No hay vacaciones para el imperialismo
La agonía de la UE, la posible nuclearización de una Turquía cada vez más enfrentada a EEUU y la UE, y la militarización del conflicto EEUU-China fueron las principales luces rojas del conflicto imperialista esta semana.
Con la derrota de Calviño para la presidencia del Eurogrupo Alemania ha recibido un fuerte aviso en plena negociación sobre la forma que tomarán los fondos de rescate. La lectura de la prensa española y de la propia ministra es delirante: culpa a la mayoría conservadora, al hecho de ser «la única mujer en la mesa» y señala que el gobierno griego le mintió sobre su voto. La realidad: solo esto último fue minimamente relevante. La clave: los países nordistas, ahora auto-bautizados como Nueva Liga Hanseática, es decir, los tradicionalmente más ligados, económica y estratégicamente a las potencias anglosajonas: Holanda, Irlanda, las repúblicas bálticas, Finlandia, Dinamarca y Suecia, estos últimos tan poco ligados a Alemania que nunca entraron en el euro. Capaces de atraer al grupo de Visegrado -Hungría, Polonia, la República Checa y Eslovaquia- en su común voluntad de evitar cualquier federalización o mutualización europea, pues saben que implicaría incrementar su dependencia del capital alemán traduciendola en supeditación política. Como insiste la TV y la prensa española, los apoyos fuertes de Calviño -Francia, Alemania, Italia y la propia España- representan el 80% del PIB de la eurozona. Y es por eso y no a pesar de eso que lo realmente llamativo es que fueran derrotados por un solo voto. Y, como veremos en el siguiente punto, no es casualidad que apunten precisamente al griego, reforzado por EEUU en su batalla principal y relativamente bien parado en la nueva oleada de crisis.
La propuesta de rescate franco-alemana fue presentada como el parto de una nueva UE, pero cada día parece un parto más problemático, peligroso incluso, para sus propositores, por otro lado cada día más debilitados por la crisis. Que Francia firme un tratado de doble nacionalidad con España, completamente inútil en el marco UE actual, podría señalar que los propios estados centrales desconfían ya no solo de la sostenibilidad de Schengen, sino de la del libre movimiento de personas y trabajadores en el futuro.
El jaque interno va parejo al externo. Esta semana, el comisario de política exterior y de seguridad, Borrell, aseguraba que la escalada con Turquía en el Mediterráneo Oriental era la principal amenaza de seguridad de la UE. El dominio turco de Libia y las perforaciones libio-turcas en aguas reivindicadas por Grecia y Chipre empiezan a ser tratadas cada vez más abiertamente como un casus belli en Bruselas. Pero, como era de esperar, las visitas de Borrell no han convencido a Erdogan de relajar la tensión.
Al revés, sigue la escalada verbal con Francia y se hace rutinaria la violación del espacio aéreo griego por cazas turcos mientras Francia negocia la venta de dos fragatas de última generación a Grecia pensando ya en un escenario de confrontación abierta en el Mediterráneo Oriental.
Y lo que es más importante aún: EEUU se está involucrando abiertamente a favor de Grecia y Chipre. No solo porque las petroleras norteamericanas tengan altas expectativas sobre los contratos de exploración firmados con ambos para buscar gas en las mismas aguas por las que Turquía dice estar dispuesta a ir a la guerra, sino porque tanto Israel como Egipto, parte además del mismo negocio, tienen un interés directo en poner coto al apoyo de Turquía a los Hermanos Musulmanes en Palestina y Libia.
Así las cosas EEUU ha mandado a una de sus armadas a realizar maniobras con la marina chipriota y se ha unido a los griegos en su denuncia de la transformación de Santa Sofía en mezquita. Erdogan ha devuelto el golpe simbólico [expulsando a los pastores evangélicos y protestantes estadounidenses](https://www.al-monitor.com/pulse/originals/2020/07/turkey-expel-ban-protestant-missionaries-threat-public-order.html EEUU se une a maniobras con Chipre), pero su respuesta principal, según dicen las inteligencias regionales, ha sido acelerar su programa nuclear secreto para tener bombas atómicas con las que poder mantener la escalada de envites que vienen.
EEUU por su lado sigue profundizando su guerra económica contra el capital chino y aumentando la presión militar en el Índico y el Pacífico. Es un juego a largo plazo como dicen desde el propio departamento de Defensa... pero se basa en despliegues armamentísticos como no se veían desde la invasión de Irak y reacciones cada vez más agresivas del ejército chino.
China parece resignada a la desaparición de Hong Kong como centro financiero internacional. Con poco que ganar o conservar una vez en marcha las represalias de EEUU y sus aliados anglosajones, ha comenzado el despliegue de medidas para recuperar el control político pleno del territorio.
Pero quizás lo más significativo hoy por hoy sea cómo Hong Kong ha delineado los límites de un nuevo bloque americano. Y hay sorpresas. Para empezar México, que mira a Pekín como un posible rescate de su sector petrolero. En Europa mientras Merkel guardaba prudentes distancias, para furia de los estadounidenses, Macron se mostraba mucho más beligerante. Como era predecible Taiwan se liga cada vez más a EEUU. Otros como Indonesia o Filipinas se acercan indirectamente a EEUU, evitando el enfrentamiento directo con China. Y los países anglosajones se radicalizan, comenzando por Gran Bretaña, donde el lobby pro-Brexit es ahora el lobby anti-China porque ambas cosas representan lo mismo: el alineamiento con EEUU. Australia dio vía libre a una escalada de represalias y gestos. Y tanto Australia como Canadá fueron denunciadas por China por sus graves injerencias en asuntos internos chinos.
La unión de crisis económica con el desarrollo de las tensiones imperialistas avanza un futuro inmediato de revueltas pequeñoburguesas animadas desde el exterior. Las famosas campañas rusas de desinformación se están quedando cortas frente a las de un Bannon que desde Argentina a Serbia, pasando por España, está alimentando a una pequeña burguesía tan desnortada como airada con alianzas y discursos delirantes hasta ahora solo imaginables en EEUU. Lo vimos en Belgrado esta semana: la imagen surrealista de grupos anti-vacunas y barras bravas ultraderechistas del Estrella Roja asaltando al alimón el parlamento pasará a los anales del colapso moral de la pequeña burguesía europea, pero no quedará como algo aislado.
Mientras tanto, la tendencia al alza de las luchas de trabajadores que constatamos en junio parece mantenerse este mes, extendiéndose por Africa y aumentando el número de trabajadores involucrados en Asia, Europa y América del Sur. Es un movimiento tan potente y prometedor como invisible a los medios internacionales que siguen en una verdadera campaña de invisibilización. En crisis, el sistema nos niega más que nunca. En nuestras necesidades y en nuestra mera existencia.