¿Por qué los medios insisten tanto en el «ascenso» de la ultraderecha?
Los periódicos y televisiones de toda Europa cerraban anoche con una manifestación de 5000 nacionalistas flamencos frente al Parlamento europeo. Es llamativo cuando ninguna manifestación de ese tamaño, dentro del propio país, se recoge siquiera en páginas interiores. Como tantas veces, lo importante en la máquina de fabricar opiniones, no es lo que se cuenta sino lo que se oculta.
Hace una semana las movilizaciones masivas contra la «ley de esclavitud laboral» de Orban habían pasado a páginas interiores. Pero es que una semana después se han masificado aun más. Orban, hasta ayer mismo el «coco» del proyecto franco-alemán, se ve por primera vez retado seriamente. Y el reto no viene de las fuerzas «pro-europeas» ni «democráticas», viene de la resitencia a la precarización de centenares de miles de trabajadores húngaros que descubren la mentira del «sacrificio por la patria». La «ley de esclavitud salarial» permite a las empresas exigir hasta 400 horas extra al año a cada trabajador y pagarlas hasta 3 años más tarde.
No fue la única manifestación masiva de ayer. Viena, la ciudad que representa el hipócrita sueño burgués de la «paz social», 17.000 manifestantes se juntaron en la ciudad helada contra las medidas precarizadoras y anti-migrantes del gobierno Kurz, la joya de las derechas nacionalistas europeas cuya coalición se enseñorea en las encuestas electorales.
El mensaje de la burguesía europea
La burguesía europea infla 5000 racistas flamencos hasta las portadas y oculta en páginas interiores las movilizaciones en Viena y Budapest porque no quiere que la realidad le estropee la nueva consigna: «vuelve el fascismo». Se trata de ligar a los «chalecos amarillos» como sea a la extrema derecha. Quieren convencernos de que la afirmación de plataformas reivindicativas con componente de clase solo sirve para llevar al Eliseo a Lepen.
Es la vieja trampa antifascista: nos dicen que abandonemos nuestras propias reivindicaciones porque la «verdadera» batalla es entre sectores burgueses: «demócratas» vs «ultras». La burguesía europea ve así el cielo abierto para enfrentar la revuelta de una parte de la pequeña burguesía ahogando de paso la combatividad creciente de los trabajadores en sus batallas internas. En realidad, lo que vimos ayer, especialmente en Hungría, es que lo único que pone en cuestión de manera efectiva a los avances xenófobos y las políticas autoritarias y precarizadoras de la extrema derecha europea es lo mismo que ha puesto en jaque las mismas políticas hechas por Macron: las movilizaciones masivas cuando se llenan de reivindicaciones de clase.