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«Palomares» y «El Crimen del Siglo» el perenne caiga quien caiga de la acumulación

14/05/2021 | Artes y entretenimiento

Movistar y HBO estrenaron esta semana las entregas finales de dos reportajes que merece la pena ver: Palomares, días de playa y plutonio y El crimen del siglo. A pesar de la desigualdad de medios -a favor de HBO- y de profundidad informativa -a favor del de Movistar-, emerge en ambas historias un elemento común que une ambas tramas entre sí y con la actual respuesta de los estados frente a la pandemia.

Palomares, días de playa y plutonio

https://youtu.be/vduGqR001KM

Movistar estrenó ayer el último episodio de [Palomares: días de playa y plutonio](https://www.movistarplus.es/cero/palomares), una serie documental de Álvaro Ron que conmemora los sesenta años de la caída de cuatro bombas atómicas en la pedanía almeriense de Palomares. Con un relato muy bien construido y documentado, con el uso justo de actores para ilustrar donde faltan imágenes, Palomares señala sin histrionismos ni indignaciones impostadas las claves de una época... que no está ni mucho menos cerrada.

Palomares, días de playa y plutonio

La primera, las implicaciones de los acuerdos entre España y EEUU... que siguen vigentes hoy: bombas nucleares con capacidad destructiva para arrasar comarcas enteras pasando por encima día sí y día también. Nadie, ni el pueblito más modesto de Almería, con apenas un puñado de familias, está al margen del conflicto imperialista global.

La segunda, y no menos actual, la escasa fiabilidad de los mensajes de ambos estados asegurando que el lugar era completamente seguro tras las tareas de limpieza. La verdad es que limpiaron lo justo para poder dar un mensaje de tranquilidad y dejaron toneladas de material contaminado... que acabó volviendo a aflorar. Sigue ahí y solo ahora empieza a reconocerse su efecto sobre los vecinos.

Bajo la chapuza: la urgencia para salvar la temporada turística, evitar la pérdida de reservas en hoteles y proteger de daños mayores al capital nacional. España empezaba a financiar una acumulación de capital acelerada a cuenta del turismo y todo se supeditaba a mantenerla cayera quien cayera. Sobre todo si los que caían eran unos centenares de pescadores y sus familias. Resulta familiar.

El crimen del siglo

https://youtu.be/ejGxQxSaLKY

HBO estrenó anteayer la segunda y última entrega de El crimen del siglo, del oscarizado documentalista Alex Guiney, un reportaje sobre el origen de la epidemia de opioides en EEUU. Nos describe la plaga como el resultado de vender drogas altamente adictivas -derivados semisintéticos del opio- como tratamiento para todo tipo de dolor, en un país en el que la mayor parte de la población no tiene dinero para pagar cirugías y tratamientos médicos.

El resultado de la trama que relata El crimen del siglo es parte ya de la cotidianidad de la clase trabajadora estadounidense. Los que sigan Mare of Easttown han visto relatada con absoluta normalidad la progresión habitual: accidente laboral o de tráfico, falta de recursos para pagar una operación médica, tratamiento paliativo con analgésicos derivados del opio como oxicotina o fentanilo -pensados originalmente para dolores paliativos en los últimos momentos de vida-, adicción...

Y a partir de ahí: pérdida del trabajo, marginalización, lumpenización y en más de medio millón de casos, muerte por sobredosis tras un paso por el mercado negro que a veces conlleva el uso de otros opioides menos potentes pero más baratos como la heroína. Sí, la epidemia de heroína y el auge de los cárteles mexicanos del que nos alertaban los medios y las series de TV antes de la pandemia no eran sino un subproducto, un mercado residual del destrozo que las grandes farmacéuticas llevaban haciendo desde finales de los 90.

El crimen del siglo

El crimen del siglo deja ver claramente que una vez el negocio está establecido y ha demostrado ser útil a la acumulación de capital, los automatismos defensivos del estado chocan una y otra vez con el aparato político encargado de defender el buen funcionamiento de la economía y sus campeones nacionales. En EEUU la Fiscalía General y el Congreso acabarán modificando leyes y reduciendo la represión sobre las farmacéuticas a multas anecdóticas con tal de evitar que la rueda pare o al menos que lo haga demasiado rápidamente.

El crimen del siglo apenas entra en la participación de las grandes empresas del sector como Johnson&Johnson o Pfizer. Ni siquiera roza el papel central de las grandes consultoras como McKinsey a la hora de torcer la literatura científica y diseñar sistemas para re-educar durante décadas a los médicos para que hicieran prescripciones que mataban a sus pacientes. Pero queda claro lo principal: una vez el capital está en marcha, el estado no dudará en defender el negocio caiga quien caiga. Resulta familiar.