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22/11/2020 | Actualidad

1 Semana tras semana España muestra con más claridad la reorganización del capital que propicia la actual recesión y sus consecuencias. El anuncio esta semana de una nueva macro-fusión bancaria es el último ejemplo de la aceleración de la concentración de capital y la fortificación de monopolios. Que a la cabeza estas tendencias esté la banca no es casual: el temor a que una subida récord de la morosidad de las empresas genere una crisis financiera acentúa la lógica de recuperar ganancias absolutas a base de aumentar escala y reducir plantillas.

Las fusiones y concentraciones son un fenómeno europeo, pero no trans-europeo. Se dan exclusivamente dentro de las fronteras de cada país. La dificultad para que aparezca un capital europeo no hace sino subrayar que aunque las crisis y grescas continuas en la UE se puedan saldar puntualmente con acuerdos de última hora, lo que la organización de estados está viviendo es un proceso de descomposición. Un proceso movido por el choque de intereses imperialistas entre los estados, cuyos capitales son incapaces de unificar intereses y formar una base única de acuerdo a la que dirigir el continente.

2 Esta ola de fusiones, como todas las oleadas de concentración de capitales, propicia una transferencia de rentas del trabajo al capital. Y no solo a través de los dividendos -que es el elemento central y el objetivo- sino de las retribuciones. La subida salarial media del 1,2% no fue causada por los salarios de los trabajadores, que están a la baja, sino por lo que ahora llaman salarios VIP, es decir, las retribuciones de la burguesía y la pequeña burguesía corporativa. En la otra punta de la distribución, el ingreso medio de las familias trabajadoras cae en picado y se calcula que el 26% de la población está ya o estará antes de finalizar el año en la pobreza.

Volviendo a España, el paro se siente en los barrios. El capital redobla la explotación de los que siguen activos pero no tiene capacidad para explotar más cantidad trabajo. Muchos de los trabajadores migrantes que ya tenían papeles, el grupo de trabajadores con salarios más bajos, han dejado de cotizar. Los becarios, los aprendices, los jóvenes en su primer empleo, tienen un salario de mercado a precio cero o negativo, incluso en las convocatorias oficiales de los ministerios. Todo el plan gubernamental para los miles de migrantes que llegan desde el continente africano a Canarias consiste en repatriarlos y pagar a los países de origen para que repriman los flujos migratorios antes de que lleguen a aguas españolas.

3 En el centro de la crisis migratoria está el desastre de la guerra de Francia en el Sahel y la crisis de las maquilas en el Sahara... por lo que se une inseparablemente al conflicto imperialista entre Argelia y Marruecos por el control de la antigua colonia española. Marruecos usa la presión migratoria para empujar a España a reconocer la soberanía marroquí. Y Argelia empuja al Polisario a una ofensiva necesariamente estéril para forzar una salida negociada ante el miedo de que Francia y España acaben decantando la balanza.

Pero el conato de conflicto en el Sáhara tiene repercusiones globales y fuerza a decantaciones y divisorias imposibles y peligrosas. Jordania y Emiratos han abierto consulado en El Aiun como forma de apoyo a Marruecos frente a Argelia, pero también como signo de que el Majzen se ha reconciliado con la alianza árabe que lidera Arabia Saudí frente a Turquía y Qatar. Su interés era conseguirlo antes de que lo hiciera Argelia y parece que ha tenido éxito. En esa jugada se enmarcan las conversaciones secretas de la monarquía alauí con Israel pero también el bloqueo de las empresas turcas en Marruecos, primera exigencia de Arabia Saudí a todos sus aliados.

4 Turquía, descolocada una vez más, está en una posición cada vez más incómoda en la región. Se le considera por algunas ONGs como el principal financiador de la ocupación marroquí del Sáhara durante los últimos años, pero está siendo empujada a llevar sus inversiones a Argelia, donde controla por ejemplo la principal metalúrgica del país. Pero Argelia tampoco es un aliado excesivamente cómodo: le exige apoyo para el Polisario si quiere vender drones y material militar, no quiere oír hablar de un enfrentamiento con Francia y es la primera en aliarse a ésta contra los Hermanos Musulmanes que patrocina Erdogan.

5 Sobre esto la semana nos ofreció un giro importante: en una entrevista a la Jeune Afrique, Macron cargó contra las campañas ideológicas de Rusia y Turquía en Africa y Francia. Más allá de la identidad entre Hermanos Musulmanes y Turquía, acusó directamente a muchos de los que hablan, que hacen videos, que están presentes en los medios de habla francesa de estar financiados por Rusia o Turquía. Lo cual es un delito dentro de Francia y cambia el estatus cara a las fuerzas militares europeas y las tropas que coordinan en el Sahel. Es decir, no es una amenaza vana.

Y tampoco es un fenómeno exclusivamente francés. Esta semana el CNI, el servicio de inteligencia español, presentó ELISA, una inteligencia artificial dedicada a monitorear en Internet las publicaciones que el estado considera peligrosas y desinformadoras. La herramienta aparece en paralelo a la creación de un comité gubernamental dedicado al monitoreo y control de lo que el gobierno considere fake news.

Tanto el caso francés como español señalan que el espacio autorizado para la libre expresión se está estrechando. En ambos casos las repercusiones apuntan primordialmente a sectores más o menos violentos de la pequeña burguesía (islamismo, bannonismo) y a su relación con potencias exteriores. Pero no debemos engañarnos, cuando el estado crea nuevos automatismos de control sus efectos son universales, duraderos y siempre van acompañados de una amenaza implícita de represión con horizontes más amplios. Entre las caracterizaciones con las que el CNI distingue al enemigo interior están la erosión de la legitimidad de los líderes estatales y el rechazo a la economía de mercado.

6 Pero volvamos al Norte de África y el Mediterráneo, a día de hoy un continuo en conflicto y crisis desde Canarias hasta Somalia y la frontera greco-turca. En Libia la participación europea en el proceso de paz no consiguió que las negociaciones acabaran con un único gobierno de consenso, pero obtuvo un éxito importante: unificar las fuerzas militares que ocupan las instalaciones petroleras... eufemismo y excusa para expulsar a las tropas mercenarias rusas y turcas del control de la principal riqueza del país. Sin embargo, parece que tanto Turquía como especialmente Qatar, están intentando revertir el acuerdo dando continuidad a los acuerdos militares firmados con el gobierno de Trípoli, en el que participan los Hermanos Musulmanes. La estrategia de Egipto y el gobierno de Bengasi al que apoya parece ser atacar cada vez más violentamente a estos para separarlos del resto de las fuerzas a las que están aliadas.

Pero en realidad el juego se da en un tablero mucho más amplio. Grecia, Emiratos y Egipto están consolidando un frente anti-turco tanto militar como diplomático que cuenta con la simpatía francesa y al que se está uniendo la Autoridad Nacional Palestina, enfrentada por su cuenta al brazo palestino de los Hermanos Musulmanes, Hamas. Más al Sur, Egipto está cuajando una alianza militar con Israel por un lado y Sudán por otro, para frenar la influencia creciente de Turquía en Somalia desde su base del Mar Rojo (cedida por el anterior régimen sudanés) mientras reorganiza y rearma a su ejército para convertirlo en una fuerza con capacidad de proyección casi continental.

7 Tras las frustrantes ganancias que la aventura del Nagorno Karabaj dio finalmente a Turquía, Erdogan, cada vez más acorralado, asediado por la crisis económica y con la burguesía nacional exigiendo de nuevo resultados, está ensayando un repliegue. Pide diálogo a Bruselas, intenta bajar la tensión con Arabia Saudí y vuelve a un discurso pre-2000 de acercamiento a la UE y EEUU. No engaña a nadie. Ese juego es una carrera contrarreloj entre la devaluación del capital nacional y las políticas de ataque a las condiciones de los trabajadores. Y no parece que vaya a saldarse con un éxito, por lo que, antes de caer, volverá a perseguir ampliaciones rápidas del mercado y aplicaciones de capital en los que destinar a corto plazo provechosamente capitales acumulados, es decir, volverá a poner la presión militar sobre la mesa. Otra cosa es que vaya a obtener resultados. El que hasta ahora ha sido su aliado más fiel, Qatar, parece ponerlo en duda y busca vías de reconciliación con Arabia Saudí y Emiratos.

8 Pero, incluso si la presión imperialista turca en Africa y el Mediterráneo se redujese temporalmente, las tensiones imperialistas seguirán creciendo. La anunciada apertura de una base rusa en Sudán amenaza con hacer saltar todos los equilibrios en el Mar Rojo y el Cuerno de Africa entre China, EEUU, los europeos, Turquía, Israel y los países árabes, todos con bases militares sobre el terreno. Y además en un momento crítico, cuando muchos ven en la guerra de Etiopía en el Tigré el primer acto de la implosión y desaparición del estado etiope. Incluso Egipto, que históricamente ha apoyado siempre toda fuerza disgregadora en el país y que recientemente no ha dejado de jugar todas sus bazas de negociación en el conflicto de la presa del Renacimiento, parece estar conteniendo a Eritrea para que no entre en la guerra.

De momento, el desastre anti-humano es ya brutal. Aunque quedara encerrada dentro de las fronteras etíopes, la ONU calcula que la guerra llevaría a más de 200.000 personas a buscar refugio en Sudán.

9 Del Sáhara al Mar Rojo se está encendiendo un cinturón de guerras y muerte. No cabe esperar que ninguna potencia lo desactive o lo aplaque. Sin embargo eso no significa que no haya alternativa. Las protestas de trabajadores de ambos lados del frente en Libia fueron las que abocaron al fin de los combates. Y a día de hoy, basta mirar las que las huelgas de profesores en lucha contra la gestión del Covid en Argelia, estallando ciudad tras ciudad, barrio a barrio, para darnos cuenta de que, la clase trabajadora tiene todavía mucho que decir en todo el Magreb y en toda Africa.