La moral como MacGuffin
Lodge 49, posiblemente la mejor serie en emisión, llega al final de su segunda temporada y hace su mensaje moral explícito.
Vidas precarizadas y vaciadas de sentido. Vidas en «zugzwang» que solo pueden seguir adelante aun sabiendo que todo lo que se les permite hacer empeorará su situación. La logia que da nombre a la serie es un ruinoso contenedor de mitos vacíos; los trabajos que contratan ni siquiera pagan los magros salarios que prometen; las aspiraciones de bienestar, un imposible. Y la pregunta constante: ¿tiene sentido buscar un sentido?
Evidentemente la respuesta iba a ser positiva. «Lodge 49» es un relato moral contado con gracia, inocencia y ternura. No podía acabar de otra manera. ¿El mensaje? Cuanto más estés en zugzwang más necesitas comportarte como si creyeras que hay un futuro. Y da igual qué futuro sea. Da igual incluso que realmente creas en ese futuro o no.
No, no es la moral comunista. Tampoco cabía esperarlo. Llega a lo máximo que puede algo que no deja de ser ideología producida industrialmente: negar la moral instrumentalizadora que nos rodea para afirmar que solo el futuro nos permite resistir a la implacabilidad de ser negados permamentemente en todas las facetas de nuestras vidas y de nuestra representación. Ya es bastante.
Es más, el último episodio, que se emitirá este fin de semana en EEUU, va a remachar una idea: que al movernos por el futuro, hacia el futuro, por fantástico e increíble que pueda parecer, no solo encontraremos sentido sino que crearemos auténtica comunidad. En la trama, la logia 49 volverá a la vida no por ningún fetiche mágico («los rollos») sino porque sus miembros, por motivos distintos y algunos incluso sin motivo, se pusieron en marcha para conseguirlos. Muy simbólicamente, «los rollos» no tienen ningún valor ni siquiera para quienes los poseen: la subasta donde han de hacerse con ellos solo saca a ofertas la bolsa de deporte que los contiene. Los rollos, en el mercado, no valen nada. Es la frontera más avanzada a la que puede llegar la moral comunitaria, la moral de resistencia. Para ella el futuro lo es todo y no es nada al mismo tiempo. Es un MacGuffin: un motor de la acción que es irrelevante en sus resultados, un ajeno incomprensible.
Pero ¿es realmente éso una respuesta? ¿Basta con resistir? ¿Basta para resistir con seguir adelante sin importar a dónde se va?