¿Rebajaría Biden las tensiones bélicas y la guerra comercial?
Parece haber un consenso mediático universal en que gane Biden o Trump, no habrá cambio en la política de EEUU sobre sus sospechosos habituales. El acercamiento entre Israel y la alianza saudí-emiratí se consolidará con toda probabilidad frente a los movimientos tanto de Turquía como de Irán. En China se esperan menos cambios aun. La prensa fue unánime sobre el resultado las elecciones en EEUU: No importa quien gane porque la guerra tecnológica y comercial no va a pararse con Biden. En Japón, ni la prensa ni el gobierno espera menos. Y en Rusia el régimen ha guardado una neutralidad histriónica que revela el miedo a una nueva ofensiva en Europa de EEUU al estilo de la del Maidan si se confirma el triunfo de Biden. Toda su estrategia es intentar evitar que la obsesión demócrata por la ingerencia rusa en las elecciones de 2016 se convierta inmediatamente en casus belli. Putin llegó a asegurar que no veía nada malo en las corruptelas del hijo de Biden en Ucrania y retrasó la firma del acuerdo START sobre armas nucleares para hacerlo ya con el gobierno Biden si éste ganaba las elecciones.
Pero ¿y en el resto del mundo?
Unión Europea
Las cadenas de televisión europeas están siguiendo las elecciones y el recuento de votos en EEUU con mayor pasión que las de cualquier estado UE. El guión es el de hace cuatro años: el triunfo de Biden sería una esperanza, el de Trump un caos. Sin embargo esa posición, que era la mayoritaria entre las burguesías europeas hace tan solo dos años, no es ya la dominante en las clases dirigentes del continente. Todas ellas son conscientes de que la ruptura que representó Trump es ya un consenso de toda la burguesía norteamericana, que quiere fortalecer el mercado interno repatriando aplicaciones de capital y renegociando balanzas comerciales. Saben pues que la tendencia a la guerra comercial y la formación de bloques es imparable... y no favorece a los intereses del capital alemán o francés precisamente.
El más claro ha sido el ministro de economía francés y hombre fuerte del macronismo Bruno Le Maire:
Esta elección no cambiará mucho para nuestros intereses comerciales. Que no se hagan ilusiones, porque Estados Unidos no ha sido un socio amigo de los europeos desde hace muchos años. A veces están en rivalidad incluso en confrontación cuando nos golpean lanzando sanciones. Debemos ser conscientes de eso y es hora de que los europeos asuman sus responsabilidades y construyan una soberanía europea fuerte y un grupo político económico y tecnológico fuerte.
Esto último, la idea de que la UE puede superar sus contradicciones internas lanzando una candidatura para formar bloque comercial y militar propio es lo que a ojos franceses haría que el balance del gobierno Trump fuera paradójicamente positivo para Europa: su presión contra China habría dado una oportunidad a Europa al dar un protagonismo global a la UE, a pesar de que según el ministro para los estadounidenses es solo una variable de ajuste.
Los dirigentes alemanes fueron mucho menos críticos. No esperan que Biden deje de presionar con fiereza contra el Nord Stream 2, pero sí que no sancione a empresas y directivos alemanes como si fueran oligarcas rusos, como ha hecho Trump. No esperan que deje de insistir en que gasten más en la OTAN, pero sí que no reduzca aun más el gasto en las bases americanas en Alemania. Y por otro lado, si Biden devuelve a EEUU al Tratado de París sobre el cambio climático sería una excelente noticia para el Pacto verde europeo: aumentaría la escala de capitales involucrados en el cambio tecnológico y energético, facilitando y aumentando la escala de la transferencia de rentas del trabajo al capital que está en la base del proyecto.
Es decir, la burguesía alemana tiene claro que el peligro de fondo son los EEUU y que sus necesidades imperialistas no van a dejar de suponer un reto para ellos. Pero temían que un Trump desatado acelerara antes de tiempo el proceso visto que, en palabras de Martin Schulz -candidato presidencial del SPD y ministro de economía- las relaciones internacionales le importan una mierda. Schulz de hecho daba razón a Le Maire: si Trump fuera finalmente investido presidente, la UE debería unirse más estrechamente y luchar contra el régimen de Trump. Pero claro está, eso supondría reforzar la dependencia respecto a Francia.
Pero para todo un sector de la burguesía alemana esto parece un mal mayor. La ministra de defensa y ex-delfín de Merkel Annegret Kramp-Karrenbauer salió al paso de las discusiones crecientes sobre la invitación francesa a la autonomía estratégica de Europa recordando que:
Europa sigue dependiendo de la protección militar estadounidense, tanto nuclear como convencional. [...]Tenemos que reconocer que, en el futuro previsible, seguiremos siendo dependientes.
La referencia a la dependencia nuclear es un golpe directo a Francia, cuyo primer movimiento fue precisamente invitar a Alemania a participar en la gestión -y los gastos- de su arsenal nuclear. El mensaje es: seguimos prefiriendo a EEUU, no vamos a colocarnos, literalmente, bajo el ala francesa.
Gran Bretaña
En Gran Bretaña el posicionamiento es aun más correoso. Johnson ha evitado tomar partido por ninguno de los dos candidatos, pero la matanza covid y la recesión galopante le impulsan hacia una jugada desesperada frente a la UE:
Algunos en Londres están considerando seriamente permitir inicialmente un Brexit sin acuerdo, de alguna manera saltando los primeros meses de 2021 y luego obligando a la UE a volver a la mesa de negociaciones con la esperanza de recibir mejores condiciones.
De momento todo apunta hacia ahí: el Brexit a la brava está a las puertas. Pero ahí es donde el resultado electoral estadounidense empieza a importar y mucho.
Los demócratas tienen un importante lobby irlandés interno. Lobby que además se va a llevar buena parte del crédito del triunfo electoral si finalmente se confirma la presidencia de Biden. Este lobby, ligado tanto al gobierno de Dublin como a las redes exteriores del Sinn Fein, ha llevado al partido como un todo a amenazar con boicotear el acuerdo comercial con Gran Bretaña si se pone en peligro el proceso de paz en Irlanda. A día de hoy esto se hace equivalente al establecimiento de una aduana y controles policiales entre el Ulster y la República de Irlanda... consecuencia prácticamente inevitable de un Brexit a la brava.
Johnson ya mandó emisarios a Washington para calmar las aguas, pero la verdad es que Biden no parece que vaya a intentar cambiar la posición del partido a cambio de nada. ¿Significa ésto que Johnson tendría que recular? No necesariamente, el valor estratégico y comercial para EEUU de Gran Bretaña es incomparablemente mayor que el de Irlanda, sobre todo en el marco de un incremento de las fricciones con la UE que parece previsible a todos. Lo único cierto es que Irlanda, que no ha renunciado en ningún momento a que el Brexit acabe en la anexión del Ulster, cada vez está más tentada de presionar al modo en que siempre lo ha hecho: dejando manga ancha a los grupos armados nacionalistas para que generen una guerra de baja intensidad que les haga mediadores necesarios.
América del Sur
En América del Sur, el eje del Pacífico (Chile, Colombia, Ecuador y Perú) -ahora mismo en su primer roce fronterizo con China- no va a dejar de estar alineado con EEUU gane quien gane. Aunque es probable que se conviertan en el modelo de la prometida vuelta al multilateralismo de Biden... multilateralismo belicista, desde luego que seguramente resucitaría ProSur.
En el eje atlántico del continente Argentina no tiene otra opción que estar cada vez más ligada a China. Oficialmente EEUU sigue siendo su principal fuente de inversión exterior, pero bajo los números hay no pocos capitales iberoamericanos, europeos e incluso argentinos operando desde empresas con base en Florida o Delaware. Así que a día de hoy pisa el acelerador a los acuerdos con Pekín, cuidando eso sí de incorporar cláusulas ecológicas para no molestar a Francia y que no boicotee el acuerdo con Mercosur. Según ha recogido hoy toda la prensa argentina, frente a las angustias con Europa, el resultado electoral en EEUU parece a la Casa Rosada lo de menos:
En la evaluación de la Casa Rosada, no hay grandes diferencias entre demócratas y republicanos en cuestiones como el comercio, donde se concentra el mayor interés del Gobierno y por donde pasan el grueso de las conversaciones con el Norte
No faltan voces en la burguesía argentina que miran con esperanza una devaluación competitiva del dólar. Tanto Biden como Trump parecen abocados a ella para competir contra la UE y China. Y para los países semicoloniales como Argentina sería un alivio porque haría menos atractiva la especulación en dólares y la huida de capitales. Es decir, la política de guerra de divisas de baja intensidad de ambos candidatos les daría un respiro.
Posiblemente además si gana Biden, Bolsonaro se verá cuestionado, lo cual es otro alivio en Buenos Aires... mientras se limite al papel de Huawei en la red 5G brasileña... lo que no parece tan claro. Posiblemente Biden, a cuenta del discurso ecológico, apueste por socavar la soberanía brasileña sobre la Amazonia, una línea abierta ya en su día por Macron. Y eso causa verdadero terror incluso en la izquierda brasileña. Ni hablemos en la Argentina e incluso en Chile que están en este momento intentando expandir su soberanía sobre la Antártida y el Océano, dos reservas naturales inmensas, que también podrían volverse atractivas para potencias mayores.