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La nueva pandemia y el riesgo de la Semana Santa

24/03/2021 | Actualidad

En Alemania la incidencia ronda los 100 y todas las alarmas saltan. La situación real creada por las nuevas variantes del Covid es tan grave que Merkel habla ya de una nueva pandemia. En España sin embargo, gobiernos y medios apuestan por seguir como hasta ahora. La experiencia de Gran Bretaña, Brasil o Uruguay muestra hasta que punto tal estrategia solo puede alimentar una nueva ola de la matanza.

En este artículo...

Merkel: «Básicamente estamos ante una nueva pandemia»

Básicamente tenemos una nueva pandemia. La variante británica se ha hecho dominante. Lo que significa que estamos ante un nuevo virus. Por supuesto del mismo tipo pero con propiedades muy diferentes. Es claramente más letal, más contagioso y contagioso durante un periodo mayor.

Merkel, ayer

La canciller hace estas declaraciones cuando hay ya más de 3.000 camas UCI ocupadas, cifra similar a la de la primera oleada. Y cuando el índice R (el ritmo reproductivo del virus) señala que, de media, cada infectado contagia a más de una persona. Los medios alemanes hablan de que todo apunta a un crecimiento exponencial de este indicador que podría llevar en muy poco tiempo a nuevos colapsos hospitalarios. Ayer el gobierno registró 250 muertes más.

España y la ceguera de Semana Santa

El aeropuerto de Mallorca vuelve a llenarse de turistas alemanes que huyen de la nueva pandemia anunciada por Merkel. La prensa española celebra las previsiones de reservas de la Semana Santa.

En España la incidencia está en 129, por encima de Alemania, pero los continuos recortes en las previsiones de crecimiento y la inminencia de la Semana Santa azuzan la obsesión por darle ingresos a las cadenas hoteleras y la hostelería. Los medios ignoran la realidad sanitaria y las alarmas sobre la nueva pandemia que llegan desde el resto de Europa, celebran la llegada de turistas alemanes a Mallorca y reducen todo a un debate fuera de lugar sobre lo incoherente que es poder viajar a otro país y no hacer vacaciones en la playa o la montaña de alguna provincia cercana.

Es verdad, es incoherente, habría que cerrar fronteras y confinar ciudades ya si se quiere evitar una nueva ola masiva de muertes... pero protestan porque querrían simplemente abrirlo todo en beneficio de la industria hostelera.

Es una locura. Aunque los medios no lo elevaran a titular, ayer mismo se registraron 201 muertes más, una cifra que hasta ahora sería excepcionalmente elevada para una incidencia como la declarada. Pero es que la variante británica, con un 55% más de casos que acaban en muerte, es también la dominante en España. Aunque políticos y medios finjan ignorarlo, también la situación es básicamente la de una nueva pandemia.

¿Y la vacunación?

Colas de docentes en Madrid esperando ser vacunados. Un 4,65% de población vacunada no bastará para frenar la «nueva pandemia» ni su estallido en Semana Santa.

Mientras editamos este artículo el presidente del gobierno español acaba de fiarlo todo, de nuevo, a la vacunación. La realidad es que tres meses después la gran vacunación parece una broma siniestra: solo un 4,56% de la población está vacunada en España. Las cifras alemanas y del resto de países europeos son similares.

Ya se puede decir sin dudas que el sistema de compras centralizado de la UE ha sido un fracaso. La impotencia de la Comisión y las instituciones les ha llevado a dejar de lado las dudas sobre la vacuna de AstraZeneca -incluídas las de las autoridades científicas de EEUU- entendiendo que en cualquier caso una probabilidad de muerte de un caso por millón sería un mal menor comparado con el desastre pandémico que la falta de medidas alimenta.

Una y otra vez reabren el debate sobre inyectar solo una dosis de las vacunas que requieren dos, todo para acelerar el efecto protector global. La situación en Chile muestra que esa estrategia no funciona para parar nuevas olas. En España, como en casi toda Europa, al ritmo actual se tardaría casi un año más en llegar al 70% de la población vacunada y poder respirar. Y eso suponiendo que las vacunas protejan de modo efectivo contra las variantes.

La nueva pandemia, sus responsables y el escenario que viene si se obcecan en mantener la falsa «nueva normalidad»

Buena parte de las comunidades autónomas regalan bonos turísticos para aumentar el consumo y la movilidad dentro de sus territorios durante la Semana Santa.

La eclosión de las nuevas variantes y su escalada hasta la consideración como nueva pandemia ha sido el resultado de la incapacidad de la clase dirigente para dar una respuesta global a las primeras olas del Covid. La estrategia de supeditar el salvar vidas a salvar inversiones, tanto más violenta cuanto más débiles eran los capitales nacionales de cada país ha acabado por convertir a los países semicoloniales en verdaderas incubadoras de variantes.

Ahora son esos mismos países los que muestran el futuro inmediato a Europa y EEUU. En Uruguay el sistema sanitario está ya colapsado y el desastre de las nuevas variantes se vive en tiempo presente. Brasil bate récords de mortalidad diariamente. Ayer declaró más de 3.000 fallecidos en 24 horas.

En España, Francia o Italia la clase dirigente se empecina en mantener una estrategia de contención con medidas incapaces de reducir realmente la incidencia al nivel de brotes aislados. Con la variante original eso significaba dar por buenas cifras a 200 muertos al día y dejar que la máquina mediática presentara la matanza como un hecho de la Naturaleza y no como el resultado de una opción política, lo que efectivamente era.

Pero con las nuevas variantes, la nueva pandemia como dice Merkel, la mortalidad, la contagiosidad y el tiempo en UCI son mayores y mantener esas cifras con restricciones menores resultará absolutamente imposible. Solo la Alemania de Merkel parece haberse dado cuenta e intenta recalibrar las restricciones. Pero no para reducir la incidencia al mínimo posible, sino para seguir en lo mismo.

En realidad, desde la perversa moral de la clase dirigente la diferencia entre una incidencia aceptable y una incidencia alta, entre la respuesta alemana y la relajación de medidas en España, la da el PIB y el peso en él del turismo, el comercio y la hostelería. Para ellos es pura gestión de poblaciones en la que el número de especímenes a sacrificar es función de un cálculo de rentabilidad. Lo que miden es el efecto de las restricciones de movilidad sobre las inversiones realizadas (=la acumulación de capital), no las vidas perdidas por inacción.

Variantes o nueva pandemia, algo está claro: no podemos dejar en sus manos nuestras vidas y las de los nuestros. Los trabajadores tenemos que afirmar nuestra necesidad de vivir por nosotros mismos. Mientras no lo hagamos seguiremos siendo vulnerables... y prescindibles.