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Las primeras feministas que se dirigieron a las trabajadoras

11/10/2018 | Crítica de la ideología

En la entrega anterior de esta serie seguimos el nacimiento del feminismo como movimiento social desde sus orígenes a la fundación de la «Womens's Social and Political Union» (WSPU) por Emmeline Pankhurst en 1903. La WSPU fue la primera organización feminista que se dirigió directamente a las trabajadoras.

Movilizar a las mujeres de clase trabajadora para conseguir el voto para... las mujeres de la pequeña burguesía

Su objetivo siempre fue la consecución inmediata del sufragio «en los mismos términos» que los hombres. Es decir, el sufragio femenino restringido a aquellas mujeres que tuvieran un cierto umbral de propiedades, lo que excluía a las mujeres de clase trabajadora. Las frustraciones de Emmeline Pankhurst con el Partido Laborista Independiente (ILP), las percepciones de su hija Christabel sobre las limitaciones del partido laborista en lo que respecta a los derechos de las mujeres, estaban determinadas por sus intereses de clase. Emmeline Pankhurst estaba frustrada con la Unión Nacional de Sociedades de Sufragio Femenino (NUWSS) no porque se opusiera a su carácter pequeñoburgués, que compartía, sino porque consideraba que su estrategia no era lo suficientemente agresiva.

En marzo de 1903, el mismo año en que se formó el WSPU, Christabel Pankhurst -la hija mayor de Emmeline y Richard- escribió al editor del «Labour Leader»*. Christabel presentaba en ella, como solución a la privación del derecho al voto de las mujeres de clase obrera... el sufragio censitario. Los Pankhurst querían movilizar a las mujeres trabajadoras para obtener el derecho a voto de las mujeres pequeñoburguesas mediante el despliegue de una retórica que uniera a las mujeres de clase obrera con las mujeres adineradas.

¿Qué va a hacer el movimiento de representación obrera por esa gran parte de la clase obrera que, debido a su falta de poder político, es incapaz de asegurar una representación directa... miles de mujeres se ven privadas de sus derechos por el mero hecho de ser mujeres... Se dirá, tal vez, que los intereses de las mujeres estarán a salvo en manos del Partido Laborista de los hombres. Nunca en la historia del mundo los intereses de los que no tienen poder para defenderse han sido atendidos adecuadamente por otros.... Espero que las mujeres de Inglaterra no tengan que decir que ni los liberales, ni los conservadores, ni los laboristas son sus amigos.

El nacimiento del feminismo como interclasismo consciente

Lo importante de esta retórica es que con ella podemos hablar por primera vez de feminismo en su sentido político. «Las mujeres» son definidas como un sujeto histórico y político, como una categoría por encima de las clases. No habría ‎proletariado‎, sino «trabajadores y trabajadoras», y estas últimas no podrían ser representadas ni compartir una lucha genuina con alguien que no fuera de su condición... sexual. Por eso, cuando se constituye la WSPU en octubre 1903 en casa de Emmeline Pankhurst, la membresía de la WSPU se reserva exclusivamente a mujeres.

Emmeline abandonó la ILP, pero estaba en conflicto con la organización por la manera de plantear el sufragio femenino. En «Mi propia historia», su autobiografía, cuenta:

En la primavera de 1904, asistí a la conferencia anual del Partido Laborista Independiente, decidida a inducir a los miembros a preparar un proyecto de ley de sufragio que se presentara ante el Parlamento en la siguiente sesión. Aunque yo pertenecía al Consejo Directivo Nacional y supuestamente tenía alguna influencia en el partido, sabía que una fuerte minoría, que sostenía que el Partido Laborista debía dirigir todos sus esfuerzos hacia la consecución del sufragio universal de adultos, tanto para hombres como para mujeres, se opondría amargamente a mi plan. En teoría, por supuesto, un partido laborista no puede contentarse con nada menos que con el sufragio universal de los adultos, pero está claro que no se puede llevar a cabo una reforma tan amplia en ese momento, a menos que el Gobierno la convierta en una de sus medidas. Además, si bien la gran mayoría de los miembros de la Cámara de los Comunes se comprometieron a apoyar un proyecto de ley que otorga a las mujeres los mismos derechos de voto que a los hombres, es dudoso que se pueda confiar en una mayoría para apoyar un proyecto de ley que otorga a las mujeres los mismos derechos de voto que a los hombres, es dudoso que se pueda confiar en una mayoría para apoyar un proyecto de ley que otorga el sufragio a los adultos, incluso a los hombres. Ese proyecto de ley, incluso si se trata de una medida del Gobierno, probablemente será difícil de aprobar.

En fin, por mucho que se hubiera sumado al laborismo del momento, creía que era mejor luchar por los intereses de las mujeres propietarias que por los intereses de la clase trabajadora. Aunque la WSPU declaraba que el sufragio restringido era una etapa necesaria para obtener el derecho al voto de las mujeres trabajadoras, el tipo de derecho al sufragio que defendía contradecía esa afirmación. Y desde luego, su concepción de la organización y el mensaje con el que intentaba captar nuevas militantes, expresaba sin ambages su incompatibilidad con cualquier forma de ‎consciencia de clase‎. Desde el primer número de su revista quedaban claros los límites de su llamado a las mujeres trabajadoras:

A las mujeres de todo el mundo les llama la trompeta, vengan a luchar con nosotros en nuestra batalla por la libertad...vengan y únanse a nosotros, cualquiera que sea su edad, su clase, su inclinación política... si tienen algún sentimiento de clase, deben dejarlo atrás cuando entren en este movimiento. Porque las mujeres que están en nuestras filas no conocen distinciones de clases.

«Votes for Women», número 1, octubre de 1907

Activismo de gente bien

Según Emmeline Pankhurst, «los hechos, no las palabras, iban a ser nuestro lema permanente». El primer acto público a favor del sufragio de la WSPU tuvo lugar en octubre de 1905. Dos miembros de la WSPU, Christabel Pankhurst y Annie Kenney, fueron arrestados por interrumpir un mítin de los liberales en el «Salón de Libre Comercio» en vísperas de las elecciones generales que llevaron de nuevo a los liberales al gobiernno. Durante el turno de preguntas, Christabel izó una bandera que decía «Votos para las mujeres» mientras que Annie Kenney preguntaba a los liberales: «Si el Partido Liberal vuelve al poder, ¿tomarán medidas para dar el derecho al voto a las mujeres?». Pankhurst y Kenney terminaron siendo expulsadas de la sala y fueron arrestadas cuando encararon a la policía en el exterior mientras intentaban empezar un mítin paralelo. En vez de pagar la multa correspondiente, Annie Kenney decidió cumplir tres días de arresto.

En realidad se trató tan solo de un pequeño rifirafe en una reunión pública de unas cuantas decenas de señorones liberales. Estamos en una época en la que los mítines obreros congregaban decenas de miles de personas y eran a menudo disueltos a sangre y fuego dejando un inevitable reguero de muertos y heridos sin suscitar el menor escándalo. Pero una cosa eran los obreros y el orden público, y otra «la gente bien». Las Pankhurst y la WSPU, con sus alardes moralizantes, sus vestidos que costaban lo que un año de salario medio y sus impecables velos y sombreros, representaban teatralmente una fractura inconcebible hasta hacía bien poco en las tradicionalmente autoritarias familias burguesas. Eran al mismo tiempo escandalosas e inofensivas para el orden establecido, como un secreto de familia que se hace público. Carne de portadas y comentarios de sociedad.

En 1905 Emmeline Pankhurst y su hija abandonaron el Partido Laborista Independiente. A finales de 1906 el WSPU había adquirido ya entonces 47 sedes. En 1907 celebraron 5.000 actos en toda Gran Bretaña y comenzaron a publicar su propio periódico: «Votos por las mujeres». Con una base social propia, realizaron acciones cada vez más espectaculares. Su estrategia siempre se basó en la escenificación de su confrontación con los políticos. Al principio sus acciones consistían sobre todo en interrumpir a los políticos en actos públicos y enviar portavoces a la Cámara de los Comunes para interpelar o increpar al Primer Ministro. En febrero de 1907, en protesta porque el Rey no mencionara el sufragio femenino en el primer «Parlamento de Mujeres» en Caxton Hall, llevaron una resolución de protesta al Parlamento. Tan solo 400 mujeres marcharon hacia la Cámara de los Comunes, pero fueron recibidas por un cordón policial masivo. Sin embargo su aspecto -es decir, su imagen de clase- su negativa a ceder ante la policía que, por otro lado, en ningún momento golpeó a «las damas» y la decisión de las sufragistas de cumplir pequeñas sentencias en lugar de pagar multas, generaron un fuerte efecto propagandístico*.

Violencia y milenarismo

El éxito de las marchas y los arrestos, sembrarían la semilla de la estrategia de la WSPU de sus últimos años: hacer de las militantes de la WSPU, mártires de la «causa heroica» del sufragio. El salto de la representación simbólica, teatralizada, a las autolesiones, los intentos de suicidio, el vandalismo y todo un crescendo de violencia, fue motivado por la impaciencia y la desmoralización ocasionadas por la postura anti-sufragista del Primer Ministro Liberal elegido en 1907.

Las acciones «militantes» del WSPU estaban indeleblemente conectadas con el milenarismo cristiano heredado de la tradición puritana de la revolución cromweliana y el liberalismo británico. Las huelgas de hambre, la destrucción de propiedad, las campañas de incendios provocados, el intento de Emily Davison de suicidarse en la cárcel para convertirse en mártir y la retórica e ideología de la WSPU, formaban parte de una verdadera estrategia y moral de martirio de la WSPU. En el inédito «El precio de la libertad», de Emily Wilding Davison, el fetiche del martirio y la moral milenaria se expresa plenamente:

¿Puedo librarme de esta angustia?» grita la militante en voz alta en agonía, pero inmediatamente, como arrepentida por haber estado tan cerca de perder la Perla Impagable, con las palabras de todos los luchadores en pos del progreso, ella espeta: «Sin embargo, pagaré hasta este precio»; y en su retorcimiento se pregunta qué otra reivindicación se puede extraer de ella. El glorioso e inescrutable Espíritu de la Libertad tiene sólo una pena más en su poder: la entrega de la Vida misma. Es la consumación suprema del sacrificio, nada puede ser más alto o más grande. ¡Dar vida por los amigos, eso es glorioso, desinteresado, inspirador! ¡Pero recrear la tragedia del Calvario para las generaciones que aún no han nacido, ese es el último sacrificio consumado del Militante! No se encogerá de hombros ante este Nirvana. Ella será fiel hasta el final.

La obsesión por Juana de Arco, el énfasis en el martirio y la pureza, el fomento de la castidad tanto para hombres como para mujeres -simbolizado en el uso constante del color violeta y el blanco-, no pueden separarse de la estrategia política general y la visión del mundo del feminismo. La batalla milenaria entre el bien y el mal, entre la ley de dios y «la ley de los varones», entre la «ciudad de dios» y la «ciudad terrenal» formaron parte esencial de la imaginación de la WSPU.

Christabel Pankhurst articuló esta visión claramente en un mitin,

Por fin nos hemos puesto en marcha y hemos probado la alegría de la batalla. Nuestra sangre bulle. ¿Vamos a parar? ¡Nunca, nunca, nunca! No traicionaremos a las mujeres en prisión... Nuestros métodos son moralmente correctos... en una lucha por nuestros derechos como seres humanos se pueden hacer cosas que no serían correctas en otra causa... porque es divino cuando los débiles usan su poca fuerza contra las enormes fuerzas de la tiranía

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