Mensaje real los «chalecos amarillos» españoles son los jóvenes
Hace un año, el mensaje de Navidad del rey sirvió al estado para recomponerse y mantener su entereza después del triunfo en las elecciones del independentismo cuando incluso el aparato mediático-propagandístico flaqueaba. Un año después, la máquina de propaganda «interpreta» el rutinariamente soso mensaje como si fueran palabras caídas del cielo para descubrir un «rey feminista» y una súbita urgencia en «los jóvenes».
Leer las interpretaciones cortesanas de los discursos reales da siempre vergüenza ajena. Pero es verdad que este año el jefe del estado tenía un mensaje. Y no es para dejarlo pasar. Cuando el rey centra su discurso de estado anual en alertar al aparato político sobre la desafección de los jóvenes, es que la maquinaria estatal ha descubierto corrientes de fondo que la inquietan realmente. ¿Temen una deriva de la revuelta pequeñoburguesa fuera de Cataluña hacia el republicanismo que asocian con los jóvenes y la universidad? ¿Tiene más fondo de lo que muestra el CIS? La utilización por primera vez de expresiones como «salario digno», apuntaría hacia allí.
El hecho es el miedo de las burguesías peninsulares a movimientos similares a los «chalecos amarillos». El mensaje del rey es que vayan más allá del folklor de movilizaciones oportunistas a partir del fetichismo de una prenda. Las bases para un terremoto social en el que una movilización interclasista sirva de percha a reivindicaciones de clase -las que temen de verdad- están en los estudiantes universitarios y la generación recién egresada de la universidad. Es frente a eso frente a lo que alerta la corona al conjunto del estado. Y efectivamente, las bases están y su eclosión modificaría el mapa y el juego posible para el estado y la burguesía española.