La guerra en Libia amenaza con superar al desastre sirio
Turquía está desplegando hoy mismo 2.000 soldados sirios en Trípoli. Egipto amenaza con responder a «la invasión turca». Y Europa, dividida entre los intereses franceses, alemanes e italianos, se prepara para una nueva cumbre entre las facciones libias opuestas y sus patrocinadores este fin de semana en Berlín.
Cerrábamos la semana pasada con la idea de que Libia no era una «pequeña» Siria sino que estaba el límite de convertirse en un nuevo y peligroso torbellino de conflictos imperialistas, aun más peligroso e inestable que el Golfo pérsico. Y la expectativa de un acuerdo de alto el fuego patrocinado por Turquía -que apoya al gobierno de Trípoli para sostener sus ambiciones sobre el gas en el Mediterráneo oriental- y Rusia que apoya y arma al ejército de Bengasi dirigido por el mariscal Haftar.
El fallido acuerdo de alto en fuego
La cumbre entre Haftar y Al-Sarraj organizada por Rusia durante el fin de semana no satisfizo las expectativas turcas. Aunque los aliados árabes de Haftar llegaron a filtrar un borrador de acuerdo en el que las tropas de Bengasi paraban sus ataques a cambio de que Turquía no enviara tropas, Haftar pidió tiempo primero y finalmente se retiró sin firmar ningún compromiso.
El gobierno turco enfureció y Erdogan prometió «dar una lección» a Haftar. Lección que se materializó en poco más de 48 horas con la llegada a Trípoli de 2.000 soldados sirios entrenados y armados por Turquía. EEUU exigió casi inmediatamente la salida de Libia de los «mercenarios turcos y rusos», seguido de cerca por la [UE que, ignorando la posición italiana, cargó contra Turquía y Rusa](http://www.avgi.gr/article/10927/10604454/e-ee-steliteuei-ten-emploke-rosias-kai-tourkias-ste-syrraxe-ste-libye EEUU).
La proyección de la guerra hacia Grecia
Las respuestas se tensan entre otras cosas porque mientras tanto, se descubría una gran reserva de gas frente a costas de Creta (Grecia) en aguas que según el tratado entre el gobierno de Trípoli y Turquía quedarían en disputa entre Turquía y Grecia. EEUU, apoyando a Egipto y Grecia, que a su vez apoyan también a Haftar, se apresuró a calificar el acuerdo de fronteras marítimas entre Turquía y Libia como «una provocación inútil».
El papel de Alemania y su propio juego con Rusia
En el fracaso de las negociaciones de Moscú no es desde luego irrelevante el papel de Alemania y Francia. Merkel, que apostó desde el principio por torpedear el alto el fuego cocinado por Putin y Erdogan la semana pasada, viajó por sorpresa a Moscú y aun antes de conocerse el resultado final propuso una nueva cumbre, en Berlín, para este fin de semana.
El papel de Francia y la proyección de la guerra hacia el Sahel
Mientras, Francia que juega desde el principio incómoda con Haftar tiene movilizados más de 4.000 soldados al sur de Libia, en su propia y creciente guerra en el Sahel. Esta misma semana Níger sufrió un récord de bajas en una sola operación cuando 89 soldados perdieron la vida en combate junto a la frontera maliense.
Francia, que teme que la guerra se torne un contínuo inmanejable desde Centroáfrica a Trípoli está convirtiendo abiertamente a los cinco países de la región en un protectorado. Y en esa condición llamaba a sus gobiernos esta semana a una cumbre en Pau exigiéndoles una petición explícita de envío de tropas y abroncándolos por no ser suficientemente contundentes contra el «sentimiento antifrancés».
¿La realidad? Macron quiere pisar el acelerador de la guerra, exigiendo «entusiasmo» a unos gobernantes cada vez más dependientes, concentrando el mando de los ejércitos locales y las tropas de intervención antes de que los frentes libios tengan opción de fundirse con los sahelianos. Algo muy lejos de unos gobiernos que se sienten cada vez más puestos en cuestión por la reacción nacionalista alentada por Rusia. Esta misma semana supimos que el gobierno de Mali había liberado en secreto a dirigentes jihadistas capturados para ampliar el ámbito de las negociaciones de paz más allá de lo que Francia está dispuesta a aceptar.
Italia
La tensión entre Italia y Francia-Alemania, ha demostrado con la salida de Salvini del gabinete que no era «ideológica», sino que estaba anclada en diferencias de intereses imperialistas profundos dentro y fuera de la UE. En Libia Italia juega sin recato con Trípoli, entregándole material de guerra -entre otras cosas las famosas patrulleras- y saltándose el bloqueo UE. Fue el único país europeo en apoyar las negociaciones de Moscú. De momento, Conte, no sin críticas de Berlusconi por la pérdida de peso italiano en la partida libia -una vieja colonia mussoliniana-, asegura que Italia no mandará tropas y fía la tregua a la cumbre de Berlín aduciendo que estarán Erdogan y Putin.
La espoleta árabe
Pero la espoleta que puede hacer saltar por los aires a corto plazo la situación en Libia está en el difícil equilibrio entre los países vecinos. Argelia ha anunciado que su flamante presidente asistirá a Berlín con el objetivo de parar diplomáticamente a Haftar. Hoy mismo Egipto enseñaba los dientes y amenaza con una intervención directa en apoyo de Haftar ante lo que califica como una «invasión turca». Frente a las amenazas egipcias el gobierno de Trípoli se declaraba en «estado de guerra» contra Emiratos, el otro aliado de Haftar y rival directo de Turquía en el Cuerno de Africa.
Qué esperar
A menos de una semana de la última crisis entre EEUU e Irán, la guerra libia amenaza extensión. Mientras los intereses imperialistas de unos y otros no encuentren contestación de sus propias fronteras, no habrá respiro. Pero tampoco vale cualquier contestación. Pocos ejemplos como Siria o Libia de hasta que punto las «luchas populares» son indefectiblemente instrumentalizadas para convertirse en herramientas de los imperialismos en juego. Los otrora protagonistas de la «primavera siria» hoy son mercenarios de Turquía que mueren y matan en Trípoli a cambio de una promesa de nacionalidad y papeles. Solo las luchas de los trabajadores como tales pueden poner coto a esta sucesión infernal de paseos tumultuarios al borde del abismo.