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Ola de tornados bajo el desastre humano, precariedad, trabajo forzado y casas de papel

13/12/2021 | EEUU

Los medios de todo el mundo nos han hablado este fin de semana de los tornados en EEUU y su impacto sobre una fábrica de velas en Kentucky, un centro de distribución de Amazon y centenares de casas arrasadas. La Casa Blanca pidió investigar si el desastre está relacionado con el cambio climático. Pero la causa del desastre humano es mucho más sencilla: plantillas de precarios y trabajadores forzados que no pueden abandonar el trabajo ni en mitad de un desastre natural y casas de madera incapaces de resistir tormentas ni bajas temperaturas.

Los tornados y las condiciones de trabajo

La fábrica de velas de Mayfield tras los tornados

Cuando el Servicio Meteorológico Nacional emitió una advertencia de emergencia de tornado en Mayfield a las once y media de la noche, más de 100 personas estaban trabajando en la fábrica de velas. Por los informes de la prensa local sabemos que la mayoría eran temporales, cobraban el salario mínimo más un plus de nocturnidad de un dólar por hora.

Entre 10 y 20 sin embargo, eran trabajadores penitenciarios que llevaban una semana en la fábrica gracias a un acuerdo con dos cárceles del condado.

No son una excepción. Es difícil estimar el total porque no ha habido un censo nacional completo de prisiones desde 2005. En aquel año, se estimaba que había casi 1,5 millones reclusos trabajando, incluidos 600.000 empleados por el sector industrial, es decir, más del 4% de todos los puestos de trabajo en el sector manufacturero de EEUU en aquel momento.

Grandes empresas, desde McDonalds a Victoria Secret, recurren a este tipo de programas en el que se paga al recluso hasta menos de 10 veces el salario mínimo. Es una vieja historia en EEUU cuyo origen último está en los equilibrios conseguidos por la burguesía esclavista del Sur, representada por los demócratas, tras la guerra civil. Entonces, el trabajo penitenciario se presentó, incluso en la Constitución, como un sustituto aun más rentable que la esclavitud para los propietarios.

Antes de la guerra, éramos dueños de los negros. Si un hombre tenía un buen negro, podía permitirse el lujo de cuidarlo: si estaba enfermo, consiguía un médico. Incluso podría ponerle implantes de oro en los dientes. Pero estos convictos: no los poseemos. Uno muere, consigues otro.

Con la pandemia sectores «estratégicos» enteros -desde mataderos a fábricas de mascarillas- han respondido a la demanda creciente con este tipo de programas, aumentando plantillas rápidamente a costes bajísimos y bajo condiciones que el Washington Post describió como «la receta de una catástrofe».

La fábrica de Mayfield no fue el único centro de trabajo que se derrumbó durante los tornados matando a trabajadores que no debían haber estado ahí. A sólo 250 km, en Illinois, seis trabajadores de un centro logístico de Amazon murieron en circunstancias similares. Podemos imaginar sin problemas por qué estaban allí. Amazon es sinónimo de precariedad, salarios reales a la baja y aumento constante de la presión sobre los trabajadores.

Los tornados y las condiciones de vivienda

El grueso de las muertes de esta ola de tornados se está produciendo, condado a condado, en los hogares. En la mayoría de las casas las paredes y estructuras básicas de las casas no son de ladrillo o piedra sino de madera. Y donde hay ladrillo, como en la imagen de arriba, es revestimiento. Con todo, las casas con revestimiento de ladrillo, siquiera fuera decorativo, aguantaron mucho más. Lo que por otro lado se había comprobado sobradamente en tornados anteriores.

La precariedad de la vivienda de los trabajadores no solo se manifiesta en tornados e inundaciones. En febrero pasado una ola de frío, unida a cortes eléctricos, mató por congelación a una docena de personas en Texas. Y es que con esas paredes los aislamientos son generalmente insuficientes. Por algo el consumo energético de un hogar estadounidense medio es seis veces mayor al de su equivalente europeo.

Y no es que las casas sean «baratas» si las confrontamos con los salarios normales de los trabajadores. En EEUU, a día de hoy 19 millones de hogares tienen dificultades todos los meses para pagar el alquiler o la hipoteca, y más de 8,5 millones de familias dedican más del 50% de sus ingresos a la vivienda.

Tornados: ¿Desastre climático, explotación anti-humana o ambas cosas?

Altenahr, Renania Palatinado. Todo el barrio estaba construido sobre el cauce, obviamente inundable, del río

Sí, el cambio climático existe y su origen no es otro que el capitalismo. Y muy probablemente esta ola de tornados, como las inundaciones de este verano, solo pueda entenderse dentro de ese marco general desastroso. Al menos, con la ciencia disponible hoy podemos decir que el cambio climático es un elemento determinante en la proliferación de episodios de fenómenos meterológicos extremos.

Pero la causa de las muertes y el desastre humano dejado atrás por tornados, inundaciones y otros fenómenos extremos debe buscarse mucho más cerca: en la precariedad y brutalidad de las condiciones laborales y en la mala calidad y fragilidad de la vivienda de los trabajadores, resultado del mismo tipo de necesidades del capital.

Del mismo modo, si entre Alemania y Bélgica suman más de 180 muertes y más de 100.000 personas siguen sin electricidad no es por el mero hecho de que se hayan producido inundaciones, sino porque políticos, constructores y especuladores alentaron durante años construir en zonas inundables unas casas, calles y edificios que hoy están dañadas o arrasadas.

Fenómenos meterológicos extremos: ¿Es el cambio climático el culpable de las muertes en Alemania y Bélgica o de los incendios en EEUU?, 18/7/2021

Lo que estamos viviendo es la retroalimentación de dos expresiones del mismo antagonismo entre crecimiento (del capital) y desarrollo (humano).

La forma destructiva y anti-humana en la que el capitalismo ha transformado durante décadas el medio natural para maximizar beneficios, hace ahora más frecuentes los fenómenos metereológicos extremos. Pero éstos, matan a miles cada año porque el mismo principio -satisfacer las necesidades del capital por encima de las necesidades humanas universales más básicas- le lleva a empobrecer y precarizar crecientemente la mano de obra como única manera de sostener una acumulación cada día más destructiva.