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La UE diseña la «recuperación» tras el Covid

25/03/2020 | UE

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, irrumpió anoche en el informativo nocturno de la televisión española. Esta vez no ensayó un mensaje vacío, casi papal, como el que hizo en italiano. En su lugar, desplegó una serie de juicios que no podían sino dejar helados a la audiencia. La imagen, completaba el resultado de la reunión de urgencia de los ministros de economía. Alemania está en dar un «tratamiento a la griega» a los estados más afectados por el Covid.

Von der Leyen comenzó poniendo en valor la compra conjunta de material médico insistiendo en que gracias a ella «España va a tener todo lo que necesita». Y listó: «mascarillas, guantes, gafas que es lo que España necesita». En realidad, lo que se hacía evidente a cualquiera que hubiera visto las noticias anoche o en cualquiera de los días anteriores, es que lo que hace falta, tanto en España como en Italia, Francia, Grecia o Portugal, es personal sanitario, camas hospitalarias y UCIs equipadas. A estas alturas hacen falta ya hasta morgues. Es decir, todo lo que se erosionó y redujo durante años como parte de una política general de desmantelamiento y privatización de la sanidad en la que participaron todos los gobiernos -derechas e izquierdas- y que encontró en la UE su principio de autoridad y en la «política de austeridad» su acelerador. Durante décadas transfirieron rentas del trabajo al capital reduciendo los «costes de manteniemiento» de la ‎fuerza de trabajo‎ y debilitando la capacidad de respuesta frente a una emergencia como la actual. Y ahora resulta que «aquí no ha pasado nada» y todo se arregla con unas cuantas toneladas de mascarillas y gafas de usar y tirar.

Pero si las referencias a la crisis sanitaria eran hirientes, las que apuntaban a la política económica lo eran aun más. Dos ideas brutales: la bondad y «la flexibilidad de las normas de la UE» habría quedado demostrada al haber permitido el «plan de choque» de Sánchez y, ante la demanda de éste de un «plan Marshall» a base de «eurobonos», una de humor negro merkeliano: «el presupuesto de la UE es un Plan Marshall».

¿Qué significa para los trabajadores el debate sobre los eurobonos?

Y es que ayer se reunió también el consejo de ministros de economía de la Unión. Sobre la mesa las herramientas que van a dar forma a la política económica de «recuperación». En lo fundamental están de acuerdo y por eso todos los planes de choque se parecen tanto: se trata de reanimar el capital nacional a través de una transferencia de rentas masiva del trabajo al capital. No es nada original. Como vemos en el gráfico de arriba, cada recesión y crisis del capital nacional se ha saldado con una transferencia de este tipo... el resultado acumulado en España ha sido que la participación de los salarios -que no solo incluyen los de los trabajadores- en la renta nacional cayó un 20% entre 1978 y 2018.

Aun antes de la epidemia, era claro que el capital europeo y mundial, casi doce años después del crack de 2008, seguía sin recuperarse. Y si entonces discutían el «pacto verde» como la forma de organizar una transferencia de choque, ahora la caída de demanda global y el parón de actividad que supone el confinamiento, aceleran los planes de «recuperación» a nuestra costa.

La cuestión es cómo se reparte entre los países, es decir, cuanto se asalta a los trabajadores en cada estado. Las alternativas son las mismas que frente a la crisis de deuda en Grecia en 2009: un colchón financiero que mutualice el riesgo entre los estados. La primera opción son los famosos «eurobonos», ahora rebautizados como «coronabonos», la segunda el «Mecanismo Europeo de Estabilidad» (MEDE).

Los eurobonos mutualizarían el riesgo entre los estados, es decir, el «riesgo país» de los más afectados no aumentaría significativamente y por tanto el tipo de interés que pagarían los estados para financiarse no se separaría demasiado del alemán que sirve de referencia. Como resultado, los ataques a las condiciones de vida y trabajo -incluídos los recortes en el sistema sanitario- se homogeneizarían relativamente entre los estados. Los capitales nacionales no perderían «competitividad» por ser un poco menos draconianos.

La opción MEDE, tendría en primer lugar mucho menor volumen... lo que empujaría a los estados a ser más agresivos contra las condiciones de sus trabajadores. Además dispararía el «riesgo país» de los afectados. Esto significa en primer lugar que España, Portugal, Italia o Francia, tendrían que pagar intereses mayores por su deuda pública... y por tanto, para recuperar la salud del capital nacional, tendrían que ser aun más rápidos y brutales a la hora de asaltar los ingresos reales de los trabajadores. En segundo lugar, la diferencia de tasas produciría que gigantescos flujos de capital especulativo buscaran refugio en Alemania, Holanda y otros países del Norte europeo de riesgo menor. Sí. El capital alemán se fortaleció y obtuvo miles de millones de euros a cuenta del desastre griego. Por eso ahora la burguesía alemana comenzó jugando a negar que la epidemia estuviera afectando realmente al país y en consecuencia negándose a tomar medidas contra la propagación y por eso Holanda y Alemania son las cabezas de la resistencia contra los eurobonos. Están jugando una posición estratégica pensando ya en una transferencia de capitales a su favor.

El futuro de la UE y los trabajadores

Es difícil pensar una asociación entre estados y capitales con una base más contradictoria que la UE de hoy: cuanto más difícil se pongan las cosas para sus socios y clientes cautivos, mejor será el balance del capital alemán. No es que, como nos dicen en los medios el covid vaya a animar por no se sabe qué fiebre irracionalista al «populismo antieuropeista», es que las burguesías nacionales, especialmente en los países que más sufran la epidemia, van a ser cada vez más reticentes del balance que pueden obtener si siguen en unos mecanismos UE pensados a la medida de Alemania.

Pero no nos engañemos. La diferencia entre MEDE y eurobonos, como todas las diferencias entre los bandos de las batallas imperialistas internas de la UE, no representan ninguna alternativa para los trabajadores y las grandes mayorías de la sociedad en ningún país. Ganadores y perdedores de las reyertas inter-imperialistas en la UE tienen un objetivo común: la «recuperación», esto es, organizar una transferencia de rentas salvaje del trabajo al capital. Una vez más, como siempre, como en cualquier conflicto imperialista, ‎ el enemigo principal está en el propio país‎.