La novela del Brexit
Una de las cosas más significativas del momento histórico es que los convulsos acontecimientos que vivimos en presente no produzcan buena literatura. Ni siquiera literatura entretenida. Pero hay excepciones. «Un hombre decente» de John Le Carré, es una de ellas.
El argumento de Le Carré es menos laberíntico que otras ocasiones. Un jefe de operaciones del MI6 en retirada que se hace cargo de la estación de Londres. Una joven pareja de badminton que, al viejo estilo del radicalismo británico, de Smith a Pankhurst, seculariza la ira puritana en odio hacia la deriva brexiter y la acelerada descomposición institucional causada por su sometimiento al trumpismo. La planificación de una conspiración post-Brexit entre CIA y MI6 para multiplicar la cizaña en la UE. La miopía alemana. El oportunismo ruso. Y unos «servicios» dispuestos a triturar todo y a todos con esa una mezcla de mezquindad humana, eficiencia tecnológica, soberbia intelectual e incompetencia política que caracteriza a la clase dirigente británica desde tiempos de Petty.
No parece ser el objetivo de Le Carré con el libro, pero el resultado acaba siendo una denuncia de los peligros de la santa furia progre dado lo limitado de sus perspectivas. No lo hace relatando el carácter inevitablemente perversor de toda escalada contra un rival para el que todo vale, al estilo de la tercera temporada de «The Good Fight», sino reivindicando la «inocencia» del «indignado», del «whistleblower»... aunque no puede sino admitir que, carentes de maquinaria económica y burocrática propia no tienen otro futuro que la autodestrucción tras el bello gesto.
«Un hombre decente» es, a su manera, la confesión de la impotencia de los demócratas, ese conservadurismo cuyos sabores (conservador, liberal, demócrata-cristiano y socialdemócrata), solo sutilmente diferentes entre sí, han sido los platos principales de la carta ideológica de los estados europeos desde la posguerra. El colapso del viejo aparato político supone para un hombre como Le Carré un terremoto que hubiera transformado en escombros las calles y plazas en las que vivió toda su vida. Como todo terremoto de cierta importancia, el referendum del Brexit y el triunfo de Trump dejaron un paisaje que solo puede parecerle caótico. En una entrevista promocional dice:
Ahora solo tenemos los extremos. Dos partidos políticos; ambos, anarquistas en cierto modo, porque los dos están tratando de destruir las instituciones y volver a empezar.
Obviamente, lo interesante es siempre ir a las causas. ¿Qué llevó al Brexit? ¿Por qué Trump está ahí? ¿Por qué el mundo tal y como lo interpretaban a la caída del muro no va a volver? Le Carré, como la derecha y la izquierda conservadoras, no puede ni siquiera preguntárselo. Aun no quiere reconocer que los daños son irreparables. Pero lo sabe. Y a su modo, lo confiesa con un final tan abrupto como falsamente optimista. Lo cual no significa que no tire cabos insinuando continuidades para su mundo, aunque ya bajo las nuevas reglas de la bronca, las fake news y la guerra de todos contra todos. Dos detalles tal vez simbólicos, tal vez intencionados pero en cualquier caso muy significativos: primero la hija del protagonista, que pasa de adolescente rebelde a «buena chica», se despide de la trama pasándole a su padre libros sobre el «inminente apocalipsis» climático; detalle final, cuando quiere pensar un exilio posible para la «inocencia» del radicalismo demócrata inglés... recupera dos agentes catalanes de su pasado. Los viejos conspiradores nunca cambian.