo una escalada de tensión con Bielorrusia por el secuestro de un avión lituano que sobrevolaba territorio bielorruso y que llevaba al creador de un famoso canal de Telegram opositor.
¿La primera reacción del gobierno lituano? Acusar a Bielorrusia de estar invadiendo Lituania con refugiados sirios e iraquíes. En realidad, el número de aspirantes a asilo llegados a través de la frontera bielorrusa apenas ha pasado del millar en julio, pero ha movilizado la solidaridad de los estados europeos... con el racismo de estado lituano.
Pero la cosa no acaba ahí: hace menos de dos semanas el gobierno de Vilnius anunció que construiría un muro fronterizo al estilo del ceutí. Y esta semana, el Parlamento votó detener a los que llegaran dándoles la consideración de delincuentes y no de solicitantes de asilo.
¿Algún problema en la humanitaria, democrática y progresista Bruselas? ¿En París, en Madrid o en Berlín? No. Todo bien. El mensaje llega alto y claro mientras sin vergüenza alguna la Comisión y los estados miembros siguen organizando y financiando campañas de sensibilización contra la xenofobia y el racismo.