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Las luchas en el sistema de enseñanza no hacen vacaciones

12/01/2021 | Actualidad

Después de las olas de huelgas en los centros franceses y portugueses este pasado otoño, la situación ha dado un nuevo giro. Los sindicatos han intentado encauzar los movimientos, se ha presentado un nuevo actor en Italia, nuevos movimientos en EEUU y la vacunación ha entrado en escena. Las consignas han ido evolucionando con la situación y la lucha sigue en ascenso, unas veces en forma de pequeñas huelgas aisladas y otras con formas espontáneas que ponen en jaque la vuelta a clase en todo un país.

En Francia, después de la ola de huelgas de noviembre en escuelas e institutos, los sindicatos se ofrecieron para pactar con las administraciones locales para asegurar los servicios públicos y encauzar la lucha de los trabajadores. En Marsella, por ejemplo, se aseguraron de dificultar las huelgas puntuales y espontáneas imponiendo la obligación de declarar la huelga con antelación y por tiempo limitado.

En nombre de la continuidad de ciertos servicios públicos esenciales, este mecanismo prevé la obligación de declarar una huelga con 48 horas de antelación y evita las huelgas en rosario. [...] Por lo tanto, ya no es posible hacer una huelga de sólo una hora al día, con una retirada equivalente del salario, lo que debería limitar la posibilidad de que el personal multiplique el número de días de huelga.

MarsActu

En Italia, los principales sindicatos también pactaron con el gobierno un acuerdo similar para contener las huelgas en educación en caso de que estallen.

La gran mayoría de los profesores [italianos] están convencidos de que las huelgas son inútiles, no inquietan a los gobiernos y sólo ahorran el dinero del Estado, pero esto no es lo que piensa el gobierno.

Tecnicha della scuola

La realidad es que los sindicatos se prepararon para bloquear o desescalar las huelgas, pero sus posibilidades de éxito dependen de si son capaces de encuadrar a los trabajadores o no. Y todo parece indicar que no será tan sencillo apaciguar la lucha. Incluso en Malta, donde los sindicatos se mantienen relativamente incuestionados, la preocupación y movilización social fue tan fuerte que arrastraron a los sindicatos de la enseñanza pública a una huelga de dos días que finalmente se amplió hasta cinco y tenía visos de escalar más allá de lo aceptable por el gobierno y los sindicatos. Finalmente solo pudieron desconvocar convirtiéndose en garantes de la promesa gubernamental de dar prioridad a las comunidades escolares en el proceso de vacunación. Una de las claves de esta movilización y su éxito fue que las escuelas privadas, en su mayoría bajo control eclesiástico, habían pasado por su cuenta a la enseñanza remota sin que el gobierno les forzara a volver a la presencialidad. La diferencia de rasero hizo tan abierto el clasismo y los objetivos de fondo del gobierno -mantener a los padres trabajando a toda costa- que el apoyo social a los maestros amenazó con desbordar el marco sindical.

El control sindical no está solo en jaque en Malta. Ya antes de navidades, profesores de instituto en Aberdeen, Gran Bretaña, anunciaban que harían huelga si no se extendían las clases a distancia durante los días inmediatamente anteriores y posteriores a las vacaciones escolares. Los planes sindicales en Marsella se vieron frustrados por la caída de la alcaldesa de la Primavera Marsellesa. Y en Italia no está nada claro que la línea Maginot sindical coincida con el curso real de las luchas que vienen.

El papel de los alumnos

De hecho, no fueron los profesores sino los alumnos quienes llamaron a la huelga la semana pasada. En contraste con la relativa pasividad de los docentes italianos, los estudiantes llevan haciendo huelgas para exigir mayores medidas de seguridad en las escuelas, institutos y transporte desde hace meses. El gobierno italiano se comprometió a una reapertura segura de las escuelas este enero, pero la campaña de vacunación va a un ritmo lentísimo y no se han mejorado las medidas sanitarias en las escuelas. Los alumnos se han movilizado contra tener que escoger entre una educación a distancia que no llega a muchos y los deja tirados por el camino o entre volver a clase sin ninguna garantía de seguridad.

Las huelgas estallaron el jueves pasado en Roma, saltando de instituto a instituto y sumando a los profesores al movimiento. Este fin de semana se amagó con una huelga en las escuelas de 15 regiones italianas, la inmensa mayoría del territorio. El movimiento consiguió que el gobierno retrasara una semana y media la vuelta a clase, pero no basta con que el gobierno esconda su incapacidad de respuesta con un retraso en la vuelta al cole.

Las consignas convergen en el llamado a acelerar el ritmo de vacunación y a mejorar las condiciones en las clases. Están evolucionando de un modo similar a como lo hicieron en Francia: no basta con mantener a los alumnos en casa, hay muchos estudiantes, especialmente entre la clase trabajadora más precaria, cuya educación se resiente bajo la educación a distancia. La educación a distancia no puede eternizarse y se deben mejorar las condiciones sanitarias en semi-presencialidad en los momentos en los que la situación pandémica lo permita, algo por lo que los alumnos y profesores italianos siguen luchando.

En España también están siendo los alumnos los que están cuestionando a un profesorado relativamente apático. La oleada de peticiones para evitar los exámenes presenciales que arrancó en Extremadura se ha extendido por casi todo el país. En principio se trataba de un gesto con poco vuelo, que como mucho, dejaba en evidencia el carácter faldero de los sindicatos estudiantiles. Pero el rechazo displicente por parte de los rectorados ha servido para colocar al profesorado ante una conversación incómoda para los sindicatos que está comenzando a permear a los institutos.

Francia: huelgas sindicales frente a huelgas dispersas

En Francia, la vuelta a clase ha transcurrido con relativa normalidad, los sindicatos muy a su pesar -faltaría más- han dejado hacer al estado sin oponerse y llamando a una huelga a final de mes, bien lejos de la vuelta a clase:

Las precauciones tomadas en noviembre pasado se mantienen sin cambios: por la mañana, los niños no se reúnen y van directamente a sus aulas. Pero el director de la escuela sigue preocupado: Es cierto que, con todo el caos de las vacaciones, podemos estar un poco preocupados, probablemente habría sido más prudente dejar a los niños en casa durante una semana, explica Patrick Capelle. Una opinión compartida por el representante del sindicato de la escuela, que cree que el protocolo podría haberse fortalecido a medida que se aproxima una tercera ola. Los sindicatos piden más recursos y lanzan un llamamiento nacional a la huelga el 26 de enero.

France Info

Independientemente de lo que decidan o no los grandes sindicatos, no pocos centros educativos aislados siguen yendo a huelga en Francia, donde por ejemplo el instituto Le Bris de Douarnenez ha ido a huelga en protesta por la falta crónica de personal, empeorada ahora por la pandemia.

Las Américas

En el continente americano, la vuelta al cole ha sido o se prevé animada. En Brasil, los sindicatos amenazan con llamar a una huelga de docentes en las escuelas si no se tiene un plan serio de vacunación para asegurar las medidas sanitarias básicas en los centros.

En EEUU, centenares de profesores en Phoenix, Arizona, organizaron un sickout -absentismo masivo alegando razones de salud- contra la vuelta a la escuela presencial en pleno pico pandémico. Según un docente en Chandler, Phoenix:

Los hospitales están llenos. Hemos tenido al menos 2 empleados muertos y al menos 2 padres (eso se hizo público) muertos por COVID-19. ¡¿Qué más se necesita para que la junta y el distrito recapaciten y la educación se haga a distancia hasta que sea seguro?! ¡¡Como mínimo, que sea a distancia durante las dos primeras semanas para permitir que las cifras mejoren un poco!! Tengo un amigo/colega cuyo marido lo tiene ahora, era uno de los más vulnerables. Se le espera en el trabajo la próxima semana. ¡Una locura!

Acabaron obteniendo una ampliación de la educación a distancia durante la peor fase del pico pandémico. Y el ejemplo cunde: en el distrito de Maricopa -también en Arizona- 13 escuelas cerraron por la movilización de los docentes. Los sindicatos tuvieron que aplicarse en los distritos circundantes para desactivar movimientos de sick-out similares. En algunos casos, como en el distrito de Gilbert, confesando que son sus propios miembros los que encabezan las protestas.

La movilización no se limita tampoco a Arizona. Menos de la mitad de los docentes de las escuelas públicas de Chicago se presentaron en las escuelas el lunes de la semana pasada. El 40% del personal de apoyo tampoco se presentó. La Chicago Public Schools, patronal de las escuelas públicas, emitió una declaración afirmando que:

Las abrumadoras pruebas científicas, la dirección experta y las experiencias de los distritos escolares de todo Illinois son claras: las escuelas pueden reabrir con seguridad con un plan integral en marcha. El Chicago Teachers Union [sindicato] no ha identificado ningún área en la que el plan del distrito no cumpla con las directrices de salud pública y las tácticas de última hora de la CTU son profundamente irrespetuosas con las 77.000 familias, en su mayoría negras y latinx, que seleccionaron el aprendizaje presencial. Es la expectativa del distrito que los maestros sin un informe de adecuación trabajen mañana, así como los directores, el personal de limpieza, los ingenieros y el personal de servicio de alimentos lo han hecho durante toda la pandemia.

Las escuelas condenan la táctica de último minuto del sindicato CTU... es decir, la decisión del CTU de dar su supuesto apoyo a los docentes que iban a hacer huelga de todas formas. Hasta ese momento el sindicato trataba de impedirla y presentaba como alternativa la presentación de demandas ante los juzgados y las recogidas de firmas. Solo cuando los trabajadores tomaron en sus propias manos la organización de la lucha, el sindicato pasó a apoyar. Eso sí, superponiendo a las exigencias de los trabajadores sus propias reivindicaciones.

El Chicago Teachers Union propone que las Escuelas Públicas de Chicago retrasen la enseñanza presencial hasta que todos los empleados hayan recibido al menos una dosis de la vacuna COVID-19, y que el sindicato y el distrito escolar alcancen un convenio que garantice un año escolar sin interrupciones. El sindicato también propone que, mientras tanto, Chicago Public Schools permita la enseñanza presencial entre el personal que se ofrezca a hacerlo con los estudiantes que quieran volver… Aunque el presidente del CTU, Jesse Sharkey, dijo que el sindicato no ha abandonado su reivindicación de utilizar la tasa de positividad del COVID-19 para orientar las decisiones de reapertura en lugar del doble de la tasa que ha adoptado el distrito, también expresó su deseo de llegar a un acuerdo.

Si no logra alcanzar un acuerdo, el sindicato tiene previsto organizar una votación entre sus miembros para autorizar la huelga. Esto significa que la huelga no comenzaría, como mínimo, antes de dos semanas. Pero mientras tanto Chicago Public Schools denegó más del 80% de las solicitudes de trabajo a distancia basadas en la necesidad de proteger a un miembro del hogar con patologías previas.

Los docentes y los estudiantes se movilizan por la vida y su seguridad, los sindicatos por mantener el sistema productivo en marcha caiga quien caiga

País a país, región a región vemos la misma tensión. Los trabajadores del sistema educativo se movilizan para defender una necesidad tan universal como básica: la seguridad y salud de la comunidad en la que viven. Los sindicatos, como los gobiernos y las administraciones educativas, tienen otra prioridad: el sistema educativo para ellos es ante todo una pieza del aparato productivo, por tanto, imponer condiciones sanitarias estrictas solo puede perturbar la recuperación de la rentabilidad en el conjunto de la economía (=acumulación).

Si estos movimientos son tan importantes hoy, es porque materializan con claridad un fenómeno mundial e irreversible: el conflicto permanente entre las necesidades humanas universales y las exigencias del capital. No es nada abstracto, no ocurre en un plano teórico: lo que vemos frente a nuestros ojos es a dos clases sociales intentando defender dos principios antagónicos. Los trabajadores defienden la vida, el capital a través de sindicatos y gobiernos, la rentabilidad. Es desde ahí desde donde, como clase, debemos ganar consciencia de nuestras posibilidades y medios y seguir avanzando.