El fin del NordStream y el arranque de una nueva era nuclear

¿Qué ha pasado?
Anteayer durante la noche aparecieron los primeros informes de fugas en el Nordstream 2. Poco después, a lo largo del día de ayer, los informes sismológicos suecos dejaron claro que no se trataba de accidentes sino, posiblemente de un acto de sabotaje pues constataron dos explosiones más en el NordStream1. Los informes posteriores del ejército danés no dejaban lugar a dudas.
¿Qué consecuencias tiene?
- Se cierra toda posibilidad de que Alemania vuelva a recibir gas desde Rusia durante este invierno y después a través del NordStream, ahora cerrado por reparaciones que forman parte de la presión de Moscú sobre Berlín.
- El NordStream2, ya terminado y con capacidad para doblar el flujo de gas hacia Alemania pasa definitivamente a la historia. La presión rusa frente a Alemania se ha centrado hasta este mismo mes en conseguir que Berlín aceptara ponerlo en marcha.
- Las fugas ponen en peligro la navegación en el paso entre el Báltico y el Mar del Norte. Se ha impuesto ya una zona de exclusión de cinco millas alrededor de cada uno de los tres puntos de fuga. Esto es más relevante de lo que parece: es la ruta de salida del petróleo ruso hacia el Atlántico y ya estaba siendo puesta en cuestión en un tira y afloja entre Dinamarca y la OTAN. Dinamarca no quería cerrar el paso ni dejar de dar asistencia a los capitanes rusos por los peligros que pudiera suponer para la navegación general.
¿Por qué es el fin de una época?
Febrero de 2022, Biden promete «acabar» con el NordStream en la Casa Blanca frente a un Scholz que finge demencia.
El abastecimiento de la industria alemana y el negocio energético ruso han sido el núcleo de la batalla imperialista en Europa durante los últimos veinte años
La tensión entre Vladimir Putin y Estados Unidos se remonta aún más atrás, a principios de la década de 2000, cuando el todopoderoso jefe de Yukos, la primera petrolera rusa, forjó alianzas con el grupo Exxon Mobil. Su director general, Mikhail Khodorkovsky, planea entonces vender su grupo a los anglosajones por 25.000 millones de dólares, lo que le permitiría financiar una campaña presidencial con la benevolencia de los estadounidenses. Vladimir Putin luego lo hace caer por evasión de impuestos y lo encarcela durante diez años. Los estadounidenses entienden en este momento que no tendrán en sus manos las materias primas rusas.
Veinte años después, Estados Unidos se ha convertido en exportador de gas natural licuado y busca conquistar el mercado europeo. Los alemanes, bajo la presión de los Verdes, han optado por un 45 % de energía renovable intermitente: necesitan el gas adicional de sus centrales eléctricas alimentadas con gas, actualmente abastecidas por gasoductos rusos. Y el nuevo, Nord Stream 2, permite eludir Ucrania. Obviamente, es este gasoducto el que los estadounidenses amenazan con cerrar en caso de un incidente en suelo ucraniano.
Editorial de Marianne, 16/2/2022
En esta última fase fue Trump el que inició abiertamente la confrontación en la cumbre de la OTAN de 2018: o EEUU entraba en el negocio del gas ruso o impondría sanciones a Alemania, como finalmente hizo, hasta quedarse con el negocio mandando metaneros a través de Francia, Holanda y Polonia. Inmediatamente la posición estadounidense propició el divorcio del eje franco-alemán en la UE.
La llegada de Biden a la presidencia no hizo sino radicalizar las cosas. EEUU centró su política hacia la UE en impulsar la confrontación con Rusia al punto de convertir la represión contra Nalvalny en excusa para intentar forzar la mano de Alemania.
Cuando finalmente Biden hizo inminente la entrada de Ucrania en la OTAN y despliegue de misiles con capacidad nuclear en su territorio, elevando la presión contra Rusia, la primera amenaza estadounidense, delante del mismísimo Scholz fue destinada no tanto a Moscú como a Alemania.
Como comentamos entonces: «La rueda de prensa posterior al encuentro fue extrañamente violenta por el lado estadounidense y pasivo-agresiva por el alemán». El New York Times lo relataba así:
«Si Rusia invade, eso significa que tanques y tropas cruzan la frontera de Ucrania nuevamente, entonces ya no habrá un Nord Stream», dijo Biden. «Le pondremos fin». Cuando se le preguntó exactamente cómo, Biden dijo: «Le prometo que podremos hacerlo».
Biden dice que un oleoducto de Rusia a Alemania no avanzaría si Moscú invade Ucrania, New York Times 7/2/2022.
¿Quién ha sido?
Las declaraciones de Biden eran recordadas ayer por el representante de EEUU ante el Parlamento europeo con un retuit inmediatamente anterior a otra entrada en la que comentando una foto de una de las fugas decía escuetamente: «Thank you, USA», en lo que parecía una reivindicación del atentado en toda regla.
La prensa alemana comentaba que la CIA venía advirtiendo del peligro a sus pares alemanes y que en realidad sólo un «agente estatal» podía realizar un ataque de estas características, que requiere minisubmarinos y comandos especiales. Algo difícil en un área saturada de presencia militar OTAN. Además sólo Ucrania -a la que no veían con tales capacidades operativas- y EEUU podrían estar interesadas en los resultados del ataque.
La respuesta de la UE ha sido exigir una investigación de lo que ya da por cierto que ha sido un sabotaje. Sólo Polonia insiste en que puede haber sido un error humano.
Mientras, en Rusia, Peskov acusó el golpe sin señalar abiertamente a nadie, pero las agencias con base en Moscú recordaban que:
El 23 de septiembre, un grupo de asalto anfibio de la Marina de los EE. UU. abandonó el Mar Báltico, formado por grandes barcos de desembarco USS Kearsarge, USS Arlington y USS Gunston Hall. Albergaban un batallón expedicionario de infantería de marina con hasta 2.400 efectivos militares, así como una unidad de fuerzas especiales.
¿Qué etapa se abre ahora?
Lanzamiento de un misil balístico intercontinental ruso Yars durante los ejercicios de las fuerzas nucleares en un lugar desconocido de Rusia. Imagen tomada de un vídeo publicado el 19 de febrero de 2022 por el Ministerio de Defensa ruso.
Para Alemania esto es quemar las naves, o mejor dicho, descubrir que su principal aliado se las ha quemado. Para Rusia, perder el último objetivo que recuperar algún día con la UE. Las tuberías Nordstream eran al final, el cordón umbilical del capital ruso con el del resto de Europa.
No es casualidad que acto seguido Medvedev ponga sobre la mesa abiertamente la posibilidad de la guerra nuclear. Ayer mismo escribía en su canal de Telegram:
El tema de los últimos días es la amenaza nuclear rusa. Biden y Truss, varios intermitentes secundarios y sullivans, rociando saliva atlantista, exigen que Rusia quite la mano de su «botón nuclear». Juntos, nos amenazan constantemente con consecuencias «aterradoras» si Rusia usa armas nucleares. Y la prima londinense, de mente joven, está completamente dispuesta a iniciar de inmediato un intercambio de ataques nucleares con nuestro país.
Tengo que recordárselo de nuevo a aquellos sordos que solo se escuchan a sí mismos. Rusia tiene derecho a utilizar armas nucleares si es necesario en casos predeterminados. En estricto apego a los Fundamentos de la Política de Estado en Materia de Disuasión Nuclear. Si nosotros o nuestros aliados somos atacados usando este tipo de armas. O si la agresión con el uso de armas convencionales amenaza la existencia misma de nuestro estado.
El presidente de Rusia habló sobre esto directamente recientemente. Además, haremos todo lo posible para evitar la aparición de armas nucleares en nuestros vecinos hostiles. Por ejemplo, en la Ucrania nazi, que hoy está controlada directamente por los países de la OTAN. No tiene sentido contar con la razón y la voluntad política del régimen de Kiev. Pero todavía hay una frágil esperanza de sentido común y un sentido de autopreservación de los países enemigos que los toleran. Entienden que si la amenaza a Rusia supera el límite de peligro establecido, tendremos que responder. Sin pedir permiso a nadie, sin largas consultas. Y definitivamente no es un farol.
La pregunta es diferente. Imagine que Rusia se ve obligada a usar el arma más formidable contra el régimen ucraniano, que ha cometido un acto de agresión a gran escala que es peligroso para la existencia misma de nuestro estado.
Creo que la OTAN no intervendrá directamente en el conflicto ni siquiera en esta situación. Después de todo, la seguridad de Washington, Londres y Bruselas es mucho más importante para la Alianza del Atlántico Norte que el destino de la Ucrania agonizante, que nadie necesita, incluso si está provista abundantemente de diversas armas. El suministro de armas modernas es solo un negocio para los países occidentales, sin embargo, fuertemente implicados en el odio hacia nosotros. No más.
Los demagogos extranjeros y europeos no van a perecer en un apocalipsis nuclear. Por lo tanto, se tragarán el uso de cualquier arma en el conflicto actual. Sería bueno que las autoridades de Kiev se dieran cuenta, al menos parcialmente, de esta triste conclusión. Por desgracia, esto es casi imposible. Están en constante frenesí de guerra con breves pausas para extraños sueños alucinatorios.
El peligro es evidente. El atentado abre de par en par la caja de Pandora nuclear. El gobierno polaco, con la incansable voluntad genocida de todas las burguesías nacidas de la mugre stalinista desde Rusia a Albania, prácticamente se felicitó y apostó inmediatamente por una respuesta «devastadora» de la OTAN.
Es evidente que las clases dirigentes del antiguo bloque ruso de la guerra fría están tocando el cielo de sus sueños: hacen una guerra contra Rusia con toda la fuerza de EEUU y la OTAN detrás. Lo que no está claro es contra quién está haciendo ya la guerra EEUU. Como recordaba ayer mismo Sigmar Gabriel, ministro de exteriores con Merkel hasta la entrada del actual gobierno alemán.
La entrada en una escalada militar hasta la gran guerra entre la OTAN y Rusia no dejaría una Ucrania libre, sino una Europa arrasada.
Ese es el horizonte que se abre ahora. Y de entrada, las resistencias a su realización son menores que las inercias. Desde luego en Polonia o los estados bálticos. Y aparentemente en EEUU y Rusia.
Sólo la emergencia de luchas reales -es decir, huelgas masivas- contra la guerra y el militarismo, no las salidas individuales del pacifismo, por suicidas, violentas o incluso masivas que sean, pueden parar esta deriva acelerada de la barbarie.
No hay que irse a 1918 para encontrar ejemplos. Hace dos años las protestas y huelgas en Libia a ambos lados del frente cortaron en seco lo que era una escalada en la que participaban casi todas las grandes potencias y sus agentes.
Lo que necesitamos hacer en cada país para enfrentar el empobrecimiento es lo mismo que se necesita para derrotar al militarismo y el belicismo de ambos bloques en conflicto antes de que la matanza se multiplique. Ponernos en marcha como trabajadores.
- Las víctimas principales de bombardeos y sanciones son los trabajadores de ambos lados del frente
- La guerra expresa el antagonismo creciente entre el capitalismo y la vida humana
- En todos los países el enemigo está dentro del propio país, llamando a sacrificios y a supeditar las necesidades humanas universales al beneficio de las empresas y las inversiones
- En cada huelga, en cada reunión, en cada empresa y en cada barrio hagamos visible el militarismo y la guerra y organicémonos como trabajadores contra ellos