Reforma laboral en Grecia
El pasado 16 de junio el Parlamento griego aprobó un proyecto de ley que permite y legaliza la jornada diaria de diez horas. La nueva reforma laboral en Grecia también introduce una tarjeta de trabajo digital para controlar a los empleados en tiempo real al estilo español, así como aumentar el máximo de horas extras a 150 al año. Además, la nueva ley pretende impone nuevos servicios mínimos en los servicios públicos en caso de huelga y sanciones en caso de interrupción del servicio.
Gobierno, izquierda y sindicatos por la «flexibilización» del trabajo
El partido gobernante, la Nueva Democracia de Mitzotakis, proclama que la reforma laboral en Grecia defiende la libertad del trabajador para elegir si quiere trabajar más de ocho horas al día para luego tener más dias libres. Es decir, la libertad de tener una jornada laboral de diez horas al día durante cuatro días a la semana.
Oposición y sindicatos responden lo evidente: la ley suprime la jornada de ocho horas, abre las puertas a que las empresas obliguen a los trabajadores a hacer más horas cada día y, al no contabilizar como horas extra la novena y décima diarias, permitirá que cobren menos por ellas que lo que harían hasta ahora. También dicen que los acuerdos de flexibilidad laboral no sólo obligan a los trabajadores a cumplir horarios más largos, sino que conllevan una reducción en términos generales de la jornada laboral de muchos trabajadores ya que es parte de un esfuerzo de obtener una mayor proporción de trabajadores a tiempo parcial.
Uno de los partidos que expresa su oposición a el proyecto de ley es el Movimiento por el Cambio (KINAL), en el partido PASOK (Movimiento Socialista Panhelénico) de toda la vida. El mismo partido que impuso la austeridad de 2009 a 2012. Todos recordamos aquellos años: subidas brutales de IVA, recorte del salario mínimo, congelación de pensiones, aumento desbocado de la precariedad... El PASOK era entonces el campeón de la flexibilización del trabajo y la vanguardia de la reforma laboral en Grecia.
De hecho, en 2011 aprobó una ley que permitía fijar en convenio que en el caso de en periodos de alta carga de trabajo se instaurara la jornada de 10 horas diarias. Es más, las empresas podían ir incluso más allá de las 40 horas semanales distribuyendo 256 horas/persona al año en función de las necesidades de la producción. Es decir, la supresión de la jornada de ocho horas ya se había producido bajo el PASOK... la diferencia es que la ley de 2011 permitía ampliar la jornada laboral hasta 10 horas solo en los grandes convenios colectivos de grandes empresas no en los convenios sectoriales que cubren a la gran mayoría de las PYMEs.
¿Qué hicieron en 2011 los sindicatos? Adujeron que el gobierno solo ejecutaba lo que le venía impuesto desde Bruselas, reconduciendo la ira hacia el nacionalismo más burdo y convocando huelgas contra la austeridad vacías de contenido real para desahogar, haciendo su aporte para fijar las esperanzas de los trabajadores en un cambio de gobierno... cuyos resultados con SYRIZA (siglas de Coalición de la Izquierda Radical) fueron tan notorios como predecibles.
SYRIZA, que también critica la nueva ley, no sólo mantuvo la Ley 3986/2011 durante su gestión... sino que aprobó la ley 4498/2017, que establecía que se podía obligar a los sanitarios a trabajar hasta 12 horas y que incluso esta jornada podía ampliarse hasta 12 horas más si era necesario desde el punto de vista de la continuidad de la asistencia sanitaria. El partido de Tsipras se defiende ahora diciendo que nunca lo aplicó en un caso concreto.
Pero la izquierda sabe de sobra que el agravamiento de condiciones de explotación en las grandes empresas y la administración marca el tono de la situación en las medianas y pequeñas empresas. Para sobrevivir a la competencia, la pequeña burguesía necesita explotar más en términos absolutos para compensar su menor disponibilidad de capital. Dar paso a una situación excepcional en las grandes y esperar que no transforme todas las condiciones de trabajo es una quimera.
De hecho, tanto Syriza como Pasok, apoyan la flexibilización del trabajo tutelada por los sindicatos. No se oponen a que la jornada de 10 horas pueda imponerse donde no esté regulado en sentido contrario por convenio sectorial... siempre que se consulte a los representantes legales del trabajador... es decir, a los sindicatos. Dicho de otra manera, lo que preocupa a la izquierda de la reforma laboral en Grecia no es lo que supone para los trabajadores, sino que desplace a los sindicatos como co-gestores de la explotación de la fuerza de trabajo.
La reforma laboral en Grecia y el veneno nacionalista
Por otro lado, el peculiar sistema electoral griego, que da cincuenta diputados extra al partido ganador, haciendo las coaliciones post-electorales innecesarias, permite que en la actual reforma solo el partido de gobierno tenga que mancharse las manos.
Mientras, la UE saluda la reforma laboral en Grecia como un gran paso adelante para el progreso y la productividad de Grecia. En un país con cifras de paro endémico solo comparables a España, Nueva Democracia presenta la ley como un medio para reducir el desempleo y por tanto como una cuestión de justicia social; remarcan que introduce por primera vez un permiso de paternidad de 14 días y que la tarjeta de trabajo digital servirá para proteger a los trabajadores de verse obligados a trabajar horas extra sin compensación. Lo mismo que dijo Sánchez en España y muy probablemente con el mismo resultado: los descansos acabarán fuera de la cotización, el registro horario y el salario.
Pero la reforma laboral en Grecia se orienta sobre todo hacia el abaratamiento de la mano de obra. Se trata de contar con la mayor disponibilidad posible de mano de obra, pagar las menos horas extras posibles y utilizar con libertad contratos a tiempo parcial. En una palabra: el gobierno pisa una vez más el acelerador de la precarización para dar un extra de oxígeno al capital nacional. Buscan ampliar los efectos de la ley del Pasok de 2011, cuando cuando se estableció la flexibilidad en los contratos colectivos.
En 2012, se produjo una reducción del 18,42% en los contratos de trabajo a tiempo completo en comparación con 2011, y un aumento del 3,61% en los contratos de trabajo a tiempo parcial. Las nuevas contrataciones con contratos de trabajo a tiempo parcial y rotativos representaron el 45% de todos los nuevos contratos.
Greece: Working time flexibility. Eurofound.
La reforma laboral en Grecia no tiene que ver con una supuesta libertad del trabajador que solo existe en las nieblas de la religión de la mercancía. El gobierno no tiene otro norte que reanimar al capital nacional... igual que la UE y la condicionalidad de los fondos de recuperación. E igual que izquierda y sindicatos que apenas convocaron un día de procesiones vacías... lo autosabotearon desconvocando a docentes y conductores de transporte público con la excusa de dar servicio a los estudiantes que ese día hacían sus pruebas de acceso a la universidad.
Nada se puede esperar de unos ni de otros. Parte integral del capitalismo de estado y la gestión monopolística de la fuerza de trabajo, no pueden tener otro mensaje que el nacionalista es decir, priorizar las necesidades del capital nacional como si fuera el bien común. Pero las necesidades del capital para revalorizarse y acumularse son cada vez más violentamente antagónicas con las necesidades humanas universales. Lo vemos cada día en la evolución de nuestras condiciones de vida, nuestro trabajo y hasta en la gestión de la pandemia.
En la afirmación de las necesidades humanas universales, que está en la base de todas sus expresiones de clase, los trabajadores no pueden contar con sindicatos ni con los partidos de izquierda. Ni en Grecia ni en ningún otro lado.