Protestas en Cuba
La noticia de un estallido de protestas en Cuba saltó ayer a través de las agencias a medios de todo el mundo. Comenzando en San Antonio de los Baños se extendieron en cuestión de horas de Occidente a Oriente del país y acabaron rodeando el Capitolio de la Habana. La respuesta del régimen no se hizo esperar: discurso exculpatorio, llamamiento a la confrontación civil y represión puerta a puerta toda la noche.
Mapa apresurado de las protestas en Cuba
Las primeras imágenes llegaron desde San Antonio de los Baños y con ellas las primeras noticias de extensión desde Palma Soriano -cerca de Santiago de Cuba.
Unas horas después la protesta llegaba a dos pequeñas localidades cerca de la Habana, Alquizar y Güira de Melena, mientras los llamados a salir a la calle corrían de celular en celular por las principales capitales y en especial en la Habana.
En la capital se formó una pequeña multitud que avanzó desde los barrios hacia el centro.
En un primer momento los medios españoles y norteamericanos difundieron los llamados de la oposición a concentrarse en el Malecón y relataron -sin base- que los manifestantes cantaban Patria y Vida. Es cierto que aparecieron algunos carteles con la consigna, reflejando los intentos de la oposición de dar dirección al movimiento en el interior y capitalizarlo políticamente en el exterior.
Sin embargo, los vídeos muestran que hubo pocas consignas, algunos gritos de ¡Libertad! y mucho descontento ante lo que un manifestante denunciaba como un gobierno que nos está matando de hambre. De hecho ni siquiera fue el malecón, sino el Capitolio el punto de confluencia espontáneo de las protestas
La respuesta del régimen
A las cuatro de la tarde el Presidente Díaz Canel apareció en televisión para culpar a EEUU del colapso económico del régimen y de la organización de las protestas en Cuba y llamar a los partidarios del régimen a salir a las calles y confrontar a los manifestantes.
El mensaje tenía como función por un lado dar letra y movilizar en masa a las clases que sostienen al régimen, por otro dar el pistoletazo de salida a la represión. La movilización de los propios dio para poco incluso a los medios oficiales, dejando en evidencia el agotamiento social del régimen. La represión, como siempre, brutal y efectiva, campó de nuevo por todo el país.
La realidad bajo las protestas en Cuba
En el mensaje con el que Díaz Canel intentó dar respuesta a las protestas en Cuba había sin embargo algo más que la mera expresión de la voluntad de la clase dirigente de atrincherarse en el poder.
Están cortados dos importante elementos: la capacidad de exportación y la capacidad de invertir recursos, confesó. Para un régimen que se pretende socialista (nunca lo fue), es significativo reconocer que sus principales vías de agua son los dos elementos definitorios de la acumulación de capital en un capitalismo semicolonial.
Es la sinceridad de una decrepitud acelerada. En 2018 la burguesía de estado cubana inició su enésimo enroque en previsión de lo que vino después: las consecuencias que para su acumulación anunciaba el colapso venezolano. A los racionamientos y la escasez siguieron en 2020 el plan de choque y la convertibilidad, que abrieron un periodo de empobrecimiento salvaje y miseria de los trabajadores. El retiro de Raul Castro en un Congreso en el que el partido de la clase dominante se dedicó a quejarse de sus explotados vino a remarcar la insostenibilidad del sistema establecido despúes de 1959.
La clase dirigente cubana con Raúl Castro a la cabeza está más a la defensiva de lo que había estado desde el periodo especial que siguió al colapso de la ayuda recibida desde el COMECON a principios de los 90. Así que, en medio de una situación de derrumbe económico y desolación productiva, ensaya un nuevo enroque pasando a primera fila a la generación de burócratas que más tiene que perder. Objetivo: lanzarse con redoblada furia a buscar alianzas imperialistas vendiendo… mano de obra con salarios bangladeshíes.
...llama al capital internacional a participar de la fiesta de unas condiciones agravadas de explotación del trabajo... La queja por la falta de incentivos al trabajo significa que hay que olvidarse de las pensiones -que quedaron en menos que nada con la convertibilidad- y de las pocas protecciones laborales aun en pie. El regaño por gastar más de lo que tenemos significa que viene una nueva restricción casi total de importaciones… en un país que importa buena parte de los bienes de primera necesidad y en el que consumos básicos solo llegan de higos a brevas y gracias al comercio exterior.
¿En qué queda el mensaje reformista que tanto gusta a la prensa europea que piropea a Raúl Castro? Orientar aun más recursos productivos a la exportación -de empresas estatales o de capital extranjero en zonas especiales- y darle a una pequeña burguesía renaciente la oportunidad de organizar pequeños negocios en más de 2000 nuevos ámbitos diferentes para aprovechar el excedente de mano de obra.
Todo vale para reanimar a un capitalismo semicolonial agónico… salvo soltar el control de la mayor parte del capital nacional que la burocracia asegura a través de la propiedad estatal. Ahí está su límite.
En lo que nos importa, sin embargo no lo hay. Para los trabajadores Raúl Castro y sus epígonos, en pie sobre las ruinas de una estructura productiva arrasada, vuelven a repetir su consigna favorita, el himno global de una burguesía a la contra de las necesidades humanas: trabajad más, consumid aun menos.
Raul Castro y las ruinas del proyecto nacional del capitalismo de estado cubano, 17/4/2021
El agotamiento del capitalismo de estado semicolonial castrista
Nada denuncia mejor el carácter capitalista y semicolonial del régimen que las quejas de sus dirigentes ante las protestas en Cuba. Resumiendo el memorial de agravios con el que Díaz Canel intentó ayer presentar el colapso económico como resultado del bloqueo estadounidense, Granma publicaba esta mañana que:
Estas restricciones [las impuestas por Trump a la actividad de empresas estadounidenses en la isla] propiciaron que al país se le cortaran de inmediato varias fuentes de ingreso de divisas como el turismo, los viajes de cubanos-americanos a nuestro país y las remesas. Se hizo un plan para desacreditar las brigadas médicas cubanas y las colaboraciones solidarias que presta Cuba, que por esa colaboración ingresaban una parte importante de divisas, añadió.
Denunció que todo esto provocó una situación de desabastecimiento en el país, sobre todo de alimentos, medicamentos, materias primas e insumos para poder desarrollar nuestros procesos económicos y productivos que a la vez tributan a las exportaciones.
«Están cortados dos importante elementos: la capacidad de exportación y la capacidad de invertir recursos», dijo.
Díaz-Canel en vivo para Cuba: No vamos a entregar la soberanía de nuestra Patria, Granma
Más de 62 años de liberación nacional y soberanía y resulta que todo el problema es acceder al mercado de EEUU; que la acumulación del capital cubano depende de las remesas y visitas de la gusanera de Florida que la propaganda oficial denosta día sí y día también; y que la principal exportación que le quedaba a la burguesía de estado cubana eran... médicos y enfermeros. Es más, que sin esas exportaciones de mano de obra pagada a precios de miseria, no puede ofrecer otra cosa que desabastecimiento de alimentos, medicamentos, materias primas e insumos. Insumos que ve necesarios no para satisfacer necesidades, no, sino para poder exportar otras cosas.
Lo dicho, es difícil encontrar una confesión más completa de lo que significa un capitalismo semicolonial de libro.
Los resultados han sido más que visibles en la estrategia frente al Covid, otro de los detonantes de las actuales protestas en Cuba. Al principio a base de confinamientos, el régimen consiguió detener el avance de una enfermedad que amenazaba con colapsar en tiempo récord el sistema sanitario. Pero la tentación era demasiado fuerte. Tener bajas cifras Covid convertía Cuba en un destino apetecible para el turismo que quedaba aun cuando la vacunación fuera todavía un horizonte lejano.
El estado cubano, por otro lado, no iba a dedicar las ansiadas divisas que la acumulación exigía a comprar vacunas. Con toda la furia propagandística, incluida alguna fake news triunfalista, se lanzó a desarrollar cuatro vacunas diferentes. Con dos de ellas se han vacunado ya 6,2 millones de personas. Pero no ha sido suficiente para evitar el colapso de un sistema sanitario extremadamente frágil y mal dotado.
Y es que, como sabemos, intentar mantener la acumulación en el sector turístico a toda costa sin la población vacunada es simplemente incompatible con evitar que el virus produzca una matanza. Incluso los partes oficiales del Ministerio de Salud lo reconocen cuando enfatizan el origen foráneo de los focos mientras dos páginas más adelante se celebra la llegada masiva de turistas rusos. Que la oposición en el exilio propusiera organizar ayuda y un corredor humanitario puede ofender a la burocracia castrista, pero no es la causa de las protestas en Cuba.
¿Qué futuro para las protestas en Cuba?
A los imperialismos rivales del maltrecho capitalismo cubano le resulta tan cómodo como a la clase dirigente cubana, colgarse la medalla y atribuir la inspiración de las protestas en Cuba a los plañideros vídeos patrióticos de los millonarios disfrazados de lumpen que llegan del exterior. Es el terreno básico de entendimiento entre unos y otros: gane quien gane, pase lo que pase, seguirá habiendo una patria, se prometen. Y es lógico, la patria no es otra cosa que el alineamiento de la sociedad entera con los intereses del capital nacional, es decir, el sometimiento y sacrificio de los trabajadores para... hacer más rentable su propia explotación.
Es normal que gobierno y oposición compitan en patriotismo. Mientras las protestas en Cuba acepten como propio ese terreno a todo lo que podrán aspirar es a un cambio en la dirección de su propio hambreo, posiblemente, de la mano de nuevas alianzas imperialistas. No hay patria y vida, patria siempre es hambreo y muerte.
Para sacar de ese callejón sin salida real a las protestas en Cuba, los trabajadores han de ganar su propio terreno. No disolverse en el pueblo sino luchar como trabajadores contra el régimen.
Ese fue el camino que abrieron las huelgas en los puertos de la Habana y Santiago en diciembre y enero pasado, la de pescadores del estado en Isla Juventud y las Tunas, que se extendió a los carboneros luego, a principios de año. Una vía de lucha que estamos viendo viendo estos días masivamente en Irán.
Es la única forma que tienen los trabajadores para plantear sus necesidades en primera línea: abastecimiento y capacidad de consumo, fin de la represión, atención sanitaria, confinamientos remunerados, pensiones de acuerdo a las necesidades... Solo desde el terreno firme de la defensa de las necesidades humanas generales, universales, es posible levantar y poner en marcha hoy un programa que tire al régimen y ponga coto al hambreo que somete a toda la población.
Pero solo los trabajadores pueden hacer algo así. Ni los reformistas del régimen ni los opositores quieren nada que obstaculice el capital nacional. Por el contrario, ambos, cada uno al modo conveniente a sus intereses particulares, quieren reanimarlo y reforzarlo. Y eso pasa, sí o sí, por hambrear y empobrecer aun más a los trabajadores, como en el resto de países del mundo. La excepción cubana es un invento. Y si es pura propaganda en todo, lo es aun más respecto a la naturaleza del capital nacional
Las protestas en Cuba pueden quedar en nada, pasar otra vez, como en el 94, a ser una anécdota histórica, o pueden ser el detonante de una lucha que abra realmente un camino de salida. Depende solo de una clase trabajadora exhausta y de su capacidad de llevar la lucha a su propio terreno.