La «fiesta de los sindicatos»
La «fiesta de los sindicatos» ha dejado sus mensajes: apoyo a la guerra y celebración del capitalismo de guerra que nos están imponiendo y que comienza por un ataque directo a la capacidad de compra de los salarios.
Los sindicatos y la guerra de Ucrania
Lo primero que ha dicho el Secretario General de UGT tras la procesión de Madrid: este 1 de mayo pretende representar el apoyo de «los trabajadores del planeta» al estado ucraniano y sus organizaciones sindicales en la guerra que todos hacen por eternizar.
Ni una palabra para los trabajadores rusos. Ni un atisbo de llamamiento a derrocar a ambos regímenes que han preparado y empujado a la matanza de hoy. Ni siquiera un mínimo esfuerzo argumentativo para justificar las mentiras defensistas. Invisibilización total del imperialismo y del juego imperialista. Apoyo y encuadramiento puro y duro alrededor de la matanza.
No cabía esperar otra cosa. Los sindicatos deben lo que son hoy, monopolistas reconocidos de la fuerza de trabajo, precisamente a su papel en dos guerras mundiales. Y no luchando contra ella.
Y, como es lógico, esa naturaleza estatal de la organización sindical en nuestros tiempos tenía que manifestarse también en lo que nos invitaban hoy a festejar: los supuestos triunfos de los trabajadores a lo largo de éste último año, y lo que viene por delante.
La guerra en casa: los sindicatos y la economía de guerra
CCOO y UGT llevan desde diciembre pasado llamando a que durante al menos los próximos dos años, en todos los sectores, las subidas salariales sean menores que la inflación. Llueve sobre mojado, llevamos 10 años de erosión salarial sin pausa. Sólo el año pasado los salarios subieron 3 veces menos que la inflación. El 16% no llegó ni a eso y vió sus salarios nominales congelados.
Pero tras la invasión de Ucrania por Rusia, el juego se agrava. Los capitales nacionales de toda la UE inician rápidamente un salto hacia el militarismo y la economía de guerra. Los sindicatos cierran filas con mensajes defensistas mientra se abre la perspectiva de un empobrecimiento serio y masivo que ni puede vestirse fácilmente como pasajero ni imponerse sin una movilización de todo el aparato del estado. Y de nuevo los sindicatos son los primeros al acudir llamamiento a cerrar filas del capital nacional.
Hoy nos repetirán que quieren el «diálogo social» para mantener el poder adquisitivo de los salarios. Pero si leemos la letra pequeña queda claro el escaso alcance de su empeño: quieren limitar las subidas iguales a la inflación a los convenios de las grandes donde ya está establecido como mecanismo automático. Y si para el 30% de los trabajadores -que es el alcance máximo, exagerando mucho, de esos convenios- eso ya significaría una pérdida de capacidad de compra, para el resto equivale aceptar un hachazo en sus condiciones más básicas.
Y es que como ha remarcado el propio presidente Sánchez, no se trata de estabilizar la capacidad de compra de los salarios, sino el coste salarial de las empresas, protegerlas de las actualizaciones que compensarían la inflación.
Como repetían hoy los secretarios generales de CCOO y UGT: una verdadera «fiesta de los sindicatos».