Las huelgas no son «egoistas»
Cuando los trabajadores nos enfrentamos a la empresa en la que trabajamos, se enfrentan dos lógicas opuestas. Nosotros luchamos por satisfacer necesidades. Digan lo que digan, no son «necesidades egoistas», son necesidades humanas -bienestar y condiciones decentes de trabajo. Necesidades que querríamos ver satisfechas para todo el mundo y para las que no resta el bienestar de nadie. Las empresas oponen a eso la importancia de pagar un dividendo al capital invertido en ellas. Dividendos que salen del trabajo de todos.
Tienen el descaro de exigirnos solidaridad, es decir que sacrifiquemos nuestras necesidades para pagar más dividendo. Tienen el descaro de decirnos que nuestras necesidades dependen del beneficio y que sin dividendos a repartir nuestras necesidades, nuestra vida y la de los nuestros, no son «justas» sino «egoístas».
Lo que es peor, los dividendos que consiguen se convierten en más capital que tiene que ser amortizado y producir más dividendos. Y cada vez deja menos para las necesidades de los trabajadores que hacemos las cosas y producimos los servicios. Una sociedad así, que opone cada vez más los medios, las herramientas que se usan para producir, a las necesidades humanas es el mundo al revés. Y es el mundo en que vivimos. De ahí salen las guerras que se multiplican, la destrucción de la Naturaleza, la exclusión de millones de personas… Y la única manera de darle la vuelta es poner las necesidades humanas por delante del capital.
Defendiendo nuestras necesidades en cada huelga, en cada empresa, los trabajadores mostramos que es posible y necesario un mundo «al derecho», un mundo organizado en función de las necesidades humanas y no en función del dividendo.
Esa sociedad organizada en función de las necesidades de todos, es lo que se llama «comunismo». Es justo lo opuesto de las dictaduras totalitarias, del militarismo y del nacionalismo. Es por esa sociedad, la única que puede ofrecernos un futuro, por la que luchamos en «Emancipación».