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Nueva ola de Covid la pandemia no ha terminado

16/11/2021 | Comunicados
Nueva ola de Covid la pandemia no ha terminado

Las cifras de contagios vuelven a dispararse por toda Europa. La variante delta protagoniza una nueva ola que amenaza con llevarse medio millón de vidas en unos meses. ¿Cómo pudo pasar? ¿Qué hacer?

Europa en los primeros momentos de una nueva ola de Covid

En el conjunto de Europa la expectativa es un nuevo desastre hospitalario y la matanza de medio millón de personas de aquí a febrero. Tras un ascenso continuado de infecciones, Irlanda tiene los hospitales en jaque por la nueva ola de Covid y está acelerando la distribución de «terceras dosis» entre la población. Austria está ya en confinar a los no vacunados. Holanda con confinamientos parciales. En Italia esperan 30.000 contagiados al día a final de año y el gobierno ha llamado a «Salvar la Navidad»...

En Alemania la incidencia está ya por encima de 300, la más alta desde que comenzó la pandemia. Las UCIs, que están muy tensionadas desde hace semanas amenazan colapso en centros tan importantes como Munich. Otros centros industriales, como Sajonia esperan un número de muertes sensiblemente mayor que el del último invierno. Y el gobierno federal está volviendo a organizar todo para vaciar oficinas e incentivar el teletrabajo. El Instituto Leopoldina, que ha sido el asesor del gobierno hasta ahora llevaba semanas denunciando la inacción gubernamental y exigiendo medidas concretas.

En España, la prioridad está en otro lado. Con la incidencia en subida hasta 82 el gobierno ha preferido modificar el «semáforo Covid». Lo importante, una vez más, parece ser evitar la alarma y los costes para el capital y el estado de los cierres hosteleros y la medicina preventiva (terceras dosis), no las muertes.

Y si eso son los grandes países europeos con campañas relativamente exitosas de vacunación, al Este la situación es directamente catastrófica. Especialmente en Rumanía y Bulgaria, los países en los que el negacionamismo antivacunas ha sabido hacerse mayoritario.

¿Cómo pudo pasar?

Médico protesta exigiendo la liberación de vacunas del Covid

Las campañas de vacunación y los confinamientos son la forma principal de enfrentar la pandemia.

Los confinamientos y restricciones de contacto social desde el principio han sido insuficientes y seguidos de desconfinamientos apresurados que evidenciaron las verdaderas prioridades: salvar la rentabilidad del capital antes que salvar vidas.

En Europa, por otro lado, la vacunación se ha visto minada por la «voluntariedad» y la deriva enloquecida de una pequeña burguesía que, en una parte significativa, ha abrazado el negacionismo -muchas veces violento- sin encontrar resistencias en el estado y mostrado toda la mugre que guardaba su acerbo ideológico.

Pero, como venimos señalando desde el principio, la cuestión principal es que una pandemia significa una crisis global, y la burguesía es incapaz de dar respuestas universales a problemas universales.

Las clases burguesas desde la burocracia reinante en Cuba a la pequeña burguesía española pasando por los dirigentes corporativos y los políticos de todo el mundo, tienen intereses nacionales, es decir, tienen por objetivo mantener al capital nacional funcionado a toda costa. A costa de otros capitales -imperialismo- pero sobre todo, a costa nuestra. Todos hicieron lo mismo. Y ninguno intentó seriamente siquiera enfocarlo como un problema global y buscar respuestas globales mínimamente efectivas. Las batallas por y en la OMS lo demostraron de sobra.

Por el contrario, ha convertido el origen de la enfermedad en excusa para la guerra de propaganda imperialista y el supuesto «incentivo» de la propiedad intelectual de las vacunas en el motor de una escasez global.

Pfizer restringió el acceso a la vacuna Biontech a los países semicoloniales, Moderna se negó a compartir el know how de los procesos y por tanto a producir fuera de sus propias fábricas. La OMS está alertando incluso de la falta de jeringuillas para todo tipo de vacunaciones por la acaparación de los países más capitalizados (EEUU, UE, China...).

Resultado: vía abierta a nuevas mutaciones, ola sobre ola.

¿Acabará alguna vez la pandemia?

Londres: «Por favor, cree que esta época va a pasar». Mensaje propio de una dictadura que persigue siempre nuestra pasividad.

La permanencia de la pandemia y la eclosión de nuevas variantes no son solo el resultado de la incompatibilidad entre crecimiento (del capital) y desarrollo (humano), son una expresión del antagonismo creciente entre mantenimiento del sistema y la misma vida humana. En realidad, el mismo antagonismo que vemos en las «políticas de recuperación», las tendencias en marcha hacia una guerra imperialista masiva o el cambio climático.

Solo una clase universalmente extendida y cuyos intereses no son particulares sino universales, genéricos, indistinguibles de los de la especie en su conjunto, puede dar respuesta a una pandemia de dimensiones globales. Esperar que sea de otra manera es confiar que se agote por sí misma destruyendo miles de vidas durante años o incluso décadas. Es el equivalente a luchar contra las guerras esperando pacientemente que acaben por sí mismas.

No hay paciencia que valga.