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Pico de muertes por Covid invisibilización de las víctimas, fin de las restricciones

02/02/2022 | Actualidad

Pico de muertes por Covid: El gobierno español comunicó ayer 408 muertes por Covid, un número que no se alcanzaba desde marzo del año pasado. En Francia fueron 357. Reino Unido rompió el récord del año con 1.121 fallecidos. En Argentina 240. Y en EEUU el número promedio de muertes sigue girando alrededor de las de 2.500 diarias. Y sin embargo, la noticia universal es el fin de las restricciones de Covid siguiendo a Dinamarca y Noruega, donde por cierto, los casos se multiplican.

El triunfo de la estrategia de no hacer nada

El nuevo pico de muertes por Covid todavía no ha alcanzado su máximo. Nada diría en esta gráfica que estamos ante el fin de la pandemia.

Invisibilizando el número de muertes, la versión oficial es que en Dinamarca «la variante ómicron ya no se considera una amenaza». ¿Por qué? Porque hay una alta vacunación que reduce el porcentaje de hospitalizados y fallecidos sobre el total de contagiados.

La cuestión, es que si el número de casos se multiplica porque se eliminan las pocas restricciones que quedan, aunque el porcentaje sea menor el número total bien puede mantenerse o incluso escalar. Especialmente si como en Francia, las nuevas reglas escolares hacen que medio millón de niños se contagien en una sola semana de clases, llevando la enfermedad a padres y abuelos. Es el problema de la estrategia de no hacer nada. Y lo que está pasando.

Pero no es solo Dinamarca o Noruega eliminando restricciones. España hoy es una fiesta: acaban las restricciones al ocio nocturno, la exigencia de certificados de vacunación en la hostelería, las restricciones de aforo... Ayer la mayoría del Parlamento dejó claro que quiere eliminar el uso de mascarillas en el espacio público aunque el decreto que mantiene la obligatoriedad se renovara in extremis merced a una trampa parlamentaria.

En Israel se elimina el pasaporte Covid para casi todo el ocio desde este próximo domingo. En EEUU las cifras siguen hablando de hospitales saturados pero buena parte de los estados hablan de restaurar la «sensación de normalidad» y aprender a «vivir con el virus».

Las fake news estatales sobre Omicron también matan

Hospital de campaña durante la epidemia de «gripe española». Lo que aquella pandemia nos enseña es, entre otras cosas, que las nuevas variantes no tienen por qué ser menos graves y que la serie que importa es la de fallecidos y personas con secuelas persistentes.

Los medios machacan que Omicron sería el «fin de pandemia» y que a partir de ahora las nuevas variantes serán menos graves y tendrán menos mortalidad. Y los gobiernos se agarran argumentativamente a esta idea que no deja de ser una esperanza en una, de muchas, posibilidades.

Porque como nos recuerdan los epidemiólogos a partir de la experiencia de pasadas pandemias, no es necesariamente así. Al revés, dejar el campo libre a la transmisión masiva es multiplicar la posibilidad de variantes... que no tienen por qué ser menos graves.

Las mutaciones son aleatorias. Lo único cierto es que las variantes futuras, si tienen éxito, eludirán la protección inmunológica. Podrían volverse más peligrosos.

Lo que podemos aprender sobre cómo terminó la pandemia de 1918, John M. Barry en New York Times, ayer

La OMS ayer mismo pedía «precaución» tras constatar el aumento de muertes a escala global durante la última semana. Omicron todavía no está en su pico, la vacunación sigue siendo sangrantemente desigual: solo el 5% de las personas en los países de bajos ingresos están vacunadas. Y, en todos lados, como señalo el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, «más infecciones implican más muertes».

Forzosamente «más infecciones implican más muertes», por lo que pidió no caer en la narrativa de que la vacunación combinada con una variante menos grave (ómicron) hacen innecesarias las medidas de prevención, como el uso de mascarilla o la cuarentena de los contactos de casos confirmados.

OMS ante ómicron: Es prematuro que algunos países levanten todas las medidas. Agencia EFE, ayer

El valor de la vida y la muerte para el capital

La reapertura del ocio nocturno realimentará los contagios pero... suma a los objetivos económicos y a la «sensación de normalidad» que el capital y el estado persiguen

408 muertos ayer en España. 10 veces las muertes por «violencia de género» el año pasado y 2 veces el mayor atentado terrorista de la historia local. Más de 2500 muertes por día en EEUU, poco menos que los muertos totales del 11S. Y sin embargo, unos y otros, no merecen hoy titulares, ni siquiera breves declaraciones de gobiernos o partidos de oposición. Aquí no ha pasado nada, ¡circulen!

Lo que al principio de la pandemia era implícito y luego se presentó como un falso «equilibrio» entre la muerte de trabajadores y la de «negocios» se ha hecho ya explícito y descarado. La consigna «no frenar la economía», es decir, la acumulación, es la respuesta de gobiernos como el español a las -modestas- propuestas de restricciones de sus propios técnicos.

El mensaje está claro: las vidas valen en tanto no estorben a los objetivos económicos. Mala suerte para los no vacunados, los inmunodeprimidos, los mayores, los diabéticos o los asmáticos, gente sabidamente insolidaria con los supremos objetivos nacionales de crecimiento. Mala suerte para las decenas de miles de niños que, contagiados este otoño, sufrirán Covid persistente. Mala suerte para todos los trabajadores que se contagiarán en el transporte o en el puesto de compañeros asintomáticos que no obtendrán baja laboral y contagiarán a los demás.

Se unirán a las muchas víctimas invisibles de la supeditación de la vida a los beneficios y resultados del capital. Coste operativo de mantener la renqueante maquinaria de explotación en marcha. Expresión del antagonismo que define nuestra época en todas sus dimensiones: crecimiento (del capital) contra desarrollo (humano).