La clase sigue luchando por todo el mundo
Las huelgas han seguido estallando y extendiéndose por el mundo independientemente de la apariencia de nueva normalidad que propagan los medios. Hay miles de huelgas y multitud de luchas locales, pero una buena parte de ellas responden a fenómenos globales del momento, como los efectos de la pandemia de covid sobre los sistemas sanitarios y educativos. Veamos unas muestras de la respuesta de la clase a nivel global y la reacción de los sindicatos que intentan encuadrarla.
Siguen las huelgas en la educación y la sanidad europeas
Las huelgas en las escuelas e institutos franceses han seguido estallando por todo el territorio nacional. La ola de huelgas en liceos de las primeras semanas de noviembre consiguió torcer el brazo del gobierno francés que las había calificado como indecentes y fuera de lugar. Se permitió hacer clases híbridas en alternando lo presencial y lo virtual para descongestionar los centros de bachillerato. A esto siguió una en las escuelas reivindicando también el paso a la enseñanza híbrida. Pero aunque se obtuvieron personal y medios materiales en algunos centros, el gobierno no volvió a dar su brazo a torcer.
A partir de ese momento y en lugar de continuar con las huelgas de centros enteros, los sindicatos se pusieron a convocar jornadas de huelga por categorías específicas de trabajadores. No solo dividía fuerzas, era un sinsentido: los centros pueden funcionar sin cantinas, pero no sin los asistentes educativos. Estos trabajadores se ocupan de vigilar que se cumplan las condiciones de higiene y de guiar a grandes grupos de alumnos. El centro está obligado a cerrar de todos modos si la mayoría de los asistentes hacen huelga. Pero aún así los sindicatos llamaron a la huelga de asistentes. En varios centros los profesores se dieron cuenta del despropósito y se unieron a la huelga. Hubo decenas de centros con seguimiento unánime en departamentos como Côtes d’Armor en Bretaña. La huelga en el instituto de secundaria Fouquet de Mormant resume bien la situación. El 70% del personal hizo huelga y distribuyó un volante que decía:
La falta de medios humanos pone en peligro la seguridad de los alumnos y del personal, nuestro instituto se encuentra bajo presión
La asociación de padres está de acuerdo y escribe:
La gente está al borde de la extenuación, están enfermos por no poder organizar todo correctamente. El personal técnico, encargado de montar el protocolo sanitario, se encuentra desbordado, y los asistentes educativos, encargados de hacerlo respetar, no tienen suficientes efectivos. ¡A veces tienen que ocuparse de 180 alumnos permanentemente!
Siguen estallando huelgas en centros aislados al margen de las convocatorias sindicales y se planean más jornadas sindicales en enero. Queda por ver cómo evolucionará la respuesta de los trabajadores educativos y del estado.
Si las grandes huelgas educativas han conseguido doblegar al gobierno francés obteniendo concesiones, las jornadas de huelga sindicales -en realidad pequeñas marchas y concentraciones frente a los centros- en los hospitales franceses no han servido para mejorar la situación de sobrecarga y falta de medios en los hospitales. Como decían los médicos de urgencias del hospital de Doullens:
La huelga no ha sido realmente útil. Nos falta de todo, pero la situación es así en muchos hospitales públicos. Los reclutamientos de personal son cada vez más difíciles. Vamos a desprogramar las actividades que pueden serlo para aumentar los medios humanos y materiales. […] La crisis sanitaria ha precipitado un problema que existe desde hace años, la existencia de una seria falta de medios en los hospitales.
Esta situación es similar a la del resto de países de Europa occidental. En España, los sanitarios de las UCI del hospital Clínico de Vigo hacían huelgas simbólicas a finales de noviembre para denunciar que el acuerdo al que habían llegado con el gobierno autonómico no había sido cumplido. Según lo prometido por el gobierno gallego, las UCIs tendrían que haber sido reacondicionadas y mejoradas para enfrentar la segunda ola. En realidad, no se hizo nada ni se gastó un solo euro en ellas. Y menos aún para solucionar la falta de personal.
En Italia, los sanitarios de la ciudad de Milán acabaron protagonizando una manifestación al margen de los sindicatos y subiendo al tejado para colgar una pancarta contra la administración de los hospitales de Santi Paolo y Carlo. Los sanitarios habían denunciado en una carta pública la falta de medios materiales y humanos y unas normas de triage que no les permitían intubar pacientes de covid según su historia clínica. El gerente general de los hospitales presionó y acabó destituyendo al jefe de la sala de urgencias por negarse este último a descalificar y rebatir lo que decían los sanitarios de urgencias. El estallido fue inmediato. El sindicato dio su apoyo desde fuera.
La situación es límite en muchos hospitales europeos. En Suiza y Alemania están saturadas y la prensa alemana asegura que el 50% de los que entran en ellas mueren. Después del cinismo del espectáculo de aplausos en primavera, que fue impulsado desde los medios y el estado en casi todos los casos, los hospitales han sido dejados a merced de la segunda ola, sin las mejoras prometidas. Son invisibles a la vista de los medios. Hay convocada una huelga sindical en los hospitales italianos en diciembre -ya ha sido postergada una vez-, pero corre el riesgo de convertirse en un paseo sin consecuencias como las huelgas en Francia si se queda bajo control sindical.
La clase se mueve en el norte de África
Las luchas en el norte de África han ido en aumento desde esta primavera. El movimiento se desarrolló en un principio en Túnez, pero han ido aumentando también en Argelia donde la extensión del covid por el sistema educativo ya ha causado varias huelgas. El 70% de los institutos de Argel tenían a mediados de noviembre al menos a un miembro del personal infectado, lo que sumado a los salarios impagos y a las declaraciones del ministro de sanidad acusando a los profesores y personal administrativo de ser la fuente de contagios en el ámbito escolar fue el detonante de diferentes huelgas escolares. Una de las últimas, en la región de M’sila, se topó con la represión estatal:
El movimiento de huelga fue iniciado por 4 sindicatos de enseñanza que han improvisado una marcha de docentes impresionante que se han solidarizado entre ellos, mostrando una verdadera determinación a acabar con estos abusos. Esta determinación se ha ganado el respeto de la población de M’sila, después de que algunos internautas lo anunciaran por las redes sociales. […] Una violencia inesperada ha caracterizado la intervención de las fuerzas del orden. Una parte de los policías se ha dedicado a requisar los teléfonos móviles al mismo tiempo que los otros se dedicaban a aporrear indiscriminadamente. Hombres y mujeres han resultado heridos, entre ellos un sustituto con el hombro completamente dislocado. Ocho docentes han sido arrestados.
La consigna de la marcha fue ¡No se trata ya de salarios, sino de dignidad!, y todo apunta a que las luchas en Argelia van a seguir en aumento. En Túnez la situación sigue muy tensa, como indicaba hace unos días el presidente tunecino calificando a la proliferación de las huelgas como un caos. El covid, los salarios impagos y el pésimo estado de las infraestructuras públicas y sanitarias causan la ira de los trabajadores. Hace unos días, un médico joven murió al caerse por el agujero de un ascensor averiado en su hospital después de un turno de 24 horas. La protesta estalló inmediatamente:
¡No podemos más! Hace años que nos movilizamos, que denunciamos esta situación en vano. Y ha vuelto a haber un desastre. Con la crisis sanitaria del Covid-19, hemos redoblado nuestras alertas sobre el estado de nuestros hospitales y nuestras condiciones de trabajo, ¿por qué no se ha hecho nada?
El mes pasado se declaró una huelga general local en Enfidha por razones similares, después de que una joven trabajadora muriera arrastrada por las inundaciones al volver del trabajo. Un accidente causado en realidad por el estado desastroso de la infraestructura local. El estado de hastío general está retratado en un vídeo que se hizo viral a principios de diciembre, en el que parecía verse a una figura lanzándose desde la azotea de un hotel de lujo en pleno centro de la capital tunecina. Era un muñeco lanzado por los trabajadores en huelga del hotel El Hana, que anunciaban en sus pancartas Hoy es un muñeco, mañana será un empleado.
Zancadillas sindicales y victorias en Canadá y EEUU
En Canadá y EEUU las huelgas en centros escolares han ido creciendo este último par de meses. Las escuelas canadienses siguen entrando en huega denunciando la falta de medios y de seguridad ante la pandemia o problemas salariales. El abanico va desde huelgas al margen de los sindicatos en centros aislados a huelgas sindicales en regiones enteras de Quebec.
Aún está presente el comportamiento bochornoso del sindicato médico en Alberta a finales de octubre, cuando las bases -llevando incluso las pancartas del sindicato- se pusieron en huelga espontánea en varios hospitales de la región por la mala situación de los hospitales ante el covid y el sindicato se apresuró a decir que no habían iniciado ellos la acción y a llamar a los trabajadores a volver al trabajo. La situación hospitalaria en Alberta, huelga decirlo, no ha mejorado a día de hoy.
Algo similar ha sucedido con la huelga de docentes en Cleveland Heights, Ohio. Esta huelga llevaba tiempo anunciada y el distrito amenazó a los trabajadores con quitarles la cobertura sanitaria si seguían adelante. El miércoles 3 de diciembre debía empezar la huelga, pero los trabajadores descubrieron asombrados que el sindicato la había cancelado en el último momento, pactando por su cuenta con la empresa una un mal acuerdo para los trabajadores.
Aunque los detalles del nuevo convenio no han sido emitidos, un intento previo de acuerdo entre el distrito y el sindicato, que fue tumbado por las bases del CHTU, incluía una subida en el coste de la sanidad del 6 al 15% además de otras partes de copago y deductibles. Según el sindicato CHTU, la subida en las primas costaría entre 3.000 y 5.000 dólares para muchos profesores. […] El hecho de que muchos profesores se pusieran a instalar piquetes el miércoles por la mañana, bajo unas temperaturas gélidas y la intimidación del distrito era una señal clara de que los profesores querían llevar una lucha contra la austeridad y las malas condiciones sanitarias. Sin embargo, el sindicato saboteó estos esfuerzos, colaborando con el superintendente y el comité de educación para evitar rápidamente la huelga e intentar hacer pasar por la fuerza un acuerdo con concesiones por parte de los trabajadores.
Sin embargo, no todo son malas noticias. El mismo día había otra huelga docente en Carolina del Sur, en Lexington-Richland. Aquí sí que hubo huelga y se cerraron tres institutos, forzando al comité de educación local a aceptar las peticiones de los profesores e implementar la enseñanza híbrida para reducir el tamaño de los grupos de alumnos.
Resumiendo, en Norteamérica el sabotaje sindical ha bloqueado huelgas y movilizaciones, pero la combatividad sigue alta y ha habido alguna victoria aislada. Además, los sanitarios siguen luchando para que la situación en los hospitales mejore después de que los aplausos se hayan acabado.
Argentina
En Argentina solo en esta semana hemos registrado más de una treintena de huelgas. Lo interesante es que las luchas se están desplazando hacia sectores con cada vez más concentración de trabajadores, sectores críticos para el capital argentino.
Un ejemplo es el de los trabajadores de las minas donde se obtiene la piedra para elaborar el cemento portland, fundamental para la construcción. Actividad que viene recuperandose. Si la huelga continúa, en seis días habrá desabastecimiento. Otro el de los trabajadores aceiteros y recibidores de granos. No hubo acuerdo entre sindicatos y empresas y continúa el conflicto arrastrando otros sectores. Este conflicto hace perder a la burguesía 100 millones de dólares por día en exportaciones, lo que da poder de negociación a los trabajadores frente al conjunto del capital y el gobierno, dada la dependencia del capital nacional como un todo del sector exportador. Además, con las reservas en mínimos, la industria nacional tiene problemas porque no hay dólares para importar componentes imprescindibles... con lo que se persona también como parte interesada.
Es decir, no solo va desarrollándose una respuesta de la clase a los ataques de estos meses de pandemia y los que le vienen encima como ajuste sino que por la propia estructura del capital argentino, las fuerzas tienden a concentrarse enfrentando cada vez más abiertamente las huelgas más potentes al conjunto del capital... y los sindicatos.