Impulsar organización es la prioridad

El mundo abierto por la guerra de Ucrania
La guerra en Ucrania no es sólo una matanza «localizada» más. Marca un salto en la orientación y reorganización de todo el sistema capitalista hacia y para la guerra. Como no podía ser de otro modo, ha acelerado la que ya se dibujaba como la mayor transferencia de rentas del trabajo al capital desde la segunda guerra imperialista mundial.
Si la característica permanente del capitalismo decadente en el que vivimos es la contradicción entre crecimiento (del capital) y desarrollo (humano), ahora esa contradicción se desarrolla cada vez más como un antagonismo abierto y generalizado entre la buena marcha del sistema y la vida humana en todas sus manifestaciones.
Desde el desmontaje de los sistemas sanitarios en los países de capitales nacionales más concentrados, a las hambrunas masivas en los países semicoloniales que ni siquiera llegaron a industrializarse, no faltan ejemplos diarios de la aceleración de esa contradicción elemental con el aumento de las tensiones imperialistas.
Y si la clase dirigente navega y organiza todo este destrozo recuperando tasas de rentabilidad para sus capitales a costa de los trabajadores, la pequeña burguesía y sus exuberancias han sido en el mejor de los casos distracciones ridículas, en el peor comparsas sanguinolientos: el feminismo abrazó la guerra con pasión de reclutador chusquero; los neomalthusianos y su decrecimiento, hicieron lo propio con la pauperización; los progres humanitarios a lo más que han llegado es a crear supermercados para pobres mientras sus ideólogos sientan, con los gobiernos socialdemócratas europeos, las bases del fin de los sistemas universales de salud o educación; y el pacifismo y el antimilitarismo ciudadanistas dejaron claro en Rusia su incapacidad e impotencia.
Es decir, no cabe esperar amejoramiento ni reformas que recuperen la vida perdida por los trabajadores. Las clases dirigentes no pueden permitírselo sin dañar al capital al que sirven y la pequeña burguesía no podría sin entrar en confrontación con el sistema, las empresas y los estados a los que están ligadas.
Solo la clase trabajadora, una clase universal tanto en su extensión como en la naturaleza de sus luchas, puede enfrentar la deriva del sistema con reivindicaciones que apunten a su superación necesaria.
Por eso, durante el último año, seguimos y pusimos foco en luchas como las de los trabajadores iraníes o las huelgas salvajes en Gran Bretaña: en una época histórica en la que los sindicatos sólo pueden ser organizadores del capitalismo de guerra, estas luchas marcaron el camino para enfrentar el desarrollo belicista y militarista del sistema de un modo efectivo.
Las lecciones de la Historia
Insurrección del 19 de julio en Madrid, comienzo de la Revolución española
La gran oleada revolucionaria 1917-37 fue posible por la existencia de un tejido de clase masivo y organizado: el famoso espacio de democracia proletaria cuya destrucción fue el objetivo del fascismo y, desde la Revolución española, del stalinismo convertido ya en principal organizador de la Contrarrevolución. Tejido que fue destruido de modo efectivo y en todo el mundo entre 1928 y algún momento alrededor de la segunda guerra imperialista mundial.
La experiencia posterior de insurrecciones y huelgas de masas, desde 1943 hasta el Irán de 2022 muestra que sin ese tejido ni puede surgir un nuevo poder capaz de consolidarse minimamente ni aparecer espontáneamente un partido de clase.
En cambio, la experiencia de los años previos a la Revolución española del 36 en aquellas regiones, como el Sur Oeste español, el único lugar del mundo en el que la Izquierda Comunista lideró de modo efectivo la lucha de clases en los años 30, nos muestra que la superación de la organización sindical -necesariamente absorbida por el estado en esta época- no significa abandonar las tareas de fomento de la organización de clase fuera de los periodos de lucha abierta y masiva.
Por el contrario, lo que hace fructífera la autoorganización de clase en los periodos de lucha de clases es precisamente el largo trabajo organizativo previo. Trabajo que se da en todo tipo de ámbitos, tantos como respondan a necesidades e impulsos de organización genuinos y que se articula en torno a espacios físicos comunes de clase.
Nuestras tareas
Como remarcamos en nuestro informe sobre 2022
Tampoco cabe esperar que aparezca de la nada un movimiento de clase y que por sí sólo, sin ningún trabajo previo, cambie el juego de una vez y para siempre. Nada nos exonerará de nuestra propia responsabilidad como trabajadores un poco más conscientes que el resto. Nada eliminará la necesidad de empezar desde lo más básico a discutir, organizarnos y crear redes y mínimas estructuras que nos permitan responder colectivamente a los problemas, ampliar la reflexión y organizar la solidaridad cuando se necesite.
Es decir, se trata de profundizar las líneas de trabajo que nos trazamos durante lo más duro de la pandemia: impulsar la auto-organización de los trabajadores en cada lugar y en cada ámbito al que lleguemos.
Y si esa es nuestra orientación estratégica, la táctica tiene que reorientar horas y capacidades hacia su realización. Por eso, hace ya unos meses pasamos de publicar artículos en Communia casi diariamente, a hacerlo un par de veces por semana.
Eso no quiere decir que, ante giros en la coyuntura, la aparición de nuevas luchas o agravamientos de las condiciones generales, no retomemos el carácter casi-diario de las publicaciones. Lo haremos cuando la situación indique que es importante y que es el aporte que corresponde al momento concreto. Pero de momento, la prioridad operativa es aportar a la organización de todos aquellos grupos de trabajadores que, en principio en minoría, sienten la necesidad de organizarse para dar respuesta a necesidades que sienten como tales.
Es ahí donde nos vais a encontrar más, aunque sea a costa de poder encontrarnos un poco menos frecuentemente en vuestro teléfono móvil.
Uneté y haz tu parte
- En el trabajo. Queda con compañeros de trabajo fuera de la empresa para discutir la situación, cómo os afecta colectivamente y cómo reaccionar. Invitad compañeros de confianza de contratas y empresas cercanas y ampliad el círculo cuando esté lo suficientemente clara una visión compartida.
- En el barrio. Localiza necesidades y ayuda a que se encaren de forma colectiva. Desde clases de refuerzo para resistir a la brecha de clase en la escuela a organizar compras colectivas para reducir precios de consumos básicos. Identifica que sistemas de solidaridad podrían ser útiles en caso de despidos y cierres en empresas o establecimientos pequeños para poder trabajar en el futuro en su organización.
- Contrasta y discute con nosotros las cuestiones que te generen inquietud y las alternativas prácticas y reivindicativas que se planteen. Estamos en la misma que tu.
- No olvides nunca que en todos los países el enemigo está dentro del propio país, llamando a sacrificios y a supeditar las necesidades humanas universales al beneficio de las empresas y las inversiones.