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09/12/2020 | Actualidad

1Alemania. Con 590 muertes en las últimas 24 horas y 20.000 nuevos casos, Merkel y varios presidentes de landers piden un confinamiento duro. El capital alemán está cada vez más angustiado: solo Lufthansa despedirá más de 29.000 trabajadores antes de que acabe el año. Cada vez más temerosos del incremento del desempleo y la crisis, las familias ahorran cuanto pueden empeorando las previsiones de ventas de las empresas.

Por si fuera poco, el panorama imperialista tampoco es favorecedor. En la global, el capital alemán cada vez teme más a China. Y dentro de la UE la presidencia alemana parece abocada al fracaso: Polonia y Hungría hacen oídos sordos a los ultimatums, Schengen sigue suspendido de facto y las negociaciones del Brexit se arrastran agónicamente cuajando acuerdos parciales sobre temas importantes como la frontera irlandesa que no consiguen sin embargo convencer a nadie de que se vaya a acabar con un acuerdo global. De fondo, Gran Bretaña quiere poder vender a la UE sin ver menoscabada su soberanía para imponer peores condiciones de trabajo y regulaciones medioambientales y de salud más laxas. Bruselas teme el dumping. Las negociaciones del Brexit son al final un juego de apuestas y órdagos sobre quién destrozará antes las condiciones de vida de los trabajadores para poder vender más barato y con mayor margen al otro.

2El arranque del Pacto Verde europeo y la expectativa del Green New Deal de Biden han convertido a la prensa financiera en una orgía de anuncios millonarios. Solo esta mañana, una alianza internacional de seis grandes empresas han anunciado la creación de un consorcio para producir hidrógeno verde que les llevará a recoger 110.000 millones de dólares en inversiones. El eco en España ha sido inmediato: una alianza de empresas del IBEX anunció la creación de un hub para compartir tecnologías de producción de hidrógeno verde. Es decir, si la crisis impulsa la concentración de capital, el pacto verde refuerza la tendencia incentivando la centralización y monopolización de tecnologías y mercados.

Otra cosa es la gestión política. Todo el secreto del efecto mágico que todos esperan del Pacto Verde reside en su capacidad para propiciar una transferencia de rentas masiva de los trabajadores al capital. Por eso vino preparado por una campaña catastrofista global. Sin argumentar una supuesta catástrofe inminente no habría posibilidad de vender una unión sagrada climática, y sin ésta la obscenidad de un empobrecimiento masivo de los trabajadores en términos absolutos. Pero con una matanza en marcha, los sondeos de opinión revelan que la mayor parte de la población UE no es tan sensible a las angustias climáticas. Y el poder alemán se preocupa y la prensa se alarma: estamos solos, los éxitos de Greta se diluyen.

El nerviosismo alemán es tanto más llamativo cuanto que los datos demoscópicos no hablan ni mucho menos de una resistencia consciente. El 64% de los españoles está de acuerdo en gastar fondos de recuperación en la transición verde. Y en Francia más bien parecería que a Macron se le fue la mano: la famosa convención climática, formada por 150 personas tomadas al azar, un focus group, apuntaba ya a prohibir el 5G, las ampliaciones de aeropuertos y restringir los vuelos comerciales... y tenía la nuclear en el punto de mira. Macron se ha adelantado y hoy mismo lanzaba una oda a las nucleares como espina dorsal de la transición ecológica.

3Francia, más allá del trastoque de inversiones, sin nucleares no podría sostener el arsenal atómico -su argumento último para mantener un liderazgo europeo- ni ganar la hegemonía naval en el Mediterráneo a la que parece aspirar cada vez más abiertamente. De fondo, el pulso con Turquía que le está llevando en la interna a una ofensiva contra los Hermanos Musulmanes sincronizada con Egipto y aprobar una polémica ley mordaza bajo la excusa de la seguridad antiterrorista. En la externa la misma estrategia se materializa en una alianza militar cada vez más profunda no solo con Grecia y Chipre, sino con Egipto e Israel.

Un retrueque de ésto: España recupera relaciones con Israel... aunque solo sea para aflojar el cerco griego contra Borrell y las acusaciones de representar el quintacolumnismo turco en la UE.

4Brasil vuelve a estar en el punto de cruce entre imperialismo y pacto verde. Sufriendo una presión cada vez mayor desde Europa y con Biden haciendo declaraciones socavando la soberanía brasileña sobre la Amazonia, el gobierno se ofreció ayer a adelantar sus objetivos climáticos... si los países que le presionan donan 10.000 millones al año a las arcas públicas brasileñas a partir de 2021. Más allá de la boutade propagandística, la realidad es que Bolsonaro ha entregado el proceso de regularización de tierras a los caciques locales. Viene por tanto una nueva embestida deforestadora, una fiesta para la agroindustria, un reforzamiento de los descendientes de aquellos míticos coroneles que dominaron la economía de plantación y alargaron el esclavismo y una nueva oleada de represión contra jornaleros y campesinos pobres. No van a ser el único sector de la clase trabajadora bajo ataque. Los fondos internacionales de capital ya se dicen preocupados por el endeudamiento público. Traducción: las transferencias a los trabajadores más pobres y precarios no van a llegar a las elecciones.

No hay territorialización posible de las pensiones, que ya de por sí sería terriblemente regresiva, sin mochila austriaca. Por lo mismo, en los equilibrios internos de los puestos en el gobierno es especialmente llamativo que al ministerio de Trabajo, que cae a Podemos, se le quiten las competencias en Seguridad Social y pensiones. Sánchez está ahí protegiendo más que controlando a Iglesias y sus ministros. Parece que Sánchez nadará entre intentar vender el carácter complementario de la mochila, apuntándose el tanto ante la banca y la UE y echarle el muerto de lo más regresivo al PNV y las derechas regionales.

«El nuevo pacto social bajo el gobierno Sánchez», enero de 2020

5En España se ve también cómo el pacto verde no excluye en absoluto las estrategias para reanimar el capital a base de atacar pensiones, salarios y condiciones de trabajo. A pesar de la fiesta de anuncios de inversiones verdes, la producción industrial sigue cayendo en picado, 700.000 trabajadores llegarán a Nochevieja en ERTE y hasta la demanada eléctrica habla de que la recuperación de los datos de producción de hace un año es todavía una quimera. Por si fuera poco, puede que el efecto Biden todavía de un nuevo susto a unos intereses imperialistas españoles en retirada en América del Sur. El capital español no va a dejar pasar una.

Así que el alcance del Ingreso Mínimo Vital se reduce y según el propio ministro no llegará ni de lejos a las 850.000 personas que lo necesitan más urgentemente. Las pensiones reciben recortes que ni siquiera se advierten públicamente y cada vez son más las voces en la clase dirigente que meten prisa al gobierno. Pero el gobierno templa ánimos y asegura que no es tan urgente la reforma laboral, que lo importante es la paz social. El mensaje es: no pueden atacarse las condiciones de vida y trabajo de prácticamente todos los trabajadores en tantos frentes al mismo tiempo. Bajo el guión de la UE, bendecido por todo el aparato político y los editoriales de los grandes medios, lo primero son las pensiones. El País da la consigna de volver al planteamiento de la mochila austriaca. Y al día siguiente nos recuerda que la privatización vía fondos complementarios y la territorizalización tienen ya un piloto de éxito en el País Vasco. Es decir, volvemos a la hoja de ruta sanchista de ataque a las pensiones tal cual comenzaba a enunciarse abiertamente cuando empezó la pandemia.

6Sin el auge militarista no podríamos completar el mapa de situación: el congreso de EEUU acaba de aprobar 741.000 millones más para sus ejércitos, Japón anuncia nuevas inversiones milmillonarias en su escudo antimisiles, Rusia coloca misiles en islas en disputa con Japón, Israel arma masivamente a Emiratos, Taiwan anuncia la construcción de nuevos submarinos, Alemania quita un concurso de misiles a aspirantes norteamericanos para que el desarrollo de conocimiento quede en empresas alemanas, China sigue apostando por un cambio tecnológico en su armamento y realiza una nueva misión lunar con éxito... Todo esto en las últimas dos semanas. Y no ha sido una semana excepcional. Los estados se están armando a una velocidad pasmosa y discutiendo de una revolución de las tecnologías militares que todos anhelan y que sin embargo, podría ser el elemento detonante de una guerra directa entre potencias.

7La pandemia y sus consecuencias sobre las inversiones siguen acelerando y exacerbando todas las contradicciones del sistema. Desde la última guerra imperialista mundial, nunca esas contradicciones habían triturado y sacrificado tantas vidas e impuesto tanta miseria. Pero nunca tampoco, había habido bases materiales tan amplias para superar la sociedad capitalista y organizar la sociedad en la abundancia y la libertad. Entre la posibilidad material y la realización histórica solo media un elemento subjetivo: el desarrollo de la lucha y la consciencia de la clase trabajadora. Ninguna época anterior se enfrentó a un reto tan enorme ni potencialmente tan liberador. Nunca había sido tan necesario el agrupamiento para impulsar la respuesta y la organización de nuestra clase.